Incidencia del Museo cara al turista
La incidencia del Museo hacia el turista es más bien baja, dada su
apartada ubicación, lejos de las rutas tradicionales del turismo y la escasa
promoción que del mismo se ha hecho por parte de las Instituciones a las que
pertenecemos.
No obstante, recibimos muchas visitas de turistas, que vienen
recomendados por anteriores visitantes, pudiéndose constatar que el "boca
a boca", en nuestro caso, ha sido muy efectivo.
Realmente los turistas que nos vienen son gente preparada, que
sabe a lo que viene.
Ahora se nota que se está reiniciando una política de captación.
El organismo autónomo de Museos, al que pertenecemos, está empezando a repartir
folletos en las oficinas de turismo, en los hoteles, sobre todo del Sur, y percibimos
que acuden con mayor frecuencia.
De todas maneras, como no participamos en los viajes de turismo,
en el sentido de que colaboremos con un tanto por ciento ni nada de eso,
observamos que algunas rutas que los llevan por Bajamar, Las Carboneras y Las
Mercedes, pasan por aquí y ni siquiera se detienen en el Museo.
Pero los que acuden, vienen interesados, ¿no?
¡Ah, claro, claro! Es como cuando tú vas a un sitio y tienes
interés por la etnografía o por el mundo tradicional de esa región a donde tú
vas. Sin nadie decirte nada, tú mismo buscas un Museo en el que enterarte cómo
fue todo eso.
Si los trajes típicos han podido rescatarse del olvido, muchas
veces gracias a ilustres visitantes o extranjeros residentes en estas peñas –ejemplo de Alfred Diston–, ¿se les devuelve al turista una imagen
fiel de nuestra vestimenta?
Creo que sí, dado el rigor con el que se han confeccionado. No
obstante, hay que resaltar que son reproducciones actuales, donde muchas de las
prendas, que en su origen fueron artesanales, ahora son industriales.
Ejemplos, los sombreros de fieltro o las telas de la lencería o el
calzado. Antes los lienzos para hacer la camisa o los calzoncillos, las enaguas
de la mujer, o sea, lo que es la lencería, se tejían con lino cultivado y
manufacturado todo en el país. En cambio, ahora nosotros hemos recurrido a lino
industrial, es decir, a la misma materia prima, solo que procesada
industrialmente. Siempre una reproducción de un modelo de traje implica un
cambio de técnicas, una actualización.
Hace poco me acaban de regalar una camisa en La Palma, por ponerte
un ejemplo, toda hecha a mano; todas las costuras con puntos especiales de
incrustación. Le estuve calculando, por las horas posibles de trabajo que
habían tardado en hacerla y por los bordados que tiene y solamente esa camisa, tal como está todo en
la actualidad, costaría más de cien mil pesetas.
Extendiendo la pregunta fuera de lo que es el ámbito del Museo, en
los grupos que tú conoces, ¿es su vestimenta la
adecuada?
Los que han seguido las nuevas tendencias, que son una vuelta a la
tradición, o mejor, un intento de vestirse como la vestimenta tradicional, sí.
Pero luego hay una serie de grupos que se visten un poco como Dios les dio a
entender, o como hasta ahora nos creíamos que eran los trajes típicos.
Yo siempre digo que el primer traje que tuve fue el
"encarnado" de La Orotava, con mis espigas y mis amapolas, porque era
el que yo creía que era, y perdona el juego de palabras. Ahora, después de
haber elaborado una serie de estudios y de haber tenido una serie de
conocimientos, entiendo que mucho ha cambiado. Los grupos tienen dónde elegir.
Hay unos que siguen esta nueva tendencia, por así decirlo, y otros
que siguen anclados en lo que creíamos que era.
En definitiva, depende, hay unos grupos que visten con mucho rigor
y otros que no.
¿Son las romerías un buen escaparate de nuestro folclore cara al
turista?
Definitivamente, no. Ni las carretas eran las que ahora son, ni la
gran mayoría de los trajes fueron vestidos por nuestros ancestros: Ni siquiera
la música interpretada, en su gran mayoría, se la puede considerar folclórica.
Desgraciadamente, las romerías se han convertido en un desfile
desordenado de carrozas "arrojacomidas", adornadas por cabezas de
cerdo con gafas de sol; magos que se empeñan en ser más rústicos empolvando sus
sombreros con azufre y telas de araña o comiendo bocadillos gigantescos de
chorizo.
