sábado, 29 de junio de 2024

Nadie se quedó atrás

Ha sido noticia, en estos pasados días, una iniciativa llevada a cabo en el colegio Jaime Balmes, centro concertado de la capital grancanaria, por la que, bajo el lema “¿Pensabas que te íbamos a dejar atrás?”, la comunidad educativa se movilizó por una noble causa: financiar el viaje de fin de curso de un alumno que llegó a la isla en patera hace tres años.

Loable, sin duda. Y uno se alegra de que en la actualidad se disponga de los medios necesarios para que tales hechos sean conocidos. Pero sin alharacas ni aspavientos. Porque si digo que aconteceres de tal guisa se han dado siempre, lo mismo no me vas a creer.

Aquellos que transitamos aulas y pasillos de las escuelas públicas durante bastantes años –doy fe– algo sabemos. Y en estos centros, pónganle el cuño, las necesidades se acrecientan. Por razones obvias de economías familiares. Nadie se quedó jamás detrás. En cualquier tipo de actividad. Desde la más insignificantes hasta las de mayor enjundia. Pongo por testigo a un maravilloso grupo –la quinta del 74– con el que compartí cinco cursos de docencia y cuyos miembros (alumnos) dispusieron siempre de idénticas oportunidades. Trabajara el padre de peón de la platanera o en la recepción de un hotel portuense. Viniera al aula con lonas blancas de esparto o con los primeros tenis de marca que iban apareciendo en el mercado. Pero nada se alardeaba. Ni disponíamos de mecanismos para hacerlo. Aunque echando la vista atrás, vaya si valió la pena.

Cuando creamos la Asociación de Madres y Padres de aquella Agrupación Escolar Mixta, fue tanta la ilusión e implicación habida en el barrio que debimos añadirle la etiqueta de “y Amigos” para la aprobación de sus primeros Estatutos. Y como nos propusimos que TODO el material escolar (incluidos los libros de texto) fuera entregado, en calidad de préstamo (que no se atribuyan méritos la consejería de Educación, ni ayuntamientos, ni cabildos), se aprobó por asentimiento que la cuota a pagar por los socios fuera de carácter familiar, independientemente del número de hijos que tuviesen matriculados. Bueno, alguna explicación debimos dar a los más obstinados hasta hacerles comprender que un mayor número de hijos entrañaba más cargas económicas, y que esta modalidad aliviaría, al menos, los desembolsos de cada inicio de curso.

El observar cómo los colectivos y asociaciones vegetan ahora y viven a expensas del maná institucional, nos provoca cierta desazón. Y puede que sea por ello el que el hecho al principio reseñado nos llame poderosamente la atención. En fin, el contexto, que se dice. Ese por el que ahora iría a la cárcel si me atreviese a sacarlos de paseo cada viernes por la tarde (siempre por arriba de cuarenta el grupo en cuestión) con la única pretensión de mamar naturaleza y, de paso, limpiar la playa de Los Roques. Por ejemplo.

Cambiamos de asunto y nos vamos a La Gomera. Hasta Alojera (Vallehermoso). Donde su CEIP (una de las cinco escuelas rurales* que conforman el Colectivo de Escuelas Rurales de la isla) ha sido galardonado en la 11ª edición del Cinedfest (Festival Educativo de Cine para Centros de Enseñanza de Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional). Su corto “Gomera, mujer, bruja” (ya sabes que en Internet está todo: ¡¡¡búscalo!!!) recibió el premio al mejor sonido.

Un servidor ya le dedicó los minutos reglamentarios para su visionado. Y me supo. Puede que, una vez más, La Gomera me atrae. Desde las leyendas brujeriles de La Laguna Grande hasta la magia de su natura. Pero la implicación de alumnado y maestra merece todo tipo de plácemes. Si la docente que figura en los títulos de crédito (Fayna Hernández Morales) no es la única que intervino, mis públicas disculpas al resto del profesorado (dense también por felicitados).

Como el buen amigo José Luis –el padre de la maestra– está que se le cae la baba (y no es para menos), este gomero de adopción (mientras la autoridad no diga lo contrario y dicte sentencia) quiere unirse a la felicidad familiar y aboga por la puesta en valor de lo mucho y bueno que aporta a la sociedad la escuela pública. Y proyectos como el que se deja mencionado contribuyen a tal reconocimiento. Reitero mi enhorabuena y que las mañas no se pierdan.

* Las otras cuatro son las de Alajeró, El Retamal (Valle Gran Rey), Temocodá (Chipude, Vallehermoso) y Áurea Miranda González (Agulo).

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