Lunes, 06-01-25
Clavijo se siente solo, / nos anunció en Navidad, / ¿y tú no
estás, de verdad, / con tu amiguito Manolo? / O acaso tienes un rolo, / o, tal
vez, un estacón, / pues deliras un montón / con tu discurso manido, / me da que
lo tuyo es ruido / y el pacto… un vacilón.
En cualquier ayuntamiento / el enchufismo es brutal, / ya no
queda un concejal / sin un rico emolumento. / A tan generoso invento / se suman
los asesores, / que vienen a ser señores / que, al no salir elegidos, / al
carro fueron subidos / con toda clase de honores.
Y quien
maneja la guagua, / a saber, el funcionario… / o me suben el salario / o el
arranque no fragua. / Así que más claro el agua / ante tal desaguisado; / que
trabaje el enchufado / y que empuje solo el carro; / el que inventó este
cotarro / ni los huevos se ha sudado.
Martes, 07-01-25
Quisiera solicitar / que cualquier institución / tuviese la
obligación / de tener que programar. / No se puede improvisar / de manera
permanente, / sin ofrecer a la gente / un plan serio de trabajo, / que no es
cosa de un guanajo / este asunto trascendente.
Se actúa a salto de mata / sin que nos guíe el futuro, /
teniendo un presente oscuro / que los atascos delata. / Por Los Barros se retrata / un gobierno
inoperante, / que pone siempre delante / el escapar día a día, / con mucha fotografía
/ y demasiado feriante.
Tantos años de mandato / conducen al acomodo / y eso que el
grupo todo / no sale nada barato. / Hace falta un arrebato / y un potente
revulsivo, / pues si el único objetivo / es la fiesta y poco más: / por Los
Cuartos nadarás / y en el Aldi, un tiovivo.
Por Los Roques, dejadez; / inmuebles, ruinas gloriosas; /
infraestructuras penosas… / y déjalo ya, pardiez