Retomo la
actividad escribidora (escritora me parece demasiado pretenciosa para mis
escasas dotes literarias y/o periodísticas) tras una semana de relajo por esos sures tinerfeños. No, no obtuve premio
alguno en la Primitiva
sino que aproveché uno de los denominados viajes sin transporte de Mundo
Senior. Y me marché hasta Adeje (Playa Paraíso). Allí comí más de la cuenta,
pero también caminé por las tardes por aquellos parajes. Que, por las fotos que
he colgado en Facebook y las que irán apareciendo en este blog en entregas de
fechas próximas, se halla de un verde refulgente. Porque las gentes del Norte,
por lo general, vamos por la autopista y obviamos un mundo de naturaleza
sugerente que se halla disperso por carreteras vecinales cargadas de belleza y
de una especial singularidad. Lejos, muy distantes de los cuatro secarrales que
tanto gusta mentar a cierto editorialista. Aunque él haga referencia a una isla
vecina. Quedé gratamente sorprendido al descubrir lugares en los que, no me
duelen prendas reconocerlo, jamás había puesto un pie.
Vuelvo, pues,
a la cruda realidad y me percato de que seguimos adocenados (vulgares,
mediocres, simples, ramplones), a la par que acomodados en grado sumo. Como
colectivo merecemos el calificativo de borregos (blandos, sumisos, mansos,
timoratos). Nos hemos conformado hasta el extremo de no sublevarnos ante tanta
injusticia. En el encabezado de este blog aparece una frase de San Agustín (La
necesidad no conoce leyes) que ni siquiera, y máxime viniendo de un “santo
varón”, es tomada en consideración cuando nos venden agua canela para beber,
cuando una obra pública se estropea antes de ser inaugurada o cuando la
principal preocupación del país son los vómitos de un jugador de fútbol.
Prima la vulgaridad, la mediocridad, en cualquier ámbito. Y cuando los
que deben tomar decisiones (léase políticos) se hallan instalados en el quehacer
ramplón y abyecto, no podemos seguir mirando hacia otro lado y perpetuándolos
en mullidas poltronas. Porque con nuestro laissez
faire asumimos tanta o más cuota de responsabilidad que la esgrimida por
los inútiles e irresponsables que nos gobiernan. O la de los que aspiran a
sustituirlos para continuar el giro en la rueda de los despropósitos al más
puro estilo hámster (¿o gánster?).
Algunas
fueron las charlas que sostuve esta pasada semana con varios trabajadores de la
hostelería. Y no suelo hacerlo con demasiada frecuencia. Porque si de algo
presumo es en todo caso de mis carencias, que no de mis posibles sapiencias o
andanzas en un pretérito tan cercano pero tan alejado a la vez. Pero la
etiqueta de ex sigue adherida. Tras las reflexiones de rigor casi siempre
concluyo que no puede ser posible que el resto de mortales sea el que se halle
inmerso en el error. No puede considerarse normal en el proceso democrático que
persista la añoranza de modos y vivencias en organismos públicos de hace tres
décadas. Cuando lo habitual consistía en servir y retornar a tu puesto de
trabajo en tiempo prudencial. Porque olvidamos con pasmosa facilidad que el
compromiso adquirido cuando te presentas en una candidatura solo ocupa el
horizonte del siguiente cuatrienio. Pero los manuales de estilo (cualidad,
talante, carácter) han cambiado. Se impone la palabrería y el discurso fácil y
enlatado. Para todo hay respuesta. O la vuelta para el duro, que se mentaba
años atrás. El capítulo de justificaciones es tan inmoral como abundante.
Interesa, y
mucho, tener entretenido al personal con operaciones de mercadotecnia en las
que se vende humo, fuegos de artificio. Cualquier bobería es aprovechada para
descubrir placas, discursear eslóganes del bien quedar y poner en valor (que se
dice ahora) imágenes y retratos. Que posan maravillosamente pero cuyas
actuaciones hacen aguas (tan turbias como las portuenses) y muestran lagunas y
carencias. Se exhiben fachadas cuyo “producto interior bruto” es digno ejemplo
de los conjuntos vacíos de aquellas denominadas matemáticas modernas. Lo
practican los gobernantes y se suben a la guagua los que atraviesan el desierto
opositor. Y creen, todos, que inundando las redes sociales germinarán las
semillas por arte de magia. Sin abonos ni cuidados. La cosecha se mostrará
generosa en forma de votos. Por la cara, por la foto. Donde hace cinco minutos
iba un hipódromo hemos ubicado un aparcamiento gratuito para el mercadillo.
Inaugurado el Día Internacional de la Mujer.
A la que hemos homenajeado para reconocer lo que siempre la
ha caracterizado: su trabajo, tesón y voluntad. ¿O ya nos hemos olvidado de lo
que hizo nuestra abuela y nuestra madre? Y al panal de rica miel acudieron…
Se han dado a
conocer las sustanciosas cantidades que corresponden a los partidos políticos
en forma de subvenciones. Cada diputado vale un buen pastón. Algo así como unos
130.000 euros. Que deben ser unos cinco años de mi pensión. Si lo comparamos
con el salario mínimo, mejor llorar. Coalición Canaria, con una sola diputada
(el otro es de Nueva Canarias), se queja de ser la hermana pobre del Estado. Le
parece poco. ¿Has escuchado a cualquier formación que proponga mantenerse con
las cuotas de sus militantes? ¿O que se produzcan recortes como los habidos en
la prestación de servicios esenciales? Nadie, todos mudos. Incluso el
abominable silencio de los que, adalides de los fondos comunes, aspiran a
ocupar puestos decisorios para cambiar la dinámica de… Eso, espichada en un
palo. No lo hago por ti, sino pienso en ese mañana en el que puedo estar yo.
¡Cuánto hay
que cambiar! ¡Cuánto se podría cambiar! Bastaría aplicar unos miligramos de
lógica aderezados con otro tanto de sentido común. Y llevando a la práctica eso
que tanto les hace llenarse la boca (ojalá se atraganten algún día): el interés
general.
Ellos, falsos
e hipócritas. Nosotros, adocenados y acomodaticios. Y CC en Los Realejos ya
tiene candidato para mayo de 2015. Han repetido la jugada que realizó el PSOE
en las anteriores elecciones. Solo se me ocurre lo de “no por mucho madrugar,
amanece más temprano”. Y a los hechos, y a la historia, me remito.
¡Ah!, hasta
el Antona fue a sacarse la foto con Cospedal. La corbata verde esperanza lo
delata. Y la cara de Rajoy cuando lo increparon durante su discurso, patetismo
puro y duro. Lo de los socialistas navarros, espejo de sus incongruencias. Ayer
estuve en SJR. La propuesta de Tomás para que se abra el Mirador de El Mazapé
me parece adecuada. No se pueden tener los bares y restaurantes cerrados por si
uno se topa con un apuro. Pides un cortado y meas. Porque alcaldes y concejales
no necesitan baños. Los tienen, y elegantes, en sus despachos. Ducha incluida
por si requieren cambiarse de calzoncillos. O ellas lo otro. Y mañana más.
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