El pantallazo del
diccionario de la Academia Canaria de la Lengua se incluye por las dudas
razonables acerca del vocablo, que utilizábamos por estos lares para referirnos
al barro (arcilla) que recogíamos por esos campos, allá por diciembre, con la
finalidad de fabricar figuritas para el Belén. Iba para alfarero y me eché a
perder.
Viernes, 04-04-25
Tengo dudas razonables / de si Mazapé sirvió / al pueblo que
lo acogió / o a cuadrilla de honorables. / Esos seres formidables / ─guiados por un chamán, / o, mejor,
un supermán─ / la jet set del intelecto, / sumergida en un
proyecto / ensalzado con peán.
Constelación literaria, / que alguno así bautizó, / y de
camino añadió, / de manera temeraria, / una evidencia palmaria: / rara
“entrañabilidad”, / que si te digo verdad / por ningún lado encontré, / a pesar
de que busqué / con enorme intensidad.
Ostentación general / de unos cuantos endiosados, / que
emanan por todos lados / la prepotencia social. / La gente llana y normal /
deberá pagar los gastos / que ocasionaron los fastos / de esa élite cuentista,
/ notablemente clasista: / para eso están los bastos.
¿Un acto institucional / o una montada pedante / de quien
pone por delante / lucimiento personal? / Si a un alcalde le da igual / que
usen la institución / ─incluyan
un buen pastón─ / para un mendaz
pavoneo, / merece, usted, buen meneo / o bajarse del sillón.
Las crónicas
laudatorias / de quien se ubica el primero / ─yo me quito hasta el sombrero─ /
son verdaderas historias / de múltiples vanaglorias / y del quehacer excelente
/ de un grupito sorprendente, / cuya encendida defensa / supone una lucha
inmensa… / ¡no me seas repelente!
Al ver las
fotografías / sin la gente de San Juan, / me decía: ¿dónde están?, / ¿ocultos
en las umbrías? / Al no tener policías / no supe a quién preguntar; / me tendré
que fastidiar / y darle al magín un rato, / pues lo mismo me da un flato / y la
puedo jeringar.
Sábado, 05-04-25
Sin embargo, en
falta eché / iconos con muchas flores, / por merecidos honores / de alguno que
yo me sé. / Pero al instante pensé / que tal galardón es poco / y a quien
proceda le invoco / a que sea preceptivo / nombrarlo hijo adoptivo… / ¿o son
cosas de este loco?
Si aquello que se
despide / es mayor que el orificio, / supone el seguro indicio / de que muy
bien no se mide. / Por ejemplo, no se olvide / que el expresar “te ofrecistes”,
/ no se encaja en los despistes; / y escribir “malidicencia” / no cuadra con la
experiencia / con la que siempre te envistes.
Sujetos todos a
errores / estamos sin remisión, / mas se dan muy fuerte hostión / los que se creen doctores. / Es consejo de mayores / ser
humilde en tu faceta, / no dárteles de chuleta, / de sabihondo y prepotente, /
porque no es mejor docente / el que va de chispoleta.
Si impuestos
pagamos todos, / actividades hagamos / en las que siempre podamos / habilitar
acomodos. / Habremos de hincar los codos / para abrir el abanico / y que vayan
pobre y rico, / estudiado y el que no, / pues allí poco se vio / aquello que yo
vindico.
A lo escrito e
ilustrado, / todo lo anterior remito; / haz lo mismo, yo te invito, / verás que
no te he engañado. / Solamente aquí he narrado, / como siempre en espinelas, /
las insondables estelas / que el Mazapé nos legó: / qué enorme huella dejó… /
¡faltaron las lentejuelas!
A modo de conclusión:
Lo mío es rima. Y de mala calidad. Poesía es otra cosa. Y un servidor, fútil y plano, no llega ni al cuarto de luz. Ni siquiera a la de posición. Fundido a negro. Y a perdonar.