Había adelantado a los incondicionales que iba a estar unos días en Las Palmas. Y así ha sido. No pude hablar con Jerónimo. Otra vez será, porque no me dio tiempo de avisar a Salvador. He regresado y aún no ha habido lugar para enterarme de qué calle ganó este año en la Villa de Viera. La gente inteligente me señala si me largo para no escuchar tanto estampido. Algo de cierto hay en ello. Y en tiempos de crisis –eterna canción de los últimos meses–, menos entiendo el gasto. La desconexión fue total, por lo que las entradas a este blog quedaron suprimidas en estos cuatro días pasados. En los que sólo hubo fotografías, comer, hacer kilómetros (en coche, bastante pocos por el Paseo de Las Canteras) y descansar. Pasé, eso sí, por Montaña Alta, en Guía, y saludé a dos amigos: Misael y Ana. Escuché unas perras de música, no probé el queso (estoy medio desconfiado e intuyo que algún componente no me sienta bien), compré pan de papa y unos dulces de Moya. Arranqué la caña pronto –qué raro en mí–, tras haber cumplido el encargo de Benito (A. F. de Higa) y dejar un “Pepillo y Juanillo” por las tierras de los ‘cuatro secarrales’. Y para que haya constancia del hecho, las tres fotografías que hoy inserto dan fe de lo ásperos que están los terrenos por la tercera (en extensión) isla de esta nacionalidad archipielágica y ultraperiférica, llamada Gran Canaria (excepción hecha de un recóndito lugar ubicado en la santacrucera Avenida de Buenos Aires, donde las derivas son mayores que las del barco de Fred Olsen en su travesía a Agaete cuando trinca la mar revuelta).

De San Mateo a Valsequillo la carretera está linda. Me recordó Madeira. Como aquí nos cargamos todos los árboles que bordeaban las nuestras porque constituían un peligro para el tráfico, cuando quiero rememorar el tramo entre Las Arenas y San Agustín, por El Castillo y Los Barros, tengo dos opciones: cerrar los ojos y volver a mis años mozos o marcharme para Gran Canaria y subir por Santa Brígida, o ir de Arucas a Teror, o de Firgas a Valleseco, o de Moya a Fontanales...

Aquí sigo entonces. Se acabaron estas mini vacaciones y me enfrasco en la cotidiana labor. Los Realejos está en fiestas durante todo este mes y lo mismo hago mutis por el foro nuevamente cuando la romería se halle a la vuelta de la esquina. Lo pensaré. Parece que ya no estoy para esos trotes festivos. Mañana más.
Mis disculpas más sinceras al anónimo que me remitió un comentario a esta entrada y en vez de publicarlo lo suprimí por error. Le prometo que si lo envía de nuevo, esta vez no 'meteré la pata'. Saludos cordiales.
ResponderEliminarDecía que me alegraba verlo de vuelta. Respecto a los fuegos, lo de siempre, pero con innovaciones. Ya montan los fuegos en plataformas hidráulicas y todo.
ResponderEliminarTambién le decía que menos mal que no vislumbró el pasaje del helicóptero, que si no, seguro que ve a Paulino.
Encantadora descripción de lo menos encantadora isla vecina y amiga para más de uno a pesar de la estulticia de otros. Lo de las mini-vacaciones ¿es con socarronería o para ponerle los dientes más largos todavía a otros?
ResponderEliminar