Domingo, 25
de mayo de 2014. Seis y media de la tarde. Conocido el segundo avance de
participación en las elecciones europeas, apago la tele y me siento ante el
teclado del ordenador. No se me ocurre nada porque estoy tan pasota como los
que han decidido quedarse en casa, ir a la playa, al monte o mandar este
proceso a tomar el aire fresco en la ciudad vieja de Tallin. En unas horas nos
enfrascaremos de nuevo en el absurdo debate del todos ganamos. Y a los partidos
o formaciones se les importará un pimiento el porqué de la desafección (de qué vale
el porcentaje de electores si los escaños no van a quedar vacantes), ni moverán
ficha para al menos disimular una miaja apenas. Los sesudos analistas inundarán
platós y acapararán micros. Incluso los que no vieron la urna ni en fotografía
se convertirán en acérrimos defensores de la importancia de la Unión Europea (algún tertuliano
persiste, erre que erre, en mentar la Comunidad Económica
Europea) y de la trascendencia de las decisiones… Y ya está. Sumérgete en cualquier
medio de comunicación y atragántate. Si encuentras un eurodiputado que
reconozca que algo habrá hecho mal para tan exiguo premio y que, por
consiguiente, no se sentará en Estrasburgo, haz el favor de no contármelo. De
otra parte, recuerda todo lo que se ha venido comentando durante la campaña: la
abstención será de órdago. Compáralo con las declaraciones de todos los líderes
tras depositar el voto: llamamiento a que se acuda… Que sí, ya está. Ahora sí.
Y esperaré sentado.
Un periódico
de por aquí bien cerca ha publicado: “El 75% de los desempleados carece de
conocimientos de inglés”. Y lo hace con cierto reproche sin asumir la cuota de
responsabilidad que le corresponde. Porque si ha sostenido durante largo (y
cansino) tiempo que con la inminente independencia, este archipiélago hablaría
guanche (ya teníamos los primeros adelantos en la constitución bereber), la
gente dedicó todo su tiempo en tan loable iniciativa y no cayó en la cuenta de
que la lengua de Shakespeare se imponía en diferentes ámbitos demasiado
necesarios para el desarrollo social en el campo de las comunicaciones. Qué
gracia me causa la proliferación de chiringuitos en este aldea cada vez más
global.
No me
imaginaba que la turbidez del agua en Puerto de la Cruz perturbara tanto. Cuando
casi la mitad de la población se vio sujeta a las restricciones, cuando las
embotelladoras hicieron su agosto con las ventas suplementarias, cuando las
redes sociales se inundaron de mensajes y descalificaciones, cuando el afer fue
portada hasta allende los mares, los órganos receptores de las quejas
ciudadanas andaban mano sobre mano. La
OMIC solo atendió cinco reclamaciones de los más de 14.000
afectados. No me atrevo a calcular el porcentaje para no desanimarme. Parece
que el síndrome vecinal por excelencia es el de la abstención. Lo que choca
frontalmente con las crispadas intervenciones que se producen en programas
televisivos y radiofónicos, cuando no en cualquier bar de la esquina. Lo que
demuestra que el españolito sigue siendo fiel a sus principios: se le va todo
por la boca. Tanto que más de uno escupe. Pero a la hora de la verdad hacemos
nuestro el viejo refrán de perro ladrador, poco mordedor. Y en tal tesitura
surge la única disyuntiva posible: los políticos se eternizan, se adocenan y se
gustan.
Francisco
Linares, aparte de alcalde orotavense, es alto cargo de Coalición Canaria. Y
nos ha adelantado que ya la inmensa mayoría de ayuntamientos norteños tiene
candidato para las alcaldías respectivas. Tiene la duda de Marcos Brito.
Entiendo que no por lo que piense el actual mandatario de El Penitente, sino de
la conveniencia o no de que aspire otra vez a ocupar el sillón. Máxime cuando
Milagros (¿tú le conoces algún trabajo a la no tan moza?) también se quiere
sumar al regocijo de seguir en las alturas. Como protegida de Paulino que es,
nada me extrañaría. Pero lo que me ha llamado más la atención en las palabras
de Paco (así lo ha llamado siempre Isaac) es que no parece tener duda en que
Marco Antonio Abreu sea el número 1 en la candidatura ramblera. Pues si he de
seguir el dictado de lo que el actual primer teniente de alcalde sostiene en
sus intervenciones, diré (escribiré) que no lo tengo tan claro. Y es que el
propio apoyo moral de Tomás señala que ellos no son CC, que son AIS. No sé qué
miedo tiene Marco de que se establezca esa relación. Lo mismo tiene encuestas
–siempre queda bonito– que le indican que afiliándose al nuevo partido surgido
en el pueblo tras la expulsión popular de Tomás, y conocido en todos los
ambientes de jarana, fiestas y tascas, como Partido Popubar, puede obtener
resultados más favorables al brindis definitivo allá por mayo de 2015. Salud y
chinchín.
¿Cómo, que
has llegado hasta aquí? ¿Qué te sugerí en el titular? Es que no tienes remedio.
Así se aprovechan de ti, sin darte cuenta.
Hasta mañana.
Lo mismo comentamos algo de las elecciones o del triunfo de los millones que se
mueven en el fútbol. O a lo peor no.
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