El primero en equivocarse: yo. Meter la pata es síntoma de
actividad. Y el que tiene boca… Pero, claro, estimado lector, que lo hagamos
nosotros (tú y yo, en confianza) no tiene la más mínima repercusión. Máxime, en
mi particular caso, cuando apenas se alongan a Pepillo y Juanillo los cuatro
incondicionales de siempre. A los que reconozco, faltaría más, ese gesto en
grado infinito.
No creo sea muy difícil el comprender que en el 99,99% de
los casos deberemos escribir SOBRE TODO (separado), porque cuando se trata de
una prenda, y de uso poco frecuente –al menos aquí en Canarias–, la casuística
disminuye hasta un ínfimo porcentaje. Que tenemos eterna primavera.
Ya que citamos anteriormente las instituciones, no acabo de
entender muy bien el para qué se necesitan tantos asesores si luego observas
cómo se expresan, tanto oral como por escrito, aquellos a los que,
supuestamente, deben orientar y lo mismo se te baja la moral a la altura de los
tobillos.
No debe uno desaprovechar la ocasión –ya que estamos, decía
cierto allegado– para incidir (sé que me van a tildar de machacón y repetitivo)
en las particularidades de las otras dos ilustraciones. Que vienen a ser
avanzadillas de las múltiples muletillas y clichés que proliferan en el
periodismo: cualquier palabra con el prefijo súper, ídem con el sufijo gate, o sea, ok, no es que lo diga yo,
¿me entiendes?, ¿me explico?, mmm, ehhh, ahhh, vale, a ver, entonces, pero no
me hagas mucho caso…
El desconcierto ya es total y absoluto cuando en un
comunicado te tropiezas con “tod@s”. Me causa tanta desazón como vislumbrar las
rejas en el baile de magos. Sí esas que protegen de los actos vandálicos de los
que forman parte del mogollón. Sí, aquellos que contribuyen al éxito numérico
del evento. Porque ya saben ustedes que los laureles festivos de mi pueblo guardan
relación directa con guarismos, dígitos, exponentes, bases, derivadas e
integrales. Manda aquello y parte del otro.
Bueno, estimados, hasta más ver. Y calando señas. Y jugando
pa´l pie. Y me arrastra, el condenado. Achíquese, hombre. Pégaselo, compañero.
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