Viernes, 24-01-25
La guerra que en los juzgados / se libra en la actualidad, /
se parece, de verdad, / a una lucha de malvados. / Y los medios, desbocados, /
publican estupideces, / por no decir que son heces / de quien paga por detrás;
/ una artimaña falaz / tan usada muchas veces.
Parecen una veleta / que gira al compás del viento, / siendo
el bulo su alimento / y la noticia, pirueta. / Ni siquiera se respeta / la
presunción de inocencia; / es tanta la dependencia / que lanzan sus munición /
sin la menor compasión / y con total indecencia.
Lo malo es que algunos jueces / siguen la bola rodando, /
por fuera el tiesto meando / con sarta de pequeñeces. / Han traspasado con
creces / la misión de ser neutrales, / añadiendo nuevos males / al rebumbio ya
existente, / enrareciendo el ambiente / y aumentando los fangales.
Y en este guirigay / de los unos con los otros, / ¿una
carrera de potros / para pasarlo muy guay? / Señores, es lo que hay / en este
mundo de locos, / donde se ponen los focos / en la escoria y el insulto; / ¿es
posible tanto estulto / sin que se limpien los mocos?
Periodistas, magistrados, / hagan todo lo posible / por
superar el terrible / maratón de enmugrentados. / No persistan en fregados /
que buscan desprestigiar, / pues esto puede acabar / cual rosario de la aurora,
/ pidiendo todos la hora / sin nada que celebrar.
Cansadito ya me tienen / de tanto hurgar en la mierda, / es
algo que no concuerda / con el estatus do vienen. / Hora es ya que se refrenen
/ y volvamos al sosiego, / porque jugando con fuego / se puede acabar quemado;
/ a tenor de lo observado: / ¡este asunto no es un juego!
Sábado, 25-01-25
El ambiente enrarecido / continúa por doquier, / sin
remedio, al parecer, / y oliendo ya a podrido. / En la España del olvido /
recurramos a la Historia / para ver la trayectoria / de los hitos que marcaron
/ unos hechos que dejaron / mucha más pena que gloria.
No me gusta este meneo, / ni el andar de la perrita, / pues
el presente no invita / ─a
tenor de lo que veo / bien turbio y bastante feo─ / a ser asaz optimista / con esta ya larga lista / de
aconteceres liantes, / donde imperan los desplantes / y la trifulca se
enquista.
Los poderes del Estado / se enfrentan sin ton ni son, / y a
muchos un jamón / se le importa el desgraciado / ciudadano confiado / en que su
representante / ponga siempre por delante / el bienestar de la gente, / y no el
lío permanente, / pernicioso e insultante.
Ni asunto de trascendencia, / como es la inmigración, / ha
permitido la unión / apelando a la conciencia. / Se ponen en evidencia, / mas
del burro no se bajan / y en más refriegas se fajan / argumentando razones / ─mira tú si son simplones─ / que en lógica
alguna encajan.
¡Qué terrible
panorama! / Y si el presente es oscuro, / más negro será el futuro / que ya a
nuestra puerta llama. / Mas no valdrá mi proclama / como la tuya tampoco, /
pues la nuestra pone el foco / en el quid de la cuestión; / mientras ellos, su
misión: / ¡nuevamente yo me enroco!
Si yo tengo la
razón / en cualquier planteamiento, / que es opuesto a tu argumento; / si pones
mucha pasión / en semejante ocasión / diciendo que el tuyo es bueno, / se
impone diálogo ameno, / porque el hecho es imposible, / y hemos de hacer
factible / un entente bien sereno.
A modo de conclusión:
Diálogo, diálogo y más diálogo. ¿O no es posible. Así nos
va.
Terror y horror. La era de la no política
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