martes, 30 de junio de 2015

Turismo

Ya vaticinan los de siempre un incremento en el número de turistas que nos visitarán en estas próximas semanas. Los sucesos acaecidos en la ciudad costera de Susa (Túnez) desviarán a Canarias una gran parte de aquellos clientes. La huida ante el temor de nuevos atentados supone para los ‘buitres’ una oportunidad de ocupar más camas y llenar hoteles.
Se necesita alcanzar niveles de perversión escandalosos para retozar con asuntos tan delicados. Complacerse del mal ajeno en un tema tan voluble, define a la perfección la catadura moral de estos personajes. Porque en unas islas cuya principal fuente de ingresos procede de este sector, el hecho de que en un momento dado se nos vire la tortilla y seamos nosotros los que suframos la consecuencias de los dictados de estos desalmados terroristas, a ver.
Al juego –cómo tildarlo de otra manera– se prestan algunos políticos en una alegría digna de enmarcar. Y no ha sido el todavía presidente del Gobierno de Canarias (cada vez más en funciones) un dechado de virtudes en este aspecto. Porque se ha vanagloriado cada vez que las estadísticas nos señalaban que seguíamos batiendo récords en los aeropuertos (por los puertos vamos los de casa). Sin analizar los efectos colaterales. Porque se entenderían cánticos de alabanza si el comportamiento de la tasa de desempleo corriera pareja. Y los datos demuestran que no es así.
Siempre he sostenido que cualquier mínimo detalle puede hacernos estallar la burbuja. Son tantas las variables que rodean esta casuística que bien haríamos en no ir lanzando las campanas al vuelo. Que si las piedras nos ruedan favorables, los mismo mañana vienen de vuelta. No juguemos con las cosas de comer ni brinquemos sobre una pata sola la danza de los enanos. Este mundo no tiene fronteras y no hay manicomios para tanto loco suelto. Seamos cautos en nuestros planteamientos y serios y rigurosos en nuestros procederes, que de cualquier mata salta un conejo.
Leía este pasado domingo:
Según los usuarios de Tripadvisor, la Playa de las Vistas (Arona), la Playa del Duque (Adeje) y la Playa de Benijo (La Orotava) son las tres playas con mejor puntuación en esta web de viajes, que a la vez sirve de multitudinaria red social en la que los usuarios vuelcan sus opiniones y millones de comentarios sobre los distintos destinos. Aquí tienes el enlace (por si crees que):
Ya sé que es un simple fallo el ubicar la playa de Anaga en la mismísima Villa de la Orotava. Como si la zona de medianías (Benijos), con excelentes tierras de cultivo, tuviese algo que ver con la costera de Santa Cruz. Pero el peligro de la distorsión, del equívoco y del malinterpretar está patente en un mundo interconectado. Cualquier hecho que acontezca en los confines del mundo lo tenemos en casa al instante. Y los miedos colectivos tienen difícil cura. La isla de El Hierro se vio envuelta en un fenómeno vulcanológico mal enfocado, desde todos los ámbitos (también el institucional), y lo que pudo haber sido un atractivo más se convirtió en un infierno económico que sumergió el tejido social en un gravísimo problema. Anduve por allí durante los movimientos sísmicos anteriores y la tónica general era la de apartamentos vacíos. Y coches sin alquilar. Y barcos vacíos…
Pero como nuestra memoria es flaca, no hace falta sino esperar un segundo a que entre el siguiente whatsaap. Ya no es que se corra un tupido velo. Es que derrapan las neuronas. El cerebro ya no guarda. La sustancia gris escasea. Queremos ir más deprisa que el más potente de los ordenadores. La actualidad impone un ritmo vertiginoso. Tanta avalancha de acontecimientos no ha servido para una preparación adecuada. Al contrario, vivimos tan al día que hemos amputado nuestra capacidad de raciocinio. Pero ante las desgracias seguimos siendo igual de ignorantes: echamos a correr. O lloramos con desconsuelo. O nos tiramos de los pelos. Y repartimos culpas a diestro y siniestro.
Dicen, por ejemplo, que existe un plan de evacuación en caso de que a nuestro Teide le dé por escupir. ¿Cuántos lo conocemos y somos capaces de seguir instrucciones? Me da la impresión de que las carreras –¿hacia dónde?– no van a poder compararse con las mejores de cualquier olimpiada. ¿Y si se produce un atentado en uno de los tantos eventos multitudinarios que nos brindan las fiestas en cualquier pueblo o ciudad del archipiélago?
Ya puestos, me imagino que más de uno se estará frotando las manos con el controvertido asunto griego. Menor dejarlo estar, ¿no?
Hasta mañana, que ya es julio. Espero que la panza de burro no nos olvide, porque estos calores me producen urticaria.

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