La sección
periodística de Sucesos se presta a muchas interpretaciones. Suele contener
errores de calado porque los periodistas, en las más de las ocasiones, se
limitan a transcribir las reseñas policiales sin percatarse de que los códigos
de comunicación son diferentes. Basta con escuchar a cualquier portavoz de los
agentes para darse cuenta de que utilizan unos esquemas predeterminados para
narrar cualquier accidente. Ocurre lo mismo con los bomberos o con cualquier
otro que intervenga en acontecimientos trágicos de cierta trascendencia. Siguen
un protocolo al más puro estilo del manual de instrucciones del que tanto hemos
escrito.
Aunque esta primera,
aparentemente, no guarde relación con la casuística que hoy traslado a ustedes,
debo recordarles que, y perdón por la machaconería, el desdoble de personalidad
de mi alcalde alcanza los linderos de un centro psiquiátrico. Él, tan
acostumbrado a vendernos humo en frascos pequeños y a encantar serpientes con y
sin flauta, olvida, cuando deja los límites del pueblo atrás, que por estos
contornos leemos prensa, escuchamos la radio y vemos la televisión. Amén de los
adelantos informáticos y de la telefonía móvil.
Por cierto, acabo de
ver unos minutos de un reportaje de Canal 4 en el Mirador de San Pedro, en el
que me percato de que el líder popular ya olvidó aquella idea de no hace tanto
acerca de solo dos mandatos por cargo, porque cree cubiertas sus apetencias
personales con tal de que lo vuelvan a presentar encabezando la candidatura al
ayuntamiento realejero. Aparte de haberse declarado defensor acérrimo de
nuestro patrimonio. En fin, no me cuadra pero tú tranquilo, Adolfo, que la vida
es un cúmulo de tumbos.
En recientes
declaraciones, en su condición de presidente insular y consejero del Cabildo de
Tenerife ─el que vale, vale, y el que no que siga escribiendo boberías─,
Domínguez confía en que la institución presidida por Carlos Alonso “no venda
más motos” con el circuito del Sur. El dirigente popular espera que el anuncio
sobre el inicio de las obras no sea “una más de las piedras mediáticas
virtuales” de la Institución. Ni que ello suponga en un futuro una carga para
las arcas públicas, sino que sea una fuente de riqueza y empleo.
Creo que ni se puso
colorado. Quien nos mete por los ojos hasta las pequeñas obras de mantenimiento
que todo consistorio debe incluir por ley en sus presupuestos, pone en solfa el
acto de colocación de una primera piedra. Será, entiendo porque no es suyo el
protagonismo. Y en caso de salir en la foto, ocupará un segundo o tercer plano.
De creación de riqueza y generación de empleo mejor hablamos otro día. Porque
esta Villa nuestra es motivo de orgullo a escala internacional por tener que
importar mano de obra. Que nos salimos, Manolo. Ahí tenemos la flamante
ampliación de Los Cuartos que ha permitido un desahogo increíble en el tráfico
rodado. Y el hipódromo, qué maravilla; da gusto sacar a la bestia (me refiero
al caballo o a la yegua). Y el resto, en el tintero.
Menudo revuelo con la
multa de 3500 euros a un vecino de Los Realejos por verter escombros y enseres
en la calle. Tal cual el titular que el gabinete de prensa remitió a los diferentes
medios de comunicación. Basta con comprobarlo en el blog de Radio Realejos, que
se ha convertido de facto en la web institucional. Para comenzar el desarrollo
informativo con este texto: El Ayuntamiento ha iniciado el trámite de un
expediente sancionador… Cuánta diferencia entre lo uno y lo otro. En cualquier
expediente hay pliego de cargos, pero también de descargos. Y el instructor
deberá hilar fino no sea que un defecto de forma o fondo dé al traste con la
propuesta. Y no es la primera vez que noticias de tal porte se dan por seguras
y ejemplares, cuando resta un largo camino hasta el cobro, en caso de
producirse, de la sanción prevista. Este
equipo de gobierno municipal se empeña en vendernos el oso y olvidan que antes
deben cazarlo. Luego salimos en plan mediático a criticar porque otros nos
imitan. ¿O no? Cinismo a la enésima.
Detenido por entrar
en un piso, meterse en la cama con los dueños y tocar a la mujer. Esta, al
percatarse de que el que la tocaba no era su marido, comenzó a gritar y le retuvo
junto a su pareja. Bueno, dejemos como pecado venial el uso del pronombre le
(leísmo). Pero me quedé bastante tiempo dándole vueltas al magín acerca de la
citada retención. Se interpreta como que su marido la ayudó a agarrarlo para
que no se escapara o debo acaso pensar que los toques no fueron tan
desagradables y quiso probar con procedimientos innovadores. Porque los gritos
no implican, necesariamente, descontento. O acaso tú no chillas cuando te
sonríe la fortuna. No pienses en lo otro que ya no tenemos años para eso.
Lo del terremoto en
Italia es de órdago. Como nos queda relativamente cerca, nos volcamos. Y los
telediarios nos inundan. Parecemos buitres a la caza y captura. La tendencia al
morbo nos puede. Y, tal vez con las prisas, insertamos en cierto digital lo
siguiente: “Emergencias trabaja contrareloj para encontrar víctimas bajo los
escombros”. Hasta el corrector ortográfico de Word me ha subrayado en rojo
destacado ese llamativo contrareloj. Me lo ha recordado en este otro. Porque si
bien la RAE admite que lo pongamos separado (contra reloj), lo normal sería
recordar que si lo escribimos junto habremos de hacerlo así: contrarreloj. De
igual manera que un responsable se nos convierte, por las vueltas de la vida,
en un irresponsable. Y tantos ejemplos más. Claro que yo también me equivoco,
como el que más. Pero convendrán conmigo que no estoy tan sujeto a miradas
reprobatorias. Distinto sería si me desenvolviera en otros foros. Por ejemplo,
si cualquier político me nombrara asesor tendría que estar ojo avizor, en
alerta, en actitud vigilante. Ahora no, esto es un pasatiempo y me pueden
admitir pulpo como animal de compañía.
Detenidos por
agredirse a palos y una botella peleando por un aparcamiento. ¿A dónde vamos a
parar? Este mundo está loco. Próximo se encuentra el final de los tiempos.
Cuánta rebeldía. Y mientras se daban las tortas, si llega otro y se cuela en el
espacio objeto de la discusión, ¿qué? ¿Otro más para el reparto? A que a casi
todos nos ha pasado que mientras esperamos que otro salga para luego tú meter
el coche en marcha atrás, aparece el guapo de la película y nos birla el
estacionamiento colándose de frente. De seguir el ejemplo que reseñamos, alguna
medalla hubiésemos obtenido en Río en la modalidad de boxeo.
Tenía más ejemplos,
pero tampoco vamos a comenzar la semana con malas pulgas. Ánimo, ya agosto
declina, nos han abonado la pensión y lo mismo no investimos a Rajoy. Estoy que
no vivo.
Me preguntan por la
pata. Ahí va. Con lentitud desesperante. Se me hincha ─lo único a estas
alturas─ al más mínimo esfuerzo. Acudo a la piscina, camino en el agua sin
mayores problemas y luego bajo al Puerto, a Tucán, a rehabilitarme un fisco.
Unas veces con una muleta y otras con dos. Según me duela la cintura, los
riñones y otras zonas innombrables. Ya me encantaría correr más. ¡Ah!, y
escribo para desahogar las penas.
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