Viernes, 30-05-25
“No hay derecho a que el pepé
/ desatienda al inmigrante”, / y se quedó tan campante / Clavijo con quien me
sé. / Después se bailó un claqué / con Domínguez de pareja, / mientras tanto se
acompleja / el pueblo pa´l que gobiernan, / que ve cómo se consternan… / riendo
de oreja a oreja.
No piensan que somos tontos, / pues ellos lo son con creces
/ y salen con esto a veces… / no engañan con falsos prontos. / Mejor dejen esos
montos / y piensen con la cabeza, / aunque solo con corteza / y nula sustancia gris; / no aciertan ni por
desliz: / fuerte pena, qué tristeza.
Un bochorno de gestión / del pacto en que Casimiro / le
basta dar un suspiro / y dinero a mogollón. / Predomina la inacción / que como
logro se vende, / pues sé de uno que pretende / extrapolar las ausencias / por
sobradas experiencias, / algo que al común ofende.
Casi me siento cansado / de predicar en vacío, / porque se
impone el hastío / en un mundo acobardado. / No está bien mirar a un lado / y
en silencio vegetar, / se debe la voz alzar / ante tamaña injusticia, / pues no
puede la estulticia / el futuro programar.
Esta deriva constante / de la derecha insensible / es el
afer más horrible / que tenemos por delante. / La diatriba chillante, / surgida
del todo vale, / provoca que aquí se instale / un ruido ensordecedor, / con
decibelios de hedor, / pues a inmundicia equivale.
Si el canario no es consciente / de este juego peligroso, /
parece poco juicioso / seguir siendo complaciente. / No hay cosa que más
reviente / que esta enorme hipocresía, / lo que a muchos nos chirría / por ser
algo habitual, / mejor se pongan bozal / en la boquita todía*.
*adv. desus. siempre (en todo
tiempo).
Sábado, 31-05-25
Tras el Día de Canarias, / hoy concluye el quinto mes; /
aquí sigo, ya lo ves, / con mis rimas voluntarias. / A un ritmo de cinco
diarias / la talega va subiendo, / poco a poco voy tejiendo / una trama
peculiar / y si puedo mejorar: / por si algún día las vendo.
Cuando cierre esta remesa, / prometo hacer un recuento, /
pues si no las vuela el viento… / ¿me llevaré una sorpresa? / Un carajo me
interesa, / me dirás con gran razón, / que presumas del montón / acumulado en
tu haber; / más malas no pueden ser, / un auténtico tostón.
Tremenda majadería / le entró a este bobo tieso, / lo mismo
nos pide un beso / porque si no nos la lía. / Las rimas yo cogería, / si
estuviera en su lugar, / y las iría a quemar / en la hoguera más cercana, /
riendo de buena gana / por tal hazaña lograr.
El quererse comparar / con grandes verseadores / te causan
tantos dolores / que al médico vas a dar. / Y acabarás por tomar / unos veinte
termalgines, / pues ni el relax de los cines / te curan la enfermedad, / ¿serán
cosas de la edad / o toca los cataplines?
Puede ser que ya chochea / el que se cree figura, / puede
que la calentura / le hace ver que lo que crea, / por infumable que sea, / es
digno de ser leído, / hasta, quizás, compartido, / ¡ay!, poeta de glorias
vanas, / dónde vas con tantas canas, / no me seas engreído.
Si no fuera la ironía, / con unos gramos de humor, / qué
desgracia, cuánto horror, / de la vida qué sería. / Se acaba la tontería / que
ya por mayo está bien, / pues llevamos más de cien, / pero menos de un millar:
/ deberemos mejorar / en el mes de junio. Amén.
A modo de conclusión:
Si no fuera tan saludable reírse de uno mismo, puede que ya estuviese en la UCI. Porque sentarte delante de la tele a ver un informativo en cualquier cadena, acabará por ser la primera causa de los infartos. Qué racha, compañero.
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