lunes, 8 de febrero de 2016

El disfraz de Manolo

Estamos en carnavales, soy consciente. Las presencias políticas mediante reportajes fotográficos se incrementan en estos días de manera sustancial. En mi pueblo no íbamos a ser menos. Máxime cuando tales apariencias gustan más que a un bobo una tiza. Pero no estaría mal que, siquiera por una vez, las autoridades pensaran que no es bueno mezclar las cosas de palacio con las mundanas del jolgorio y la sana diversión.
Cuando uno suma las pequeñas cuestiones, que esgrimidas en estas fechas pueden, incluso, pasar desapercibidas, se tropieza con un notable montículo. Y como Jesús entiende que la democracia me exige algo más que el simbolismo de acudir a la urna cada cuatro años, suelo mirar con lupa, y analizar en profundidad, los excesos verbales de quienes ostentan la responsabilidad de nuestros gobiernos y de administrar adecuadamente los dineros públicos. Que siempre resultan escasos para los gestores, pero que diseccionados convenientemente desde una óptica más distante y objetiva, o a ojo de buen cubero, viene a resultar que no me cuadran ciertos planteamientos que se me antojan simplistas en grado superlativo.
Sirvan como ejemplos, antes de considerar las cosas de mi alcalde (que actúa en el noventa por ciento de las ocasiones más en función de su presidencia insular que de asalariado del presupuesto municipal realejero), la proliferación de portavocías en ambas cámaras (Congreso y Senado) que se reparten los diferentes representantes canarios en la capital del reino. Lo que implica un plus económico añadido a sus cortas estancias semanales. O la no renuncia a los bonos de taxi en Madrid, a pesar de su discurso anticasta y las promesas de no sobrepasar ciertos límites en las percepciones mensuales, de un numeroso porcentaje de cargos electos de Podemos.
Ha puesto Manolo el grito en La Corona porque el malvado Gobierno de Canarias le solicita participación en el denominado plan de empleo. Cuestión que se viene llevando a cabo durante estos últimos años. Y que si se ahonda en el fondo de la cuestión, me temo que todo se reduzca a que Mariano, en su afán de cumplir con doña Angela (sin tilde), cortó el chorro de la tubería que venía para Canarias. Y nos dejó casi tan secos como este maldito tiempo que no permite colar una mísera borrasca. Pero como aquí gobiernan otros, carguemos tintas contra ellos ya que el resultado electoral del 20-D no dio para más.
Ha puntualizado don Manuel: “Sin advertencia previa y con nuestro presupuesto municipal para el presente ejercicio ya aprobado, ahora nos piden que aportemos nuevamente un 50% para el plan de empleo de 2016, es decir unos 141.000 euros que dejaremos de tener disponibles para otras acciones municipales previstas o que tendremos que extraer del remanente de tesorería una vez contemos con el resultado, esperamos que positivo, del presupuesto de 2015”.
Se erige, pues, en portavoz de los 88 municipios canarios y arremete contra la tropa de Clavijo por semejante osadía. Esta Villa Histórica no se merece este trato degradante. Máxime cuando los esfuerzos locales han hecho descender el paro a límites que rozan el 0,5%, con una población activa que disfruta de un elevado poder adquisitivo y con unas infraestructuras que ya bien quisieran ciudades de superior rango. Por no mencionar la conservación del patrimonio, la proliferación de instalaciones culturales, la dotación de efectivos de la policía local y… no sigo porque se me acabaría el espacio estipulado.
Ya va siendo hora de que te quites la careta, Manolo. Despréndete del disfraz y no me vendas la moto, que ya tengo una, vieja como yo, en casa. Si llevas no sé cuantos ejercicios presumiendo de los saldos positivos en los remanentes de tesorería, a qué vienen tus quejas y tus lamentos. No seas cínico y destina esos miles de euros a políticas de creación de empleo. Sin rodeos ni excusas de ningún tipo. O tienes otra solución más fácil. Con el ahorro de los honorarios de Marrón (que se vaya a ocupar su puesto de policía en la capital tinerfeña) y mandar a dos de los concejales liberados a su antiguo trabajo (¿lo tendrán?), ya tienes los 140.000 euros. Y me quedan otras alternativas muy simples que pasan por asesores, secretarias y reuniones (ficticias) de coordinación cuando estás ausente la mayoría de días (salvo cuando toca sesión fotográfica; como la de Icod el Alto, y otras, en las que marginas a los que parieron las propuestas), pero sé que no te van a interesar. Ahora se montan los ayuntamientos a modo y manera de cortijos. En los que se entra y observas más allegados que funcionarios.
Disfruta del coso. Aunque tú estás de carnaval todo el año. Tranquilo, espero seguir aguantando hasta que el pueblo despierte. Y salga del país de las Alicias. Te prometo que cuando me saque la Primitiva (¿ves cómo también soy un iluso?) voy a donar esos 141.000 euros que tantos trastornos presupuestarios te están causando. Con la condición de que los destines a la elaboración del proyecto de restauración de la Casa de La Gorvorana. Sí, no da para más, pero esas brillantes ideas de los estudiantes de la Universidad (privada) Europea son dignas acreedoras de un mecenas. Y aquí estoy yo. Si tengo suerte y me sobra algo, incluiré otros edificios que en el pueblo gritan como lo hizo el que se desriscó por El Lance. Y para apoyar iniciativas culturales, publicaciones incluidas. Ideas me sobran, pero estos impresentables del Gobierno de Canarias son más ruines que mierda perro. Y me obligan a colaborar en planes de empleo. Si en la Villa de Viera no hay nadie parado.
Me parece que hoy hice el Rascayú. Ojalá se me haya quitado mañana. O cuando me quemen. Hasta la próxima.
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Nota aclaratoria (para quien pueda interesar):
Con qué variedad de matices se pueden interpretar los puntos suspensivos.
Y otrosí: Si un organismo (pongamos el Ministerio de Cultura) tiene entre sus atribuciones el poder de designar a alguien para un cargo (digamos que al director del Museo Arqueológico Nacional), tendrá, en lógica consecuencia, la franquicia para… De cajón, ¿no? Pues cárguense a don Andrés Carretero y olvídense ya de Zapatero. Preocúpense del que manifestó que “el PP de Tenerife da pena”. ¿A que no se atreven a expulsarlo?

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