7 de julio de 2025

Mil

Espero y deseo que no me vuelva tan pejiguero como Felipe González cuando alcance su edad. Que no me faltan tantos. Pero una cosa es discrepar y otra bien diferente el no aceptar que si perteneces a una organización –de la índole que sea– te debes a unos estatutos. Y de no estar conforme, puerta abierta para salir, como lo estuvo cuando entraste. Estatus especiales por haber sido no se contemplan.

Sábado, 05-07-25

¿Se puede saber, Felipe, / qué coño le está pasando? / El mal que le va afectando / no puede ser simple gripe. / La neurona no destripe / con esas arremetidas / que parecen más paridas / por mente calenturienta, / que de aquel que representa / pasado de nuestras vidas.

Lo malo es que te acompañan / resentidas viejas glorias, / ¿o debo decir escorias / por el peligro que entrañan? / Ser conscientes de que dañan, / supone arrimarse a un lado / y no anclarse en el pasado / con sus luces y sus sombras, / aquellas que nunca nombras / en el discurso sesgado.

Es de fácil solución / aliviarte del cabreo: / basta expresar el deseo / de apearte del vagón. / Discrepar es una opción, / pero no el amenazar / con que no vas a votar / por quien decide el Partido; / eso vale el correctivo / de que te debes largar.

Los militantes de base, / que curran por convicciones, / no merecen las acciones / ¿de quienes son de otra clase? / Aquí nadie tiene pase / para adquirir privilegios / por extraños sortilegios: / es cultura general, / que viene a ser el aval / del paso por los colegios.

Tengamos la fiesta en paz / y quien no quiera: la puerta; / puedes comprar una huerta / para mostrarte locuaz, / incluso en tono mordaz; / jalando por la guataca, / que va a servir esa caca / como abono del terreno / y cuando esté todo lleno… / te tumbas en una hamaca.

Domingo, 06-07-25

Alcanzamos el millar / con esta que ahora ojeas, / espero que no las veas / como trastos a quemar. / Tampoco quiero fardar / por el número alcanzado, / pero sigo entusiasmado / ejercitando el cacumen, / no sea que se me esfumen / los pimpollos del sembrado.

Como hay temas a tratar, / ojalá no disminuya / el ritmo y que siempre fluya / lo que tenga a bien plasmar. / No se trata de sumar / espinelas al tuntún, / confío en darles algún / sentido con su mensaje, / que no parezcan un traje / del año del catapún.

Un día me preguntaron / si las iba a publicar, / no supe qué contestar / pues heridas me dejaron / aquellos que se editaron / con enormes sacrificios, / porque llegan los desquicios / mendigando los dineros; / todos vuelven por sus fueros: / no son momentos propicios.

Lo mío es necesidad / por estar entretenido, / de resto ya voy servido, / me gusta la liviandad. / Escapo con cortedad / aprendiendo cada día, / detesto la melodía / del que se jacta a mansalva, / que no presumo de calva / por mucha sabiduría.

Las guardaré en un cajón… / que vendrán los descendientes / y al verlas intrascendentes / les darán la extremaunción. / Será sabia decisión, / pues limpiar es importante, / sobre todo en lo tocante / a sueños de literato: / mejor que las mee el gato / porque sirven de secante.

A modo de conclusión:

Pues sí. Hemos sobrepasado el millar este 6 de julio. En agosto pienso darle un descanso al blog (porque tú también te lo mereces), pero intentaré no parar con las rimas. Un reto, sí. A ver si alguna institución pública (privada no creo) me sorprende cualquier día de estos y me amenaza con publicarlas en formato libro y corriendo con todos los gastos de la edición. Chacho, que no se enteren Adolfo o Manolo, que lo mismo me pegan un susto de muerte. 

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