Qué don de la oportunidad el de Coalición Canaria. Justo el
día que conocíamos el contenido de la sentencia que condenaba a Isaac Valencia
por las obras ilegales del Centro Comercial El Trompo, nos sorprendía con una
nota en la que se congratulaba por la absolución de Elena Luis. Y si en el caso
de la guanchera quedaba demostrada su inocencia, en justa correspondencia, y
aunque el fallo sea recurrible, debería admitir que el villero metió la pata
hasta el mismísimo fondo. Aunque en este caso lo que más me extraña es que el
secretario se haya prestado a componendas. ¿Qué hubo de por medio?
Ambrosio Jiménez, el promotor de Tejeda, siempre ha
presumido de que pagó de su bolsillo la fuente ¿luminosa? de la rotonda del
costado occidental del Polígono de San Jerónimo. Ver la imagen. Y que había
desembolsado por ella un millón de euros. ¿Fue esta la única compensación por
la ingente operación urbanística? Porque cuando te des una vuelta por aquellos
alrededores y echas una visual al interior de la pileta, se te cae el ánimo a un nivel
más bajo que la playa del Bollullo. Allí no hay sino tubos oxidados. Y lleva
sin funcionar, ni me acuerdo.
Como uno fue testigo de las alabanzas entre el alcalde de
aquel entonces y el citado promotor cuando se inauguró Alcampo –particular que
aprovechó el Padre Antonio, q.e.p.d., para solicitar a ambos aportación
económica para Santa Rita–, no está muy seguro de si la eterna canción de sacar
a La Villa del ostracismo y que el paro se redujera a mínimos históricos fueron
los únicos motivos o condicionantes para tanta parafernalia. Las estadísticas
demuestran un alto porcentaje de desempleados. Y la tan anunciada salida
directa a la autopista sigue durmiendo.
Lo triste de estas situaciones, como casi siempre, es el
lamento por la lentitud con que actúa la justicia. Y como el capítulo seguirá
con recursos ante todas las instancias posibles, el hecho quedará en mera
anécdota. Y no se gastarán un euro los condenados en derribar esos dos mil
metros cuadrados, destinados en el planeamiento a zonas verdes. Porque ahí
seguirán, como lo hacen los hoteles de Lanzarote (donde veranea el banquero
mundial Soria). Lo que viene a demostrar, desgraciadamente, que si tienes
perras, ya tú me entiendes. Hasta yo, que compré hace unas semanas el nuevo
ordenador en uno de aquellos establecimientos, estoy tranquilo. Cuando haya
sentencia firme, o ya me habré fundido el all
in one de Lenovo o la habré cascado yo antes.
Lamentable me pareció la comunicación de Linares
desligándose del tema. Y penoso el recordatorio de que estas causas no se
llevan a cabo con fondos públicos. Como si él nada tuviera que ver en los
asuntos municipales de estas últimas décadas. Vamos, como si hubiese accedido
ayer mismo al Consistorio. Valencia pecó, como entre otras tantas de su
cosecha, en ser demasiado echadito pa´lante, pero CC no puede ser ajena a estas
situaciones, máxime cuando ha dispuesto siempre de holgadas mayorías absolutas.
Lo contrario supondría tanto como admitir la ignorancia total de Francisco y
Juan en temas de tanta enjundia. Hecho que no crea admita ni el más ingenuo
votante de esa formación política.
Y como por aquellos lares comerciales encontramos de todo,
te voy a contar una anécdota que le ocurrió a un señor que compró una silla en
la que poder sentarse en el baño para ducharse porque una lesión de rodilla le
impedía hacerlo de pie. Algo parecido a lo de un servidor, cuyas fracturas
(calcáneo y cadera) no le permiten aún grandes alardes y también se enjuaga en
una silla. Eso sí, la mía no tiene agujeros. La del individuo que te cuento,
sí. Ocho, nada menos, en círculo. Por lo que el suceso vivido era de difícil
escapatoria. O te caía en uno o en el contiguo.
Tras darse su buen fregado con agua bien caliente, intentó
el protagonista levantarse y sintió fuerte tirón en sus partes bajas. Vino a
resultar que cierta protuberancia (una de las dos) se introdujo en un orificio
con tan mala suerte que la dilatación provocada por la alta temperatura del
líquido elemento provocó el atasco pertinente. Ya te puedes imaginar el dolor.
Menos mal que tuvo la paciencia suficiente como para sentarse de nuevo, girar
el mando de la llave, dejar que corriera abundante chorro de agua fría por la
zona de la catástrofe, y alrededores, con la fortuna de que se produjo la oportuna
contracción (encogimiento o mengua) y pudo desengancharse del atolladero. Fue
una lección práctica que no olvidará. Y no le hará falta recordar aquellas
otras que se recibían en las clases de Física con el anillo de Gravesande. Ver
la otra ilustración.
Y concluyo. Como el artículo de La Graciosa ha sido visitado
por bastantes centenares de ojeadores, permítanme que vaticine un encontronazo
entre los ayuntamientos de Haría y Teguise. Porque el primero no está conforme
con los que se dan el salto a Caleta de Sebo y dejan el coche aparcado en las
calles de Órzola. Y señalizará varias de ellas para reservar el estacionamiento
a los vecinos de aquel lugar. Y digo yo si no será peor el remedio que la
enfermedad. Las varias navieras que facilitan la travesía y los propios
gracioseros algo tendrán que manifestar ante la posible pérdida de clientela.
Y mañana viernes. Cómo avanza el curso. En un pispás
llegamos a junio.
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