Cuando subes por San Vicente y alcanzas el final de la calle
Cantillo de Abajo, por la zona del Hotel Bentor y por donde un camión se llevó
el balcón de la casa parroquial, casi en la confluencia con la calle La
Alhóndiga, parece que el coche atraviesa el filo de un serrucho (en canario,
serrote). Chacho, es más entretenido que cualquier artilugio de un parque de
atracciones. Te da un gustito. Y el fotingo brinca de alegría. Parece un
potrillo retozando en el campo. Yo me acuerdo siempre que paso por allí de
Platero, el de Juan Ramón Jiménez. Y de camino –cuánto lo siento– de los quince
concejales liberados. Y de los asesores. Y de la Gerencia de Urbanismo.
Ya que regreso de Las Abiertas, paso la farmacia y continúo
por la calle don Guillermo Camacho y Pérez Galdós (todavía me acuerdo lo
emocionado que estaba, y mucho más su mujer, el día que se colocó la placa allá
por el lejano 1987). Y el Terracan se pone el solito a tocar la pita. Una
emoción sin límites la del viejito (18 años). Me muero de gusto, quise
escucharle la última vez que recorrió aquel tramo. El muy bandido, por no
escribir lo que estoy pensando. Oye, no creo que aguantara en condiciones un
par de semanas desde que arreglaron aquel trozo. Ahora ya no tiene baches, sino
lo siguiente.
Hombre –o mujer– el arranque (en canario, pega) de la calle
El Medio de Abajo también está lindo. Cuando quieres aprovechar la segunda para
no respirar hasta que alcances la altura del cementerio, te pega un rebote en
los múltiples socavones iniciales y… a ponerle la primera. Así me da más tiempo
de contemplar que el jeep de Santiago –de más edad que el mío, que no más
viejo– todavía se conserva perfectamente. Una cosa por la otra.
Tengo más ejemplos. Como tú tendrás los tuyos, me imagino.
El tramo de la carretera TF-333 (la de La Montaña y La
Zamora) a su paso por la entrada al polígono de La Gañanía, inicio de la subida
a la calle Anaga (hacia la ITV antigua), justo a la altura de una de las
gasolineras, constituye otra muestra de cómo las aguas de lluvia (allí deben
llegar hasta de La Cruz Santa) convierten en ríos y lagos lo que no está
preparado para tal menester.
Carretera TF-315 (la de Las Dehesas) en su tramo final realejero
por la zona de El Toscal, a la altura de la Media Cuesta. Tengo entendido que
ya es vía urbana. De lástima. Un terreno de zahorra no compactado
convenientemente y que requiere un tratamiento mucho más adecuado que los
remiendos a los que se ha visto sometido.
Carretera TF-342, la de Icod el Alto, en el tramo que está de
la Madrejuana hacia La Azadilla, justo por donde a alguien le ha dado por
colocar televisores viejos en la cuneta. Con el agravante añadido de que es
aprovechado por los que bajan hacia el pueblo con algo de prisa y… agüita. Un
día alguno se va a quedar presentando un telediario en uno de los múltiples
receptores abandonados.
Yo estoy convencido de que unos meses antes de las próximas
elecciones estos asuntillos de poca importancia quedarán solventados, pero
¿mientras tanto? Sin respuesta. Como ellos van en coche oficial, qué importa
una raya más.
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