miércoles, 1 de julio de 2015

Sin desperdicio

Publicaba ayer mismo Canarias7 un interesante artículo de Miguel Cabrera Pérez-Camacho (http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=381037) en el que no quedaba demasiado bien parado su jefe inmediato. Venía a ser esta la continuación a la intervención del popular díscolo en una reunión del comité regional. Recuerden que en aquel entonces Pérez-Camacho demandó al señor Soria que asumiera responsabilidades por el notorio descenso en los resultados de las elecciones de mayo. Y que si estaba para las maduras, arrogándose éxitos, también debería estarlo, por pura lógica, para las verdes, como en el estrépito de estas últimas locales y autonómicas. A lo que José Manuel prestó caso omiso. Me imagino (yo no estaba presente) que en ese instante el ministro habrá cruzado una mirada cómplice con Manuel Domínguez y este le pusiera sobre la mesa los quince concejales alcanzados en el Realejo.
Cuando Mariano Rajoy movió ficha para la ‘profunda’ reestructuración del partido mediante el nombramiento de cuatro nuevos (con dobles) secretarios con los que lavar su mala imagen (la del PP y la de su presidente) y dar unos aires de reformismo a la enésima, debió, asimismo, cursar instrucciones a sus correligionarios para que acometieran idéntica cruzada en las diferentes comunidades. En uno de los viajes del ministro de Industria y Turismo a Las Palmas, creyó conveniente sacarse de la chistera otros cuatro (ya cinco sería poner en entredicho al gallego) nombres (comité de coordinadotes) para la batalla de las generales de noviembre.
Y mientras en otras esferas de la isla del Roque Nublo observamos que el tándem Fernando-Patricia no es bien observado por su procedencia tinerfeña, hete aquí que el señor Cabrera (puede que para compensar) le escribe al otrora pescador de salmones:
A nivel regional sí que ha habido un cambio muy relevante: la destrucción total del moderado equilibrio organizativo y de poder, a favor del PP de Gran Canaria y sin el mínimo recato exigible.
Me explico:
1) Tanto la portavoz parlamentaria de nuestro Grupo en el Parlamento de Canarias, Mª Australia como el Portavoz Adjunto, Miguel Jorge, son diputados por Gran Canaria.
Nunca había ocurrido antes cosa semejante en nuestro GP. Siendo el presidente del Grupo de La Palma, Tenerife está ausente de la dirección.
2) Ha sido designada por el dedo todopoderoso Mercedes Roldós, diputado por Gran Canaria, para ocupar la plaza de senadora en representación de nuestra Comunidad Autónoma.
3) Con similar actitud y desequilibrio el jefe ha creado un comité de coordinadores para afrontar las elecciones generales en Canarias. El director del mismo es mi amigo Felipe Alonso El Jaber, consejero del Cabildo de Gran Canaria. Y de los cuatro coordinadores tres más son de Gran Canaria y uno de Tenerife. Es decir cuatro frente a uno.
Cuando más arriba yo escribí jefe para designar el cargo supremo de presidente, no lo hice –palabrita de Jesús– en el tono desafiante y despectivo que utiliza don Miguel, aquel combativo, sectario y hasta machista parlamentario que confeccionaba ripios para denigrar a otras señorías. Su especialidad: las féminas. Echo en falta unos versos en esta caso. Lo tenía –y lo tiene– fácil.
Antona y Domínguez tampoco quedan bien parados ante este demoledor epílogo:
Todo el poder del PP canario reside en Gran Canaria, por si no tenía poco con el ministro Soria. Si los de Tenerife queríamos caldo de equilibrio nos ha dado abundantes tazas. José Manuel se ha deshecho del sentido de la moderación y la ecuanimidad y –ejerciendo desde la arbitrariedad– no ha dudado en burlar al PP tinerfeño. Por el morro. Por obra y gracia de José Manuel Soria, quien a estas fechas sigue sin dimitir como presidente regional, la única forma de asumir responsabilidades por el desastre al que llevó al PP canario con sus decisiones en las elecciones de mayo. Y es que José Manuel pertenece a esa clase de políticos que sólo “responde ante Dios y ante la Historia”.
Lo que me lleva a pensar que los cargos de esta provincia occidental son meros convidados de piedra. Cualquier otro afiliado o militante del PP que se hubiese atrevido a escribir las anteriores líneas, habría sido llamado a capítulo. O a concilio.
Y concluye:
Yo preferiría decir estas cosas ante el Comité Regional y no en la prensa, porque allí nadie se atreve a enfrentarse con Soria. Pero ya ven. Ya no me invitan a asistir a las reuniones. Posiblemente porque no quieren oírme. Seguiremos hablando.
Habrá querido decir: Seguiremos escribiendo. Porque si no lo invitan y no puede acudir a los cónclaves, ¿con quién va a hablar? ¿Con nosotros? No, eso es desahogarse. Le propongo que se venga para el pueblo. Aquí sí tiene futuro. Imperfecto, pero futuro. Se le podría asignar la secretaría de relaciones con otras instituciones. Y hablaría –o escribiría– de los convenios de carreteras, instalación de radares, visitas del rey a los observatorios… Mayor marrón que el que ya tenemos, imposible.
Y ya, casi sin darnos cuenta, empezamos julio. Hasta mañana.

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