El resultado, en la mayoría de ocasiones, es forzado. Se ha pasado
de lo tradicional a lo chabacano. Lo poco salvable puede ser algunos grupos de
baile, unas pocas músicas y poquísimas danzas, pero que se ven materialmente
imposibilitados para discurrir por las calles en medio de un público frenético,
pedigüeño de papas, carne y vino.
Esa es mi visión de la romería. Creo que es bastante dura, pero es
mi realidad.
¿Habría alguna que se podría salvar de la quema?
Tal vez tienen de positivo el que se fomenta en la gente, y sobre
todo de cara a las nuevas generaciones, que no ha tenido ningún contacto con la
vida tradicional, que empiezan a ver lo que puede ser. Pero la visión es
bastante mala.
Cada vez intento ir a las más raras, más distantes y más pequeñas.
El pasado año fui a una en Buenavista, pensando que nos íbamos a encontrar una
de verdad. Lo malo es que esas romerías más pequeñas tienden a imitar a las más
grandes. En Buenavista vi muchísimo más ganado que en cualquier otro sitio,
pero el señor que llevaba ese ganado iba con el traje de La Orotava, intentando
emular a las otras romerías.
Tienen de positivo el que si no las tuviéramos, estaríamos a la
altura de Valladolid, donde, por ejemplo, no hay ningún acto, en ningún
momento, en el que la gente se vista con los trajes tradicionales. Solo en
algunas Comunidades, como es Aragón con la ofrenda a la Virgen del Pilar, la
gente se viste con el traje típico. O en Valencia con la ofrenda a la Virgen de
los Desamparados.
Estas dos, junto a Canarias, son las tres únicas Comunidades que
tienen grupos folclóricos. Luego existen otras Comunidades donde sí tienen
grupos folclóricos, que sí visten su traje tradicional, pero lo hacen en actos
mayoritarios en los que participa toda la gente sin que pertenezca a ninguno de
esos grupos o colectivos.
Para mí sería más negativo que ni siquiera existieran esos actos,
esas romerías. Pero a los ojos de un museo, sabes que eso es bastante irreal.
Antes las carretas eran el medio de transporte del campesino. La adornaba con
flores y le ponía un toldo para que no le diera el sol durante el trayecto. Yo
conocí gente que iba a Candelaria en carreta; eso sí que era una romería de
verdad. Luego las carretas acompañaban al Santo en la procesión.
De adornarlas con flores primero, y con ramas, banderillas y
farolillos de papel después, que era lo más que se hacía, hemos
pasado a auténticas carrozas que reproducen facetas muy diversas. Ha
habido una importante evolución, que merece un estudio específico.
La de Tegueste era una romería muy tradicional, muy típica. Estaba
muy bien, muy ordenada, porque era muy poco conocida. Ahora tiene la
fama de ser de las más típicas, de las primeras. ¿Y qué ha ocurrido en
realidad? Que el pueblo está desbordado, no hay espacio para que discurra el
gentío tan grande que va a verla.
Sólo conozco dos bailes de magos que verdaderamente merecen
continuidad: el organizado por la Agrupación Folclórica Universitaria en el
recinto universitario y el realizado en la misma ciudad, en San Benito, en las
fiestas en honor a dicho santo. En ambos se exige rigor en la vestimenta y solo
se interpreta música folclórica canaria.
Los demás son verbenas populares, donde la gente va vestida de
cualquier manera, donde no faltan las mujeres travestidas de macho o algunos
hombres vestidos de mujeres, minifaldas listadas, zapatos deportivos, sombreros
amarrados a la cintura, etc., etc.
Desgraciadamente, los pocos ingenuos que acuden con su timple bajo
el brazo, tratando de unirse a alguna parranda o acompañar a algún solista
valiente, se ven ahogados por la amplificada música de la Maracaibo o Los
Rocker´s de Garachico. En el baile de magos de La Orotava, ¿dónde se interpreta
música canaria?
Sin embargo, en la charla con Benito Cabrera, me comentaba que
está contento por la imitación de los bailes que organiza la AFU, por ejemplo
el de Santa Cruz...
El baile de magos de Santa Cruz no lo quise incluir aquí para ser
más escueto. Ese baile tiene dos vertientes. Por un lado ponen una orquesta
para toda la gente joven. Interpretan salsa y "Esta noche no alumbra"
a ritmo de pasodoble o de lo que sea. Pero como el recinto es muy grande, sí
que se forman parrandas y se interpreta música canaria.
Ahora bien, en el aspecto de la indumentaria, ahí sí que son poco
exigentes. Como los guardias de seguridad que se ponen en la puerta no tienen
claro cuáles son los trajes válidos, no saben qué criterios deben seguir, entra
todo el mundo. Este es el inconveniente de los espacios grandes.
