jueves, 22 de septiembre de 2016

Responsabilidades políticas

Cuando un cargo público designa a una persona de su confianza para ocupar un puesto de responsabilidad en una institución, asume una gran carga de responsabilidad. Porque de fallarle en el cometido asignado, deberá arrogarse los errores. No creo haga falta recordar que cuando se trata de éxitos y parabienes, todos los laureles serán para el que tuvo a bien habilitarlo.

Viene esto a cuento de lo ocurrido en el desfalco (desajuste contable) del Recinto Ferial. Ni el consejero-delegado, Efraín Medina, ni el propio presidente, Carlos Alonso, quieren saber de que mucho o poco, pero algo de responsabilidad tendrán en el desvío contable. Porque si fuera la primera vez, vale. Una se le perdona al más acérrimo enemigo. Porque o no era tan bueno en su labor el que manejaba los dineros o el gerente no era merecedor de todos los plácemes que le han dedicado tras cesarlo. Qué buenos somos cuando estiramos la pata.
Tampoco me vale que el dicharachero de Candelaria vaya pregonando por todos los medios de comunicación que se ha actuado con la contundencia más absoluta. Ni que no siente apego alguno por el cargo. De ser así, y debo mostrar mis reticencias a tenor de sus excusas, ya hubiese presentado su dimisión.
Pero ya sabemos que en este país ese hecho no se produce con demasiada frecuencia. Es un verbo que la RAE está pensado suprimir dado su escaso uso. Vamos, que se halla en peligro de extinción. Ahí encontramos a Rita Barberá, cuyo pase al grupo mixto del Senado le va a suponer un par de mil euros más al mes. Y cuando le corresponda la portavocía, no sé con qué autoridad moral se dirigirá a los compañeros de bancada y qué podrá proponer para que los españoles confiemos en su gestión. Tal es el dilema planteado al resto de componentes de ese grupo en el que se ha encuadrado que ayer leí: “La oposición en el Senado exige la marcha de la exalcaldesa y tomará medidas para impulsarla”. Como don Mariano ya no tiene autoridad sobre ella (y era la mejor no ha tanto) y los senadores populares tampoco harán demasiados esfuerzos, me imagino que ‘para impulsarla’ les va a costar tal esfuerzo que acabarán desrengados.
En círculos más cercanos, si lo que se ha publicado acerca de la actuación del alcalde portuense en el mandato anterior (era concejal) hubiese acaecido a cualquier cargo de otro partido, ni pensar quiero lo que se habría dicho y escrito. Porque las varas de medir siempre se hacen a conveniencia. Como lo que ocurre en Granadilla. Afer que ha justificado la no expulsión de los concejales de CC en El Penitente (declaraciones de Linares en la SER ayer por la mañana) o que Barragán haya sentenciado un contundente “me tendrían que quitar de en medio”. Sucesos que cuesta digerirlos pero que no provocan mayores escozores. Ni, como argumentábamos en el artículo anterior, les pesa la losa de ser prisioneros de sus palabras. Estos son mis principios y se no le gustan, tengo otros, que expresara Groucho.
Por Los Realejos, donde el PP goza de una cómoda mayoría, tampoco se tiene muy claro cómo se debe gestionar el ayuntamiento. A la hora de desmarcarse de las corruptelas que se han llevado a los juzgados, no se recatan en alegar que son cosas de allá, de Madrid. Ahora bien, si toca aceptar las directrices del interino Montoro en lo de eludir servicios básicos –para racionalizar, se argumenta–, boquita cerrada y a lo que nos manden. Además, visto el resultado exitoso de la privatización del alumbrado público (el gasto se ha reducido en proporción directa a los beneficios empresariales), el siguiente paso será el abastecimiento de agua potable a domicilio, la recogida de residuos y la depuración. Lo que no conllevará la reducción de concejales liberados. Al contrario. Y todos harán lo que el actual de alumbrado (o como demonios se llame): No se ve nada. Y se limitarán a cobrar a fin de mes.
Lo mismo por el párrafo anterior el alcalde me sentenciará como cuando le hacen un comentario reprobatorio en las redes sociales. Y me veo en los tribunales sin un leguleyo que me defienda de sus bien pertrechados abogados.
Responsabilidades políticas, pues, ningunas. Leña al subordinado. Siempre habrá un cabeza de turco en el que descargar. En el pasado inmediato, amigo de toda la vida. En el instante presente, su cara no me suena. Vaivenes, claro.
Y hoy, inicio del otoño, me despido con tristeza. Lo que me suele ocurrir con cierta frecuencia por leer lo que no debo. Dejo a tu consideración estas líneas que transcribí de Facebook:
A punto de cierre académico de los masters qué dirijo. No creo que continúe en este proyecto maravilloso. Mucho tendrá que cambiar La Universidad de la Laguna y mucho más tendrá que cambiar la empresa privada. Cada vez me cuesta más seguir creyendo que el futuro de nuestras universidades públicas, este en conseguir financiación privada.
Podría ser motivo más que suficiente para un artículo completo. Me surgen interrogantes a cientos. Me chirrían las neuronas. Y no me vale que cuando uno se introduce por los vericuetos de la Internet se permiten ciertas licencias. Hasta aquí puedo escribir. Lo dejo por hoy. Que me conozco y con mis miserias voy servido. Hasta mañana.

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