Ayer fue un
día raro. Después de que me jubilé no acabo de acostumbrarme a los festivos. Yo
no entiendo el porqué debe pasarse la feria al lunes. Si el señalado como uno
de los estipulados anualmente para el descanso viene ya rojo en el calendario
(domingo), buscamos otro que lo sustituya y santas pascuas. Lo malo es que en
este país sentamos precedentes que es un disgusto. Será por eso.
Siempre me
han causado rubor las reuniones masivas de los partidos políticos. De todos, no
te vayas a creer. Porque ves a sus dirigentes contando batallitas y a sus
correligionarios aplaudiendo con las orejas. Ya me dirás: transporte gratis,
comida gratis, alojamiento gratis y ovaciones gratis. En resumen, un fin de
semana de cháchara con los amigos, intercambio de pareceres y lugares para las
próximas vacaciones y aclamación exagerada al jefe supremo no sea que no
vayamos en las siguientes.
El Partido
Popular no iba a ser la excepción. Y se fue a Valladolid, tierra de buenos
vinos, a escenificar una unidad que no es tal. Pero tocaba resucitar fantasmas
del pasado y apareció Rubalcaba. Porque mentar a Zapatero parecía que no iba a
colar. Por si estaba por León y se daba un salto. Aunque de pasada y soslayo
también se llevó un par de cogotazos: la herencia. Eso en lo que no me voy a
detener ni un segundo porque… (videotecas al canto).
Te juro que
no envidio a los asesores presidenciales. Deben estar recluidos en Moncloa
escribiendo folios a mansalva. Porque Rajoy, en estos dos años –un fisco más–
que lleva en el cargo, ha debido leer unos seis millones de hojas (una por cada
parado). Hemos rescatado a España (tú lee bancos y cosas por el estilo), ahora
corresponde ir a por nosotros, los españoles (sin especificar por los que deben
agarrarse primero al salvavidas). Me imagino habrás sabido que Bankia, fiel
ejemplo de nuestro esfuerzo y dedicación, ha obtenido más de ochocientos
millones de beneficios. ¿No te retumban en los oídos aquellas palabras de que
no era un rescate a los bancos, de que tenían que pagarlo y más sandeces?
Como las
elecciones generales son a finales de 2015, si el PSOE no levanta cabeza –en
este hipotético caso se adelantarían por el interés general–, será, y es mera
casualidad, a partir de ese momento cuando se iniciará el descenso de los
impuestos. No especificaremos cuáles, pero seguramente serán aquellos que
afecten a los que se encuentran en la cúspide de la pirámide. Hombre, por algún
lugar habremos de comenzar y no será por el lado de los más débiles. Eso es una
medida de cara a la galería, propia de las formaciones de izquierdas, y que no
reporta incremento significativo a las arcas públicas, más bien todo lo
contrario. La economía se remueve por arriba. A los de abajo, los sepultados,
maldita falta que les hace. Te suena lo de se jodan.
Resucitamos
la herencia y mandamos a callar. Si Juan Carlos pudo hacerlo con Chávez, ¿por
qué íbamos a ser menos? Y las masas aclamaron enardecidas. Cospedal y su marido
los más. Y como el PP tiene una virtud reconocida (sí, no te extrañes: cuando
mira hacia atrás siempre ve enemigos) y no sabe lo que es un espejo, ni un baúl
de los recuerdos, ni una hemeroteca, ni una neurona archivadora y dieciocho mil
etcéteras, cállate, Alfredo; si no eres capaz de felicitarnos por lo bien que
lo estamos haciendo, cállate. Nada, ni siquiera salvo alguna cosa. Mutis total.
Y tengo la convicción de que le irá muy bien. Oposición irresponsable. O te
callas o te doy… Tampoco la mujer decide (las populares tienen otras vías directas).
País de rancios y casposos. Y en mi ayuntamiento, tan jovencitos ellos (me
niego a lo de y ellas), y siguen sus pasos fieles y obedientes, aunque en
‘privado’… ¿Sigo?
Pero se
debate en mi fuero interno peculiar batalla ideológica. Cómo es posible que el
PSOE, que en situaciones normales deberían las encuestas atribuirle mayoría más
abultada que la del año 1982, siga sumergido en una ciclogénesis explosiva.
Aunque el líder regional, bueno el que está anotado como encargado, asevera que
no les irá mal en las elecciones autonómicas (mayo de 2015) en cuanto Casimiro
y Alpidio alzaron la voz. Ya debió firmar el negocio con el perpetuo y se
habrán conjurado. Difícil, casi imposible, habrán meditado, que entre los dos
no alcancemos el número mágico: 30.
En mi isla,
donde ayer celebramos las candelas, como somos más progres que nadie, exigimos
más que abiertas: escarranchadas. No nos lo permitirán estatutariamente, pero
quedamos más chachis que el carajo. Somos escasos, pero aquí se postula hasta
el gato de la sede. Cuantos menos, más a repartir.
En mi pueblo
me han invitado a participar en un proceso en el que ellos mismos no me dejan.
Hasta ahora estoy por arriba de la guerra de los “Migueles”. Y la última que me
soplan es que los actuales concejales (tres) no descartan volver a ser
candidatos, pero todos de número uno. Y cuando lancé el envite de que
encabezara la lista una mujer… Ya está: otra convención.
¿Saben qué
están alegando los que hasta esta línea llegaron leyendo y se dieron por
aludidos? Eso mismo: ¿Por qué no te callas? Pero si yo no dije nada, solo lo
escribí.
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