El hecho de
escribir siempre estará sujeto a todo tipo de miradas e interpretaciones.
Cuando uno se atreve a publicar cualquier contenido y exponerlo al juicio del
potencial lector a través del medio que tenga a su alcance, sabe que habrá
quien no le preste la más mínima atención. Pero debe barajar la posibilidad de
que el titular enganche y consiga que algún atrevido eche una visual al resto
de la información. Planteamiento que me vale, sin lugar a dudas, para los
artículos de opinión. Y extiéndelo, si te place, a los denominados mixtos o
híbridos: entrevista, crónica y crítica.
Este pasado
lunes, con motivo de la celebración de la tradicional romería en mi pueblo, los
periódicos tinerfeños publicaron reportajes del acto festivo con amplio
despliegue fotográfico. Y un servidor, que no se alonga a un periódico (para
plasmar pareceres) desde hace bastantes años en que finiquitó su etapa de
colaborador, también acudió a las versiones digitales para husmear. Manía tan
válida como la del que se sumerge cada mañana en las notas necrológicas y mira
en primer lugar el final de la esquela por si entre los señalados hay alguno de
los alrededores. No, qué va, sobre todo (que no sobretodo) cuando en el bar se
echa el cortadito.
Y ese día, 23
de mayo de 2016, en Diario de Avisos, unas perlas:
“Prevaricar
es un delito que castiga a quien a grosso modo dicta una resolución arbitraria
a sabiendas de que esto es así”. De un artículo de opinión. El autor es lo de
menos. Y mira que he prometido en este blog dejar este asunto aparcado. Pero no
puedo, es algo superior que me enerva y me hace saltar sin remisión. Esta vez
fui a otra fuente de consulta: La Fundéu
BBVA. Y hallé:
La locución
latina grosso modo nunca va precedida de la preposición a.
Grosso modo es una locución latina que
significa ‘aproximadamente’ o ‘a grandes rasgos’. A pesar de lo extendido de su
uso, es siempre incorrecto anteponer la preposición a, según se afirma en el
Diccionario panhispánico de dudas.
Así, en una
frase como «Estas consideraciones, a
grosso modo, demuestran la hipótesis apuntada» debió decirse «Estas
consideraciones, grosso modo,
demuestran la hipótesis apuntada».
Y ya que
estoy, y por el mismo precio [Del blog Errores y erratas, de Carlos Otto]:
Ay, esos
latinismos. Quedan muy bien… siempre que
se digan correctamente. Y hoy, precisamente, me acuerdo de dos que la gente
rara vez suele usar como es debido:
– Motu proprio. Aquí el primer error
es empeñarse en plantarle preposiciones delante. Ya he escuchado y leído de
todo: “de motu propio”, “por motu proprio”… Conviene recordar
que estamos ante una expresión latina en ablativo, con lo que la preposición ya
viene implícita en la traducción. Así, no diremos “de motu proprio” ni “por
motu proprio”, sino simple y llanamente motu proprio (por movimiento propio/por
iniciativa propia). Por cierto, el segundo error es omitir
una r: es motu proprio,
no motu propio.
– Grosso modo. En este caso ocurre algo
similar. Por lo general, mucha gente dice “a
grosso modo”, cuando lo cierto es que nos encontramos, de nuevo, con un
sustantivo y adjetivo declinados en caso ablativo, con lo que la preposición va
implícita. No es correcto decir “a grosso modo”, sino grosso modo (aproximadamente/más
o menos). Por cierto, que aquí tampoco hay que olvidar ninguna s:
decimos grosso modo, no groso modo.
Lección
baldía de maestro jubilado. Y no me apuesto los 50 céntimos. Seguimos con
Diario de Avisos, misma fecha.
La romería
(San Isidro y Santa María de la
Cabeza) se celebró este domingo próximo pasado (22 de mayo).
Este año se adelantó una semana por la coincidencia con la Festividad del Corpus
de haberla llevado a cabo, como es ya tradicional, el último domingo del mes.
Eso escuché. Que mis conocimientos religiosos no alcanzan la luz de cruce, ni
el cuarto de luz. Otro hecho significativo fue que la XLII edición del Festival de
las Islas, previsto para la noche del sábado 21, debió ser suspendida por la
lluvia.
Como el
gremio está como está, amigo Salvador García Llanos, presidente de la Asociación de la Prensa de Tenerife, y no hemos
escarmentado con ‘anécdotas’ de años idos (algunas mataron al que estaba vivo y
coleando, otras inauguraron obras antes de tiempo…), la inveterada costumbre de
cerrar páginas del fin de semana a ser posible desde el viernes y no estar al
loro para prever circunstancias adversas (las meteorológicas, por ejemplo), dio
lugar a que pudiésemos leer estos fragmentos (entresacados del nudo
informativo):
“Miles de
personas, entre vecinos y turistas celebraron, como cada último domingo de
mayo, la popular romería en honor a San Isidro declarada de Interés Turístico
Nacional.
Carrozas,
carretas tiradas por yuntas de bueyes, tractores agrícolas, además de diversas
agrupaciones folclóricas locales, a las que se suman las siete que participaron
el sábado en el XLII Festival de las Islas representando a cada una de ellas,
tampoco quisieron perderse esta cita con las tradiciones.
El último
domingo de mayo los realejeros tienen una cita con las tradiciones que no deja
a ningún asistente indiferente. Y este año tampoco defraudó”.
Lo
manifestado al inicio: Bastante que me alegro.
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