Aunque uno
solo pretenda entretener las neuronas, y este ‘medio’ no esté sujeto a dictados
ajenos, siempre me ha parecido oportuno intentar ser lo más objetivo posible.
Es complicado porque el plasmar opiniones por escrito acarrea los
inconvenientes consabidos. Además, un pasado de militancia política te puso una
etiqueta que algunos verán adherida al costado (izquierdo) por más que ha
sufrido mil fregados en dos décadas y media.
Es algo semejante
a lo que ocurre con las encuestas. Cuyos resultados ve cada cual a su
conveniencia y casi todos tienen un mucho de razón, según haya sido la empresa
que confeccionó el cuestionario de rigor, quién la encargó y cuáles fueron los
motivos para su elaboración. No creo haga falta poner ejemplos al respecto pues
en cada proceso electoral se abre el debate pertinente.
En lo que los
españoles hemos alcanzado cierto consenso es en las valoraciones que realiza el
Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Organismo autónomo, dependiente
del Ministerio de la
Presidencia, y cuyos barómetros mensuales constituyen el
reflejo de la opinión pública.
Cuando el
2012 casi se halla definitivamente atracado, el panorama no puede ser más
desalentador. Un año de gobierno del PP ha venido a demostrar que muchos
millones de votantes pecaron de ingenuos. Y que los que elaboraron su programa
electoral lo eran más. O estando al corriente de que la situación era peor de
la que nos pintaban, nos engañaron como bellacos con promesas que sabían de
antemano que jamás podrían cumplir. Lo malo es que sea de una u otra manera, no
estamos, precisamente, en manos de los gestores que la sociedad necesita.
Independientemente
de que te dejo el enlace por si quieres profundizar en el análisis del
ejecutivo (http://www.20minutos.es/graficos/todo-el-gobierno-de-rajoy-suspende-38/0/),
vaya, por mi parte, un par de pinceladas:
El
presidente, que comenzó este 2012 con una calificación de 4,5, ve reducida su
ya exigua estimación a un raquítico 2,7. Y no es de extrañar. No solo no ha
cumplido lo que prometió (ha hecho todo lo contrario), sino que en el primer
cuarto de su mandato el escenario ha devenido a catastrófico porque las medidas
adoptadas de nada han valido y lo que ha pretendido denominar sentar las bases
para la recuperación, se ha traducido en un ataque frontal con sus brutales
recortes en educación, sanidad y servicios sociales. Todo ello, junto a otras
disposiciones que, bajo el pretexto de dinamizar la economía, solo han
favorecido a los bien ubicados en el otro platillo de la balanza. Y que son, en
definitiva, los responsables causantes del hundimiento, pero en manera alguna
los que se vayan a sacrificar para reflotar la nave. Con lo que la brecha entre
los pocos privilegiados y los muchos desgraciados ha alcanzado dimensiones tipo
Gran Cañón del Colorado.
Y otro botón:
nuestro ministro canario. Que hace pocas horas le pidió a los Reyes Magos una
gran bolsa de petróleo a escasos kilómetros de las playas majoreras y
conejeras. Con el encendido ánimo de que los turistas se bronceen mucho más
rápido. Que alcanza tal grado de cinismo que juega con lo de la sostenibilidad
medioambiental hasta extremos que rayan la tomadura de pelo. Que sabe que si de
algo vamos sobrados en estas islas es de sol y viento. Pero el anhela con el
fichaje como miembro del consejo de administración de Repsol. Que le
posibilite, cuando las aguas vuelvan a su cauce, un plácido retiro, con viajes
en primera clase y excursiones por los fiordos noruegos. No se va a quedar
pescando en la presa de Soria.
El CIS, como
el algodón, no engaña. Intereconomía, manual de estilo y catecismo de los
adictos, tampoco. Y ese gobierno, que a finales de noviembre era calificado, de
media en su conjunto, con un 2,9, volvería a ganar las elecciones. Los que
siguen con los ojos cerrados o mirando a otro lado, me lo expliquen.
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