Ayer, como
estaba en huelga, quieto y parado, tuve algo de tiempo para escuchar la radio
mientras leía la prensa y atendía otros
compromisos en las redes sociales. Comprobé que, tras una larguísima
desconexión de meses, en Radio Realejos siguen existiendo procederes que, ni
por asomo, pueden tener cabida en una emisora sostenida con fondos públicos.
Esos mismos que son esgrimidos a su conveniencia por los que adulteran los
objetivos que dieron lugar a este medio de comunicación hace bastantes años.
Pero como el actual alcalde, como lo hicieron los anteriores, hace oídos sordos
a los que discrepamos de tintes amarillistas, puede que mi pataleo me conduzca
a otro amplio periodo de cambio en el dial.
En una
anterior ocasión, y en este mismo blog, comenté que la generalización del
prefijo super me parecía una
aberración casi tan grande como el uso desmedido de esa denominada ‘economía
del lenguaje’, que tanto daño está causando al periodismo en general y que
trató de manera magistral el amigo Salvador García en uno de sus artículos de
opinión.
Vayan primero
las aclaraciones que me hace el diccionario panhispánico de dudas:
súper. 1. Adjetivo invariable, creado a
partir del elemento compositivo super-,
que significa, dicho de gasolina, ‘de octanaje superior al considerado normal’:
nafta súper, gasolina súper. Se usa
frecuentemente como sustantivo femenino: «La
súper cuesta ya 76 pesetas» (País
[Esp.] 1.4.85). También se emplea, en la lengua coloquial, con el sentido de
‘superior o magnífico’: «Hemos buscado un
socio de calidad, un socio de clase súper» (NCastilla [Esp.] 13.5.99); «Tenemos
un plan súper para esta noche» (Alou Aportación
[Esp. 1991]). Puede funcionar ocasionalmente como adverbio, con el sentido de
‘magníficamente’: Lo pasamos súper en la
fiesta.
2. Sustantivo masculino, acortamiento
coloquial de la voz supermercado: «Sintió como si su carne fuera uno de esos
bistecs que venden en el súper» (Villoro Noche [Méx. 1980]). Es invariable en plural: Han construido varios súper por aquella zona.
3. En cualquiera de estos usos es
un elemento tónico e independiente, que debe escribirse con tilde por ser voz
llana acabada en -r.
No debe
confundirse con el elemento compositivo super-:
super-. 1. Elemento compositivo prefijo que denota ‘lugar situado por
encima’: superciliar, superponer;
‘superioridad o excelencia’: superpotencia,
superhombre; o ‘exceso’: superpoblación,
superproducción. En el español coloquial actual se usa con mucha frecuencia
para añadir valor superlativo a los adjetivos o adverbios a los que se une: superútil, superreservado, superbién.
2. Como el resto de los elementos
compositivos prefijos, super- es
átono y debe escribirse sin tilde y unido sin guion a la palabra base. No se
considera correcta su escritura como elemento autónomo: «Se portan súper bien» (Tiempo
[Col.] 11.2.97). No debe confundirse con el adjetivo y el sustantivo súper, que sí son palabras
independientes.
A perdonar la
extensión, pero creo que valía la pena. Lo que leíste antes del español
coloquial es lo que nos tiene a muchos descolocados en esta manera peculiar que
hemos inventado para sazonar nuestras conversaciones. En el ratito radiofónico
que te señalé al principio, un cocinero, cuyas cualidades profesionales no
pongo en duda, nos introducía en el sugerente mundo gastronómico de esta guisa
(más o menos):
Hoy vamos a
preparar una receta supersana, que, además de supereconómica, es de elaboración
superrápida, con una preparación superfácil y supersencilla. Los ingredientes
son superbaratos y no nos supondrá un supertrabajo el conseguirlos. Verás que
lo tengo todo supercontrolado y… En consonancia, desde luego, con la línea del
que dirige la sección mañanera, o séase, superguay y superchachi.
Apagué el
receptor y me puse a escribir. Y entre pitos y flautas ya voy por aquí. Lo mismo
la próxima semana le dedico unas líneas al lamentable circo de San Juan de la Rambla, al que, tras el
cierre de la radio municipal por el nuevo equipo de gobierno, la ‘hermana’
realejera (mencionada en el párrafo inicial de este post) ha destapado el tarro
de las esencias para enviar andanadas y diatribas al otro lado del Barranco de
Ruiz. Sin tapujos, sin rubor y sin vergüenzas. Y si los desalojados del
consistorio de San José tienen a bien hacerme caso –por lo de viejo, que no…–,
no acaben por hacer buenos a los contrincantes (políticos). Los incendios en
las redes van a conseguir que el actual alcalde llegue a los trescientos
(votos). Sean comedidos en su uso. En ese pueblo tengo muchos amigos. Y a Jesús
le cuentan aspectos con mucha más libertad. Sé lo que me digo. Y lo escribo.
Recapacita, Fidela, y procura levantar el pie del acelerador. No estropees la
oportunidad del 2015.
Manuel Marcos
apuesta por López Aguilar para liderar al PSOE nacional. Olvida el palmero que
arrancó la caña cuando debió hacerlo en Canarias. ¿Lo del Club Náutico de Las
Palmas? Superignominioso. Me voy superveloz. Reclaman mi presencia para otro
menester.
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