Creo que
nuestro estimado y nunca bien ponderado presidente autonómico (Paulino I, el
autóctono) se está equivocando de pleno a la hora de buscar los eslóganes para
la celebración del Día de Canarias. En la presente oportunidad tuvo a bien
equipararnos al mismísimo pájaro canario. Y no conforme con fotografiar a uno
de los tantos silvestres que se hallan en libertad retozando por nuestro
campos, no se le ocurre mejor idea que pensar en el clásico pío-pío amarillo.
Cuando de todos es sabido que estos ejemplares ‘finos’ se encuentran más
enjaulados que José Miguel Pérez y los pocos que le van quedando. O lo que sería
aún peor, que lo haya llevado a cabo para resarcirse de tremebundos editoriales.
Salió a la
palestra doña Inés Rojas para dar buena cuenta de lo pájaro, perdón, de lo
canario que somos cada mes de mayo, cuando va tumbando (genio, destreza y valor,
pero nobleza en la mirada) de medio para el final. Con la apoteosis de los días
previos al 30, porque este es festivo y no se trabaja. Mejor, se descansa,
porque cuando no se trabaja es en los días laborales.
Y nadie mejor
para representar al ejecutivo ultraperiférico que la consejera de Cultura,
Deportes, Políticas Sociales y Vivienda. Manda pajaritos preñados. La conejera,
maestra como yo (y como Rivero, por supuesto) es el vivo retrato del orgullo de
un pueblo luchador, cuya fortaleza y valentía le ha posibilitado dar tremenda
pardelera a la crisis. Cuando no una media cadera o un bello toque por dentro.
Que doña Inés Rojas de León se ha batido el cobre en bastantes terreros entre
concejalías (Teguise y Tinajo), consejerías y presidencias cabilderas. Y de brinquito
en brinquito (del PIL a CC) ha sido capaz de superar erupciones y movimientos
telúricos. Porque asegura, ella sabrá, que el pueblo canario (a dispensar las
reiteraciones pero la conmemoración lo exige) sale de los apuros de mucho mejor
manera que otros territorios: Soy la
historia y el futuro, corazón que alumbra el alba de unas islas que amanecen
navegando la esperanza.
Eso mismo,
navegamos en La Esperanza
y jalamos por la guataca en Vallehermoso, remamos en Valleseco y pegamos una
caña en Caleta del Sebo. Y damos por sepultada al canario le partieron el pico con una azada, parece que convenía que
el canario no cantara. Se nota que te cagas (excusas por lo escatológico)
que me estoy leyendo Los Sabandeños: las otras voces del mito. Y voy bastante
avanzado. A velocidad de crucero. Tanto que ya soy capaz de atisbar la próxima
desavenencia (y van…). Que no diferirá en gran medida de las anteriores. Cuyo
protagonista será Elfidio (¿o te esperabas una sorpresa?) por la disputa de
unos derechos de autor con el mismísimo Benito. Será un conflicto patriótico,
de himnos. Y a la sombra de un duraznero, cubiertos por la enseña de las siete
estrellas verdes (¿no será mejor añadirle otra?), se escucharán el sonoro
rasgueo de un timple y el rítmico dale que te pego de una pandereta, mientras
en lontananza CC y PSOE cantan a dúo: Blanco,
azul y amarrillo, / tres matices de color, / se confunden con su brillo, / al
compás de un tanganillo, / bajo de un almendro en flor.
Y a partir de
ahora, en serio. Antes también, pero más si cabe. ¿Cómo se le pudo escapar al
sauzalero lo de ‘semos’ canarios. En plural, todos, sin excepción. De
guachinche en guachinche, moscas y chochos. Con el señor cámara, como no puede
ser de otra manera. Esnifando gofio en polvo, chascando una buena cebolla y
enjilándonos unos vinos blancos de los que presentan al concurso realejero
Manolo Grillo. Josús, y eructos van.
Carretera y manta y no me suelten del palo que me la pego. Vivir de gorra es
vivir. Pégaselo, compañero.
Surgen estas
presentaciones en plena campaña electoral. Disimularemos el barniz nacionalista
(es un decir) con el lucha, canario, para que nadie te tumbe, dentro y fuera
del terrero. Los socialistas –iba a escribir socios, pero también vale– siguen
subidos a unos callaos dispersos en la agüimense Playa del Cabrón en misión de
vigilancia, no sea que a Soria le dé por las prospecciones. Y en mi pueblo,
entretenimiento entre los autodenominados partidos de izquierdas lanzándose
dardos en las redes sociales para regocijo popular. Qué escaso trabajo van a
tener los miembros de las mesas el inminente 25 de mayo. Estiman que acudan
tres o cuatro de cada diez. Eso, entre el treinta y cuarenta por ciento. Muestra
inequívoca de la desafección. ¿Y?
Y desde mi
canariedad atípica, una décima, sin acritud:
Me llenaron
la talega / con tantas promesas vanas; / ya se me fueron las ganas, / y a mí
nadie me la pega: / ¡Con mi voto no se juega! / Me decanto por el nulo, / y
digo sin disimulo / que en esta oportunidad / me la sudan de verdad: / váyanse
a tomar por culo.
¿Creo que tengo tu permiso para tomar tu décima como bandera propia? Gracias por seguir poniendo en palabras muchas de nuestras ideas
ResponderEliminar