Conducía el blanquecino lantano su descuidado vehículo con no disimulado entusiasmo por el nuevo tramo del
anillo insular. Qué porquería,
pensaba, que se pueda cuestionar este
afán de superación en las
infraestructuras. La euforia por
este auténtico regalo no es algo unipersonal, sino que será compartida
hasta por los bisabuelos del lugar.
El actinio, perjudicado al papel secundario de paquete, no se mostraba
como el arquetipo de tertuliano al que se había hecho
acreedor. Meditabundo, enquistado, refugiado (¿menstruación?),
difícil de sugestionar, no escuchaba
siquiera el chirriar de los neumáticos
en el trayecto hasta la confluencia
con la antigua vía. La de El Amparo de toda la vida, desde los tiempos del feudalismo.
Qué
ejemplares de eucaliptos, sentenció
el resucitado jefe, o cabeza de
serie, de los lantánidos –pareciendo despertar su bulbo raquídeo, amén de sus
anticuerpos–, hallamos en fase evolutiva.
Su volumetría proviene de una manutención adecuada, al tiempo (simultáneo) que de una regulación del acuífero.
Chacho,
pareces un arquitecto metalúrgico que aplica su ecuación con carácter jerárquico, le espetó el compañero de
viaje de los uranios, neptunios y plutonios (ah, y del laurencio).
Ños, qué niquelado te quedó. Ni un paquidermo sumergido en un riachuelo sería tan taquillero. Cuánta opulencia en la verborragia. Te voy a regalar una orquídea en proceso de fecundación.
Mira, este republicano ha llegado a hociquear, lloriquear y mordisquear
en tanta porqueriza, he sido víctima de tantos escupitajos y voy tan ultraligero
de equipaje que ni una neumonía
puede conmigo.
La madre de
la hipotenusa, qué niquelado lleva el coche funerario esa dominguera.
Claro, es la subdirectora de la empresa por línea sucesoria. En la fase de putrefacción no es menester subvencionar. Al concluir el tránsito,
todos somos acreedores a parquímetro
gratuito.
¿Simultáneo?
Y reumático…
Y así prosiguieron
hasta su cuartelillo.
…
Pude
titularlo AEIOU. Porque me levanté muy vocálico. Pero, por precaución, lo deseché. No pretendí la concurrencia con mi agrupación electoral. Que no es saludable equivocar la estrategia, condición sine qua non para implementar la congruencia del relato. Espero que te
haya convencido el muestrario. O si
te pareció escuálido, o quizás paupérrimo, lo mismo podemos someterlo
a un proceso de centrifugado por si
la persuasión reconquista otros enunciados.
Tarea meticulosa, proceso peliagudo
Y uno en la
escuela creía que era solo MURCIÉLAGO.
A lo más, ABUELITO. Qué ocurrencia.
Si te supe obsequiar en tan concienzuda misión, a costa de barroquizar con tintes de culteranismo, bienvenido sea el cambio
de vestuario. Que la degustación no te haya causado perturbación. Ni a un servidor provoque
desahucio.
Por último,
con educación, pero con severa contundencia, anoten en su cuadernillo este exhaustivo repaso –aunque restan lapas para el marisqueo– que ha pretendido ser, sobre todo, estimulador. Pondré al audímetro
a funcionar. Lo mismo aumento el riego sanguíneo.
Pueden curiosear. Sin estuosidad. Con sahumerio.
Jolines, hoy vine estudiado.
Nota final
aclaratoria: Fueron cien. Pudieron –pueden– ser más.
Hasta mañana.
Un viejo ranillero dijo en cierta ocasión, a propósito de una película de estreno: "Esta no es para ti sino para público selecto. Ven mañana, que dan una de indios".
ResponderEliminarPues aplíquese.