Los abogados
acaban de descubrir otra hormona: la del amor. Y esta, al contrario de lo que
podría suponerse, no excita sino que inhibe: la vista. E impide percibir la
verdad. Le ocurrió a la
Infanta y ahora se alega en descargo de la señora Pantoja.
Ciegas perdidas ambas dos no veían pasar por delante de sus narices fajos de
billetes volátiles. Creíase que era de exclusividad femenina, pero se vienen
detectando reacciones en cierto individuo, nada sospechoso de pertenecer al
sexo débil, que ha comenzado a destilar, perdón, a disparar tiros a mansalva
con pistolas de cañones sin estrías… La que te has perdido, Marcial (Lafuente
Estefanía). Tendrías guión para otras 2.600.
El obispo de
estos lares (el católico), el palmero Bernardo, ha asegurado que Anchieta vive.
Un poco tarde llega con la buena nueva. Ya pudo haberlo confesado unas semanas
antes y nos ahorramos un pastón con el que dar de comer a un montón de
hambrientos. Para que vea que yo también sé predicar. Lo hubiésemos llamado por
teléfono o remitido un whatsapp y la excursión romana no habría tenido lugar.
Ni los enjundiosos comentarios posteriores. Para mí que Manolo, mi alcalde, lo
sabía igualmente y por eso se quedó. Tiene muchos más reflejos.
Mientras
Soria desprestigia a CC al indicar que el voto que emitamos a su candidatura no
valdrá para nada, Oramas se atreve a calificar el programa como cien por cien
canario. Legal será, lícito, o ético, me temo que no, que cada cual venda su
producto como mejor crea conveniente. Pero ni los unos ni los otros van
sobrados si nos ponemos en plan patriótico insular. Los primeros (el PP) llevan
a Matos en el número 13, con lo que no debe presumir demasiado. Y demuestran el
valor que le conceden a los sufragios de las ínsulas. La otra (CC) más le
valdría no estirarse tanto pues para que salga elegido el señor Morales,
demasiados electores catalanes y vascos necesitamos. Y no creo, en el
hipotético supuesto de que alcanzaran cuatro (ni soñando se lo creen), que CIU
ni PNV estén por la labor de enfrascarse en boberías petrolíferas, por ejemplo,
habiendo otras independencias de las que hablar.
Las
magníficas expectativas turísticas que nos dibujan por Canarias para justificar
una bajada de un par de cientos en la lista del paro, se pueden ir al traste si
se continúa barajando la posibilidad de que aparezca por estos lares un
extranjero llamado ‘Aedes aegypti’, más conocido como el mosquito del dengue. Y
aquella incontenida alegría de los males ajenos (conflictos en el norte de
África), nos sería aplicada de manera dramática. Las variables que rodean este
negocio que nos sostiene provocan incertidumbres y zozobras. Andemos con sumo
tacto.
Como la nueva
estación de guaguas portuense costará casi el doble de lo previsto
inicialmente, me imagino que una vez concluida podrá albergar también las de
dos pisos. Para compensar. Y pasear a los ingleses que otrora tanto lustre
dieran a la ciudad. Que no vaya a resultar como la de mi pueblo que jamás vio
una en sus instalaciones. La verdad es que no hemos tenido suerte en el aspecto
previsor en Los Realejos. Debe ser que antes no había Facebook.
Cuando
Ferrari consiga, por fin, un coche competitivo, Fernando Alonso ya no podrá
subirse porque la edad y el reumatismo no perdonan. Mientras Mercedes vuela y
otras escuderías van saliendo del agujero, la firma italiana parece seguir
trabajando como en los antiguos talleres de chapa y pintura. Tanto que a un
amigo, y acérrimo forofo del cavallino rampante, no le ha quedado más remedio
que rememorar viejas gloriosas andanzas, a la espera de que el tiempo mejore.
Hubo días
atrás un mitin en La Orotava
para presentar al candidato número cuatro de esa coalición por Europa en la que
se llevan la mejor parte del pastel CIU y PNV. Y allí, en primera fila –a la
derecha mirando para el estrado o a la izquierda si miras hacia el público:
demostración palpable de la indefinición ideológica de estos conglomerados–,
estaba Marcos Brito, el alcalde portuense, en su pose habitual: durmiendo como
un bendito. Lo mismo soñaba con Willy. Qué felicidad.
Las primeras
informaciones de ayer tarde, tras el asesinato de la dirigente popular leonesa,
parecen querer demostrar que se trata de vender a la prisa y corriendo, sin
meditar, sin reflexionar, sin tener en cuenta sentimientos a flor de piel en
momentos tan delicados. Hay que ser el primero, porque la primicia es elemento
de muy alta cotización. Y con tal de precisar, con el ánimo encendido por
demostrar valías periodísticas, se alcanza el paroxismo siguiente: “El suceso
se ha producido minutos antes de las 17:19 horas”. Menos mal que obvió los
segundos. Sin comentarios.
Hasta mañana.
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