Esta pasada
madrugada, entre las cinco y las seis, ha habido tormenta en este Realejos. Con
algo de lluvia, pero escasa. Los relámpagos se encargaron de iluminar, y
bien, el Valle de La Orotava. Aunque sigue sin refrescar con fundamento. Pensé,
mientras, que ya el alcalde había conseguido desbloquear en Bruselas esa
normativa que pretende regular de manera más estricta las exhibiciones
pirotécnicas y los Toste lo estaban celebrando. Porque habrán leído que Manuel
Domínguez se nos fue a la capital belga a tal menester, pero acompañado por un
amplio séquito de populares canarios. Debió llevar a Oswaldo, que es
especialista en el asunto. Allí estaban, como no podía ser menos, José Manuel
Soria y Cristina Tavío. Y yo, cada vez más ignorante, me pregunto si esto es
normal en los mismos que esgrimen la crisis como bandera electoral. ¿Quién paga
eso? Nosotros, claro. Elegimos a nuestros representantes en las diferentes
instituciones (por ejemplo, Parlamento Europeo) y en vez de llamarlos por
teléfono para resolver cualquier asunto, no, tiramos pa´llá que es más barato. Antes íbamos a Madrid. Ahora algo más
lejos. Y vivan las Autonomías. En este país seguimos pensando con el ombligo.
El anterior
párrafo surgió porque me desperté con los truenos. Luego me dormí y por eso me
levanté un poco tarde para redactar lo que realmente tenía pensado y que da
título al presente.
Ayer lunes, y
en la sede del periódico Canarias7, se estampó la firma del acuerdo entre
Coalición Canaria y Nueva Canarias para concurrir juntos a las elecciones del
20N. Son los mismos que ya estuvieron casados –en Madrid– y se divorciaron allá
por 2006 (creo). Y en estos últimos años (lanzo la propuesta para que algún
estudiante de periodismo realice tal recopilación) se han dicho de todo, y más.
No hay que remontarse muy atrás. Tenemos una muestra bastante reciente en las
elecciones del pasado mes de mayo. Pero ya se sabe que lo de pelillos a la mara
funciona en política sin el mínimo rubor y sin el menor recato, si es que
alguna vez los tuvieron.
Allí, Paulino
(de quien en la web del Congreso se dice es Licenciado en Magisterio) y Román,
o a la viceversa, estamparon su firma en un cacho de papel. La presencia de
Rivero debió ser para dar mayor realce al protocolario acto. Porque la
presidenta de CC, que yo sepa, debe seguir siendo Claudina Morales. Y lo que se
firmaba era un documento relacionado con dos formaciones políticas y no un
convenio para el tren hasta Maspalomas. Además, quién mejor que ella para
escenificar este matrimonio de conveniencia. Sí, ya sé que existen entre
personas del mismo sexo. Pero tengo mis serias dudas en cómo se distribuirían
los papeles de Gérard Depardieu y Andie
MacDowell. ¿No te acuerdas? Van unos datos:
Título
original: Green Card (1990). Duración: 108 minutos. Estadounidense. Género:
comedia romántica.
Guión y
dirección: Peter Weir. Música: Hans Zimmer. Fotografía: Geoffrey Simpson. Reparto: Gérard Depardieu, Andie
MacDowell, Bebe Neuwirth, Gregg Edelman, Robert Prosky, Mary Louise Wilson,
Ethan Phillips, Lois Smith
Sinopsis: George
Faurè es un francés torpe y bonachón que quiere conseguir el permiso de
residencia para poder trabajar en Estados Unidos. Brontë, por su parte, es una
mujer reservada que no puede conseguir el apartamento que desea por no estar
casada. Juntos deciden arreglar un matrimonio de conveniencia para poder
conseguir sus respectivos propósitos; él seguir en Nueva York y ella vivir en
el piso que adora.
Rivero y
Rodríguez también se han casado por conveniencia. Y no lo disimulan, lo que
debe ser valorado. Observen la galería de fotos (te dejo el enlace al final) y
como la cara es el espejo del alma, saca tú las conclusiones. Dime si no se te
antoja que en más de una ocasión, tanto el uno como el otro parecen decir:
“cállate ya”.
Ya lo
estuvieron antes, repito, y la separación ocurrió en el Palacio de la Carrera de San
Jerónimo. Ahora, aprovechando la boda de Cayetana, quieren volver a la cama
(léase, por favor, Congresos de los diputados) para resolver la crisis
económica. "Nos hemos unido por Canarias", ha dicho Rodríguez en un
momento de su intervención. Y Juan Francisco García, presidente de la empresa
editora, se resignó (ver fotos nuevamente) y les puso las alianzas. Si ya Liz
Taylor y Richard Burton tuvieron sus alejamientos y aproximaciones tiempo ha,
¿por qué vamos a ser menos?
Me están
entrando unas ganas de dejarlo aquí mismo, que me voy a leer el editorial de
cierto periódico al que esta unión sentimental le ha inyectado renovados ánimos
para sus diatribas. Tú, estimado lector, mientras tanto, pincha en el siguiente
enlace (con dobles):
No hay comentarios:
Publicar un comentario