Estuve unos
días del mes pasado en La Gomera. Creo
que las fotos dan fe de ello. Regresé el 22 del citado mes y cuando ya en casa
me puse a ordenar los asuntos pendientes, tropecé con un mensaje (un privado,
que se menta) en Facebook, uno de los pocos vicios reconocidos de quien estas
líneas suscribe. Saben los amigos, y mis escasos enemigos, que soy uno de esos raros
ejemplares que no dispone de móvil con el que estar chateando (wasapeando) en cualquier esquina. Y
cuando tengo que comunicar a alguien que algo me gusta, lo llamo por teléfono
(el fijo) o voy a hablar con él personalmente y se lo digo. Como se había
venido haciendo siempre, hasta que la industria japonesa comenzó a invadirnos,
agachamos la cabeza e iniciamos la loca carrera de ejercitar los pulgares de
ambas manos. Sin darnos cuenta de que a nuestro alrededor seguía existiendo un
mundo bello que admirar y unas gentes, normalmente amables, a las que poder
saludar vis a vis.
El mensaje en
cuestión era este (22 de julio de 2014, a las 9:37 horas): Quiero llevar al próximo pleno una proposición en la que solicitamos la
apertura de expediente de honores y distinciones en favor de todos los
exalcaldes de esta última etapa democrática. Como te afecta directamente, me
gustaría saber si tienes algún inconveniente al respecto. Espero tus
impresiones. Gracias y buen día.
Observen que
la fecha coincide con el día en que a las cinco y media de la tarde
(Benchijigua Express, Fred Olsen) retorné desde La Villa hasta Los Cristianos. Desembarco,
atascos normales hasta alcanzar la autopista y en casa a las tantas.
Mi respuesta
(22 de julio de 2014, a
las 21.47 horas): Siempre he dejado
meridianamente clara mi opinión al respecto. El hecho de ser, o haber sido,
alcalde o concejal, ya es un honor de por sí. Y no entiendo, y mucho menos
comparto, este tipo de propuesta a la que aludes. Por lo tanto, un servidor sí
tiene inconveniente y lo rechazaría de manera tajante. Saludos cordiales.
El jueves
próximo pasado se celebró sesión plenaria en el ayuntamiento de la Histórica Villa
de Los Realejos (la Villa
de Viera, que me encanta). Y como a veces, por no decir siempre, los
espectadores se aburren, algunos cuelgan fotos y comentarios en las redes
sociales de aquellos asuntos de supuesto interés que se van tratando en el pertinente
orden del día. Así fue el cómo me enteré de que la proposición se había elevado
a la consideración del máximo órgano de decisión municipal, previo dictamen de
la correspondiente comisión informativa.
En la defensa
de la misma, el grupo socialista reconoce que uno de los cuatro exalcaldes a
homenajear no estaba de acuerdo con la iniciativa. Segundo error (luego diré el
primero). O mentira, que es mucho más grave.
Resultado de
la votación: CC se abstiene, IU y PP lo hacen negativamente y se queda solo el
PSOE apoyando tan ‘brillante’ moción (o como se denomine técnicamente). Algo
que era más que previsible porque el asunto ya había sido tratado, y
dictaminado, en la comisión informativa, tal y como antes dejé manifestado. Qué
torpeza. Qué seguidores a ultranza de la
Ley de Murphy: Si algo puede salir mal, saldrá mal. Con lo
fácil que hubiese sido descartarla o, como mínimo y como mal menor, dejarla
sobre mesa. Ya lo dice la cita (creo que de Napoleón Bonaparte) de que una
retirada a tiempo… No, una vez más los egos y las aspiraciones se llevaron el
gato al agua. Pero como no está caliente, ni siquiera se escaldan.
¿Hubo
solicitud de su parecer al resto de posibles ‘condecorados’? Me consta que sí.
Así como de la respuesta de uno de ellos: No
soy partidario de ese tipo de cosas. Y mucho antes que la mía porque este
no estaba de vacaciones y contestó a los dos minutos de haber recibido idéntico
mensaje al arriba reseñado en cursiva. Con lo que, a estas alturas del ‘drama’,
los proponentes sabían que la mitad de los exalcaldes de la etapa democrática
no querían ser partícipes de farsas ni tinglados. O machangadas.
Qué pena. Qué
torpeza. Si así cree el grupo socialista en el ayuntamiento realejero que va a
levantar cabeza, qué error, qué inmenso error. Reverdecer laureles requiere
mucho más. La agrupación local, me temo, se halla desbordada, confundida.
Porque en los mentideros políticos se sostiene que al menos dos de los tres que
forman el exiguo grupo del partido juegan sus cartas abiertamente para ser cabezas
de lista en la próxima candidatura. ¿Dónde está esa militancia que no despierta
del profundo letargo en el que se halla sumida? Y a la juventud, con su
secretario general a la cabeza, un consejo: Dejen de alongarse a las redes a
escribir sandeces. Cuando uno no está seguro de que lo que vaya a decir es más
productivo que el silencio, a callarse. Es preferible ser dueño de sus silencios
antes que prisionero de sus palabras. Y lo manifiesta quien puso un mucho de su
tiempo al servicio de los demás. Y que osa inmiscuirse en los terrenos de la ‘peligrosa’
escritura para expresar opiniones a través de comentarios que ya dan para
varios libros. No, nadie es mejor que nadie. Todos somos válidos, vaya que sí,
pero no todos valemos para todo.
Si me
hubieran hecho caso –no tenían por qué– y los tres concejales de la actual
corporación hubiesen dado un paso al lado (dan codazos para posicionarse),
ahora mismo estaríamos en otro escenario. Porque el secretario general (ahora
el de los grandes) llevaría a día de hoy un rodaje interesante y se hallaría
más que legitimado para el relevo que tanto demanda una población cansada y
hastiada, un electorado desencantado, de lo que, afortunadamente, ya se han
dado cuenta a nivel federal. Lo malo es que aquello de en cascada interesa nada
más que a la hora de hacer pactos para ocupar poltronas y auparse a machitos
bien considerados. Lamentable sería que al PSOE realejero solo le guíe el
objetivo de que el PP pierda la mayoría absoluta por si puede pescar en río
revuelto. Me temo que, viendo estos espectáculos (añadan CC), Manuel Domínguez
tiene ante sí un futuro asaz halagüeño.
Mi pecado:
haber sido miembro de una corporación (1983-1987) a través de una formación
política que ha perdido la costumbre de mirarse al espejo, haber ocupado cargos
de bastante responsabilidad, haber retornado a su labor profesional con una
mano delante y la otra detrás, y atreverse ahora, como un realejero más, a
brindar sus pareceres casi a diario en foros que venden menos que las charlas
en el bar de la esquina. Sin selfies
ni pomposas apariciones en redes sociales. Con la edad, la vena conservadora
(que alegan que nos da para transformarnos en acomodados vejetes) se me ha
trastocado y vivo mis revoluciones con las armas que aún no domino, pero me
defiendo. Como me espeta el amigo Anselmo: Y seguimos. He dicho. O escrito. De
inmediato, inteligentes, comiencen a disparar. El mensajero está dispuesto a
servir de diana. Si matándome logran alcanzar famas a través de votos
populares, no esperen ni un segundo más. Me voy a hablar con José Vicente y
Oswaldo. ¿Lo cogieron? Por mi parte, zanjado; pero si quieren…
¿Qué les
parece ahora, y para olvidarnos de malos tragos, si nos damos un nuevo salto a La Gomera de mis amores? Pues
vale.
DE SILBOS, OTRA VEZ (IX)
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