miércoles, 26 de marzo de 2014

Más y menos

No es mi recorrido predilecto, pero necesita mejorar. Y creo que una adaptación curricular (o como se llame ahora) no va a ser suficiente. El tramo de autovía (TF-320, antigua C-820), que se ha convertido en otro clásico sendero del colesterol, desde La Vera hasta El Castillo está de pena. Calzada y arcén. Y no es la primera vez que escribo unas líneas al respecto. Estoy en ello desde los tiempos en que Lorenzo Dorta tenía la responsabilidad de las carreteras insulares. Parece que en los últimos tiempos hay que aclarar los asuntos no sea que te tilden de oportunista. Me alegro, pues, de que el ayuntamiento realejero se haya puesto manos a la obra y que de los contactos con el Cabildo surjan ideas positivas que se puedan llevar a la práctica. Mi temor, no obstante, es que viendo el estado de otras tantas de la isla vayamos a entrar en un sorteo y esperar con paciencia. No hay dinero.
Cuando estés leyendo este comentario puede que ya se hayan colocado los filtros en el depósito de La Montaña para que el agua vuelva a discurrir por Puerto de la Cruz como nos indicaban los viejos libros de texto: incolora, inodora e insípida. Y como la culpa es de Aqualia, Marcos Brito seguirá otra temporada con sus siestas y cabezaditas. Si hace cuarenta años ya hacía sus pinitos, ¿dónde mejor va estar?
Tampoco, que se sepa, ha dimitido (ir)responsable alguno de los que denegaron la ayuda al niño discapacitado de Buenavista. La presión ejercida por los medios de comunicación y la campaña habida en las redes sociales han hecho cambiar de parecer a las mentes obtusas que llevan las riendas de ese ente abstracto llamado Bienestar Social, donde una tal Inés Rojas ni se pone colorada ni se baja del burro (o del camello). Ella lo cobra bien. Mucho más que de maestra de escuela.
El Parque de San Agustín, en el que se ubica la sala de estudios Rafael Yanes, está sucio y descuidado. Fui con mi nieta hace unos días y la porquería, sobre todo en las charcas allí existentes, le da un aspecto bastante desagradable. Y es una pena. Porque el entorno merece una atención más exquisita. Tampoco hay dinero. Aunque deberá haber un concejal delegado de jardines. Que tendrá asignado un sueldo digno. Y todo eso.
Me alegro de las gestiones para abaratar la venta de las Viviendas de Protección Oficial de La Cruz Santa. Aunque tales hechos se aprovechen para las sesiones fotográficas de rigor. Excesivas y con escasísimos protagonistas. Mejor, con un actor principal y un reducido plantel de secundarios. Cuando en realidad lo importante hubiera sido al revés. Lo hacen todos, ya lo sé. Pero cuánto me gustaría que se cambiaran las tornas y que lo significativo fuera el que recibe las llaves y no el que las entrega.
Se van conociendo pegas, trabas y tropiezos en el Plan General de Ordenación de Los Realejos. Ese que había salido como fruto de reuniones en las que se recogían las propuestas ciudadanas. No sé cuántos fueron los que apostaron para el campo de golf de Los Príncipes, pero parece que alguien de más arriba ha puesto unos gramos de cordura. Algo semejante acontece con el Plan de Seguridad. O de Emergencias. O como demonios se llame. Para el que estuvo el bien pagado unos años investigando (tú puedes leer copiando) y que cometió fallos garrafales. Como si hubiera ido a Santa Úrsula a echarse unos vasos de vino y confundió hechos y lugares.
Propone CC mejoras en el polideportivo de San Agustín. Aquel que perteneciera al colegio del mismo nombre. Y me extraña que el actual portavoz de esa formación política no haya ido primero a hablar con quien fuera jefe del Consistorio en los dos anteriores mandatos. Sí, es que lo oí también en una entrevista concedida a una tele local no ha tanto y me dio la impresión de que va muy deprisa en su intento de desligarse de un pasado no lejano en que la formación que ahora dirige tuvo responsabilidades de gobierno bien directas. Claro, así nadie quiere echarme una mano para publicar artículos de unas décadas atrás no sea que salgan retratados. Hombre, ya de camino, amplíen la demanda e incluyan más instalaciones deportivas del pueblo que también requieren muchos arreglos.
Un servidor, observador impenitente, sigue sosteniendo la teoría de que lo que se hace en nuestro pueblo de Los Realejos, la Villa de Viera, es más mérito del primer teniente de alcalde que de la máxima autoridad municipal, quien lleva meses, y los que quedan, más dedicado a su cargo orgánico (en precampaña electoral permanente) que al quehacer para el que fue elegido por la mayoría de votantes y por el que percibe unos honorarios que implican dedicación exclusiva. No creo sea menester poner ejemplos. Como (mal)dicen los entendidos, hoy por hoy Manuel Domínguez no es el alcalde. Quien ejerce como tal es Adolfo González. Y vendrán tiempos peores porque el alejamiento (tiene miga, ¿no?) será más notorio.
Hasta  mañana.

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