lunes, 24 de diciembre de 2012

El CIS no engaña

Aunque uno solo pretenda entretener las neuronas, y este ‘medio’ no esté sujeto a dictados ajenos, siempre me ha parecido oportuno intentar ser lo más objetivo posible. Es complicado porque el plasmar opiniones por escrito acarrea los inconvenientes consabidos. Además, un pasado de militancia política te puso una etiqueta que algunos verán adherida al costado (izquierdo) por más que ha sufrido mil fregados en dos décadas y media.
Es algo semejante a lo que ocurre con las encuestas. Cuyos resultados ve cada cual a su conveniencia y casi todos tienen un mucho de razón, según haya sido la empresa que confeccionó el cuestionario de rigor, quién la encargó y cuáles fueron los motivos para su elaboración. No creo haga falta poner ejemplos al respecto pues en cada proceso electoral se abre el debate pertinente.
En lo que los españoles hemos alcanzado cierto consenso es en las valoraciones que realiza el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Organismo autónomo, dependiente del Ministerio de la Presidencia, y cuyos barómetros mensuales constituyen el reflejo de la opinión pública.
Cuando el 2012 casi se halla definitivamente atracado, el panorama no puede ser más desalentador. Un año de gobierno del PP ha venido a demostrar que muchos millones de votantes pecaron de ingenuos. Y que los que elaboraron su programa electoral lo eran más. O estando al corriente de que la situación era peor de la que nos pintaban, nos engañaron como bellacos con promesas que sabían de antemano que jamás podrían cumplir. Lo malo es que sea de una u otra manera, no estamos, precisamente, en manos de los gestores que la sociedad necesita.
Independientemente de que te dejo el enlace por si quieres profundizar en el análisis del ejecutivo (http://www.20minutos.es/graficos/todo-el-gobierno-de-rajoy-suspende-38/0/), vaya, por mi parte, un par de pinceladas:
El presidente, que comenzó este 2012 con una calificación de 4,5, ve reducida su ya exigua estimación a un raquítico 2,7. Y no es de extrañar. No solo no ha cumplido lo que prometió (ha hecho todo lo contrario), sino que en el primer cuarto de su mandato el escenario ha devenido a catastrófico porque las medidas adoptadas de nada han valido y lo que ha pretendido denominar sentar las bases para la recuperación, se ha traducido en un ataque frontal con sus brutales recortes en educación, sanidad y servicios sociales. Todo ello, junto a otras disposiciones que, bajo el pretexto de dinamizar la economía, solo han favorecido a los bien ubicados en el otro platillo de la balanza. Y que son, en definitiva, los responsables causantes del hundimiento, pero en manera alguna los que se vayan a sacrificar para reflotar la nave. Con lo que la brecha entre los pocos privilegiados y los muchos desgraciados ha alcanzado dimensiones tipo Gran Cañón del Colorado.
Y otro botón: nuestro ministro canario. Que hace pocas horas le pidió a los Reyes Magos una gran bolsa de petróleo a escasos kilómetros de las playas majoreras y conejeras. Con el encendido ánimo de que los turistas se bronceen mucho más rápido. Que alcanza tal grado de cinismo que juega con lo de la sostenibilidad medioambiental hasta extremos que rayan la tomadura de pelo. Que sabe que si de algo vamos sobrados en estas islas es de sol y viento. Pero el anhela con el fichaje como miembro del consejo de administración de Repsol. Que le posibilite, cuando las aguas vuelvan a su cauce, un plácido retiro, con viajes en primera clase y excursiones por los fiordos noruegos. No se va a quedar pescando en la presa de Soria.
El CIS, como el algodón, no engaña. Intereconomía, manual de estilo y catecismo de los adictos, tampoco. Y ese gobierno, que a finales de noviembre era calificado, de media en su conjunto, con un 2,9, volvería a ganar las elecciones. Los que siguen con los ojos cerrados o mirando a otro lado, me lo expliquen.

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