O lo que es
lo mismo, quinientos noventa y nueve. Esos son los amigos que tengo en
Facebook. Pero te juro que hasta antes de escribir el artículo que pudiste leer
ayer, eran seiscientos. Y lo recuerdo perfectamente porque envié un ‘privado’ a
esa persona prometiéndole que la invitaría, junto al resto, a un cortado cuando
me sacara la Primitiva. A
raíz de la moción de censura en San Juan de la Rambla –tema estrella en el
comentario anterior–, algún iluminado debió molestarse y se mandó a mudar. Y te
quiero ser sincero en mi parecer: intuyo que se trate de alguien que ocupa un
cargo político y milita en un partido de esos que cuando opinas favorablemente
eres un tío estupendo, pero que cuando le intentas hacer ver que no todo el
monte es orégano, eso, imagínatelo.
Me temo que
los peores son aquellos que, supuestamente, pueden coincidir con tus
planteamientos, con tus enfoques, con tus maneras de ver y entender los
problemas que afectan a la sociedad. Uno militó –enésima vez que lo mento– en
el PSOE. Y lo dejó en 1987, al tiempo que concluyó su mandato en el
ayuntamiento. Como te dije antes que sinceridad ante todo, los principales
tropiezos los tengo con los ‘míos’. Bueno, con los que siguen. O piensan que
aún me debo a disciplinas y cuotas o son más tontos de lo que yo imaginaba. Me
gustaría pensar que es por lo primero. Lo malo es que ya no me debo y escribo
con total libertad. Y mis opiniones abarcan todo el espectro.
Los políticos
se enclaustran con demasiada frecuencia. Se encierran y pierden todo contacto con
la realidad que los circunda. O debería, porque lo mismo no se percatan de
dónde están viviendo. Se sujetan a un manual de instrucciones y parecen un
disco rayado repitiendo las mismas tonterías. Y no sugieras nada, pues eres tú,
y siempre tú, el que está equivocado. De no ser así, explícame cómo es posible
que los socialistas sigan sin salir del pozo. Se los hemos trasladado por todos
los canales existentes. Mutismo absoluto. Ahora se han empeñado en un cambio
radical de cara al 2015, pero con los mismos caretos de siempre. Nada, orejeras
bien grandes, y los imbéciles, nosotros. Coño, el que tenga cara de bobo –y a
estas alturas quién podrá cambiarla– no significa que el conjunto de neuronas
lo tenga tan atrofiado como el de sus ilustrísimas. Mero ejemplo, que lo mismo
se ofenden.
Es tan de
Perogrullo la oportunidad que está dejando pasar el partido socialista a nivel
nacional, que cualquier libro de historia en un futuro inmediato catalogará el
hecho no ya de ocasión perdida, sino de suma de despropósitos. Lo que está
ocurriendo en estos momentos no ha pasado jamás desde que Franco estiró la
pata. Y este laissez faire, laissez passer no puede funcionar en el
contexto de una sociedad mínimamente inteligente. ¿Tú lo eres, no? Claro que
sí, yo también, moi aussi, me too. ¿Y ellos, los actuales
dirigentes? Tengo mis serias dudas. Rajoy, quien no se nos muestra como un
dechado de virtudes, no va caer solo, cual higo pasado, de la higuera a cuyo
pie permanece sentado Rubalcaba. Lo tiene claro las tres cuartas partes de la
población, pero él sigue, cual un Diógenes cualquiera –aunque con la linterna
apagada–, ahí sentado.
Y por estos
lares no vamos sobrados. Te muestro unas guindas:
Cuando Fidela
firmó el pacto con Tomás (a la postre, traidor, y maldita falta hace que me lo
diga nadie), el PSC-PSOE le saltó al cogote porque rompía la línea de pactos en
cascada con CC. Se apaciguaron los ánimos porque en La Palma y en El Hierro
ocurrieron casos similares. Lo de El Tanque está en veremos. De no haber sido
así, puede que la exalcaldesa estuviera ahora mismo tan proscrita como yo. Pero
el valiente pulso de Alpidio y el de los palmeros hizo posible que la cúpula
socialista se olvidara de ese pequeño pueblo situado en la costa norte de
Tenerife.
Ayer, y en el
mismo medio de comunicación (San Borondón), tanto Aurelio Abreu como Lola
Padrón, dos de los beneficiados por lo que ellos siguen calificando como pacto
para dar estabilidad a las instituciones –y arráyense dos millos–, señalan las
bondades de este año y medio de gobierno en SJR y arremete el uno contra la vil
traición del que se autocensura y la otra no se recata en aludir a las luchas
internas de ATI-CC y a la presencia de Fernando Clavijo (sentado bien cerca de
Yeyo, por cierto). Ese, Dolores, es el jefe político del propio presidente del
gobierno, no lo olvides. Al que tú apoyas.
Y estas son
las incongruencias, estimados Lola y Aurelio, que no tragamos muchos.
Bastantes. Y mira que hablo con gente. Ante la que se avecina –chiquito laja
está hecho Paulino para manejar cuchillos, mucho mejor que el propio Tomás–,
para el vicepresidente del Cabildo no es prioritario permanecer en el poder
sino que la prioridad absoluta son los ciudadanos. ¿Te basta con el Senado, no?
Y doña Dolores Padrón esgrime que “los pactos y los gobiernos firmados son
estables”. Por si acaso, que los sillones de enfrente son más fríos.
Con estos
mimbres no vamos a ningún sitio. Menos mal que el grupo de San Juan de la Rambla va a hacer sus
deberes opositores con diligencia y el pueblo los va a premiar en 2015 con una
mayoría suficiente como para no tener que depender de un puñado de votos ni de
las veleidades de nadie. Eso, de nadie ni de un don nadie.
No hablen de
injusticia e incoherencia, porque el ejemplo regional los delata. Y más tarde o
más temprano llegará la patada en el culo. La única posibilidad es que Rivero
observe tal recuperación en el PSOE que vislumbre la posibilidad de que gane
las próximas generales. ¿Y creen, de verdad, que con estas derivas ello va a
ser una realidad? Se inventará cualquier excusa –tiene experiencia y amplio
muestrario– y cuando lo crea oportuno los mandará a hacer gárgaras.
Tengan el
coraje y las agallas suficientes para cambiar la ley electoral y no permitir
estos circos. Ni persistan en escudarse en el hoy por ti y mañana por mí. Sean,
de una maldita vez, un partido de izquierdas, comprometido con esa ciudadanía a
la que ustedes recurren con machacona insistencia, pero que una vez bien
aseguradas las garbanzas (las de ustedes, por supuesto), tararí que te vi. Ya
está bien. Cambien de dirección e inicien la senda de la tan necesaria, y no
menos demandada, regeneración. ¿Tan difícil es entender esto? Así está el nivel
de fracaso en el sistema educativo. Ustedes son el ejemplo palpable de la
situación.
Tengo muchos contactos
con los que, como yo, se han ido estacionando en la margen izquierda mientras
ustedes seguían la travesía. Casualidades o no, pensamos justamente lo
contrario de lo que ustedes (otra vez) hacen, dicen y predican. Como no hay
manera de que cambien de opinión, ¿por qué no se aparcan una temporada? A ver.
Lo mismo resulta.
¿Lo cogieron
o se lo vuelvo a explicar mañana? Hoy no, ya tocó el timbre para el cambio de
clase. Pueden mandarme algún comentario. Yo sí que soy receptivo.
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