En los sitios pequeños, tengo la impresión de que se tiende a
realizar verdaderos bailes de magos. Lo otro son verbenas para que la gente se
divierta, salte y brinque.
¿Se cuida la imagen de trajes y temas interpretados en
recepciones, ferias, agasajos, convenciones...?
Regularmente no. Es frecuente que los responsables de estas
celebraciones no tengan claro qué es lo válido dentro de nuestro folclore, y en
lugar de asesorarse con especialistas, recurren
a grupos del lugar sin tener en cuenta la autenticidad
de la labor que desarrollan, o eligen grupos donde milita algún pariente suyo
siguiendo iguales criterios.
Si hubiera un concejal de cultura en un ayuntamiento, o una
entidad, o una persona responsable que tuviera claras las ideas y dijera, pues
sí, esto es válido o esto no es válido.
Por lo que me atañe directamente, te voy a poner un ejemplo: el
Cabildo sí que tiene un museo donde se puede asesorar. Luego, si tiene que
poner un stand en alguna feria o llevar unas niñas a no sé qué intercambio, las
lleva vestidas con el traje típico de La Orotava.
[Le comento que he intentado confrontar este aspecto con otra
gente. Haciendo una entrevista al representante del CIT portuense, me alegaba
que, desgraciadamente, las representaciones que se llevan tienen que ser muy
limitadas. Normalmente no llevan un grupo completo, porque les sale muy caro.
Es algo bastante restringido, que se lleva para entretener en un cóctel, en una
cena. Yo, como he tenido la oportunidad de vivirlo, te aseguro que ni te hacen
caso, cada cual sigue en lo suyo y les importa un pimiento si aquello es una
muestra representativa. Al final, qué ocurría: que te olvidabas de que llevabas
el traje típico y te ponías a tocar "Carnaval, carnaval"]
Claro, claro, sólo en plan divertimento. Además, nosotros estamos
"mamando" otras músicas y te calan, quieras o no. Como le calaron las
habaneras a los que fueron a Cuba. Es una cosa tan real como la vida misma; eso
es inevitable.
¿Qué sentimiento te produce la imagen que ofrecen vendedores-as de
productos típicos en determinados lugares, algunos de cierto prestigio como
Bananera "El Guanche" –en la
carretera del Botánico–, o las que se colocan por fuera del
Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, en las que destaca una "elegante"
rebeca de color añil?
Me produce un sentimiento de desánimo y de tristeza. Y más cuando
en algunos casos he intentado sugerir algunos cambios. Los responsables de esas
personas saben lo mal vestidos que van y, sin embargo, no han hecho nada para
enmendarlo.
Conozco al dueño de Bananera "El Guanche". Le aconsejé
para ponerle a las chicas un traje cómodo de principio de siglo, con telas
mucho más livianas, sin tantas prendas, con el que se podrían desenvolver
bastante bien y estarían, que es lo importante, correctamente vestidas. Pero la
sugerencia ha caído en el vacío. Y puedes comprobar cómo llevan un traje típico
de La Orotava de falda corta, sandalias, calcetines y rebeca azul, como tú
dices. No se puede transformar un traje porque sí, sin más explicación.
Te lo decía, porque la repulsa que me produce esas indumentarias
de las vendedoras de flores en Puerto de la Cruz, que en su mayoría son de Los
Realejos, no es ni normal. Dan lástima. No sé qué puede decir el turista de
aquellos andrajos.
Todo mal, absolutamente mal. Y al lado del Ayuntamiento. ¿Qué
quieres que te diga.
Me imagino que tienes debido conocimiento del folclore que se
ofrece al turista en los establecimientos hoteleros por "esos grupos que
tocan para el turismo". ¿Qué opinión te merece?
Muy mala, salvo excepciones. Estos grupos prefieren poner a tocar
las palmas a los turistas al son del "Viva España", e interpretar
unas folías lentas y aburridas, que nada dicen al público. Interpretar para el
turismo suele ser el camino más corto para degenerar los números folclóricos.
Me consta que hay grupos que van y tocan con honestidad, delante
de los turistas, cualquier género folclórico. Pero al comprobar que
determinados temas, que nada tienen que ver con la música tradicional, les hace
tocar las palmas y arriba reciben más propinas y les aplauden más, comienzan a incluir estos numeritos al final
de sus actuaciones. Muchos acaban por sustituir directamente el repertorio
folclórico por este otro.
(Continuará)
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