miércoles, 10 de junio de 2015

Volcanes y turismo

“Dejo programada esta entrada unos minutos antes de marcharme para acudir a una interesante conferencia del Dr. Javier Dóniz Páez (Volcanes y Turismo), a celebrar en la Casa del Pueblo realejera. Hace unos dos mil años (un suspiro si lo comparamos con las edades geológicas) que no entro allí. Me portaré bien. Lo mismo mañana les cuento algo. Hasta entonces”.
Así fue el final del post de ayer. Y ya que me dio por empezar al revés, les cuento que me supo. Javier no solo sabe (la tira), sino que lo comunica con una naturalidad digna de los mayores elogios. Tanto que sus palabras te conducen al enamoramiento de su gran devoción: los volcanes. Tan temidos por leyendas y mitos que nos conducen a la creencia de ser asociados a desolación, muerte y a su identificación con las profundidades del Averno donde habitan seres malignos. Pero tan ignorados en una tierra, la nuestra, que se sustenta en sucesivas coladas y en la que solemos obviar los aspectos positivos derivados de toda erupción. De ahí el atractivo y sugerente título de la conferencia. Porque no es necesario ser un experto en la materia para poder disfrutar de los encantos que un volcán ofrece, tanto si se halla en fase activa como si, por el contrario, duerme plácidamente.
Javier, otro realejero universal (a pesar de su corta edad), nos condujo por senderos y rutas que atraviesan parajes y paisajes excepcionales, nos empapó de cultura en deliciosas charcas de agua caliente, fuimos partícipes de los efectos beneficiosos de las fuentes termales, amén de un atracón de historia plasmada en diversas facetas (arqueología, antropología, espeleología, deportes, ocio…). La fascinación y la belleza de una erupción volcánica no tiene parangón. Máxime si la planificación y estudio previos conlleva el añadido de la seguridad, ese adhesivo que te permitirá dormir más tranquilo. Y caminar relajado al lado de un río incandescente.
Desde el Fuji japonés hasta nuestro recientísimo ‘restingolero’, disfrutamos, en la tarde-noche de esta pasado lunes, de un ameno paseo guiado bajo la atenta mirada de un paisano de las medianías, con el que vimos con otros ojos una realidad que por cercana puede que la tengamos marginada. Aquello de no valorar lo inmediato tiene cabida una vez más en este fascinante campo. Otro potencial que añadir a un territorio que depende, muy mucho, del sector turístico. Y del que seguimos comiendo.
Javier es fiel retrato de una juventud sobradamente preparada. Un orgullo para los que sentimos el pueblo que nos vio nacer. Supo congregar en la Casa del Pueblo (denominación histórica de las sedes socialistas) un nutrido grupo que siguió con suma atención e interés la charla programada por la agrupación con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente.
Allí se dio cita una pléyade de viejas glorias. En perfecta comunión con una oleada de promesas que ya toman el testigo. Buen presagio. Me sentí a gusto.
Felicidades, Javier. Y mil gracias por la sencillez en la exposición de tan enjundioso contenido. Así vale la pena alongarse a cualquier cráter.
Como tuve conocimiento de tu quehacer a través de una entrevista en la Revista Tangentes (1 de octubre de 2009), parece oportuno reproducirla de nuevo. Y aquí va. Hasta mañana.

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