25 de junio de 2025

Malas costumbres

No te muevas, permanece callado, asiente con la cabeza y serás buena persona, un santo. Escribe, disiente, sé inconformista y… sentenciado

Lunes, 23-06-25

Llevo unos días jodido / con el tal Santos Cerdán / y aquellos que también van / a cargarse ¿su partido? / Aunque me encuentre dolido, / seguiremos escribiendo / y con todos compartiendo / opiniones, pareceres, / pues creo que son deberes / que buenamente yo emprendo.

Lo malo del escribir / es sujetarte al dictado / del que observa en lo plasmado / un pretexto para urdir. / Al que quiera colegir / que en este blog se maquina, / receto la medicina / de ponerse negra venda: / haya miedo que se ofenda / si no entra en mi cocina.

Unos cuantos encumbrados, / que me tienen entre cejas, / no van a escuchar las quejas / ni gimoteos seriados. / Cómodamente sentados / pueden ustedes seguir / que mi derecho a escribir / se ejercita sin tutelas, / no podrán las triquiñuelas / mis andares dirigir.

De todas maneras pienso / que en esto del protocolo, / de manejarlo un pipiolo, / existe fuerte disenso. / Y utilizado de ascenso / para medrar con descaro / –de lo contrario, en el paro– / demuestra bien a las claras / lo injustas que son las varas / de medir sin un buen faro.

Nos quieren aborregados / como perritos falderos, / pues manejan los dineros / cual objetos empeñados. / Aquellos antiguos fiados / que tú debías pagar / han vuelto a resucitar, / sobre todo con mayores, / que devuelven los favores / por llevarlos a pasear.

Con aquellos que no entramos / en guaguas y bocadillos, / aplicaremos rodillos / y los dientes enseñamos. / Los caudales nos gastamos / para aplausos recibir / y tú sí, bwana, decir; / de lo contrario no existes, / y a soportar los embistes / por no saber asentir.

Martes, 24-06-25

Costumbres se van perdiendo, / pues nos volvimos urbanos, / se nos fueron de las manos / o las hemos ido hundiendo. / Como vivimos corriendo / ya no hay tiempo para hogueras / –mejor dicho, fogaleras– / ahora toca una movida / porque ganan la partida / otras cómodas maneras.

Antaño por junio había / tres quemas de trastos viejos, / mas tornaron los festejos / en otra fisonomía. / Con San Antonio se abría / el ritual de la llama / y luego San Juan enrama / la silla con rica fruta, / amén de noble disputa / oculta bajo la cama.

Lo más importante era / piñas de millo turrar, / que brasas van a quedar / de la enorme fogalera. / Se distendía la espera / saltando sobre los restos, / pues se entendían los gestos / señales de valentía / y nada raro ocurría / a tan imprudentes tiestos.

Nueva en San Pedro tocaba / y en julio otras dos más / seguidas, a todo gas: / ni un resto al final quedaba. / Tras la de Santiago estaba / la limpieza de Santa Ana, / quemando de buena gana / cuanto arritranco agenciabas, / no existían grandes trabas / en fecha no tan lejana.

Costumbres se van perdiendo / y como los viejos nos vamos / sin recuerdos nos quedamos: / es algo que estamos viendo. / A todos estoy pidiendo / que las vivencias guardemos / o prisioneros seremos / de olvidos imperdonables, / ¿nos sentiremos culpables / de que el legado borremos?

A modo de conclusión:

Las costumbres de los viejos no deben de abandonarse, dice una copla. Pero las modas han cambiado. Vaya que sí. Y este iluso pretende que imperen los buenos modales. Como diría Calero: deja ver.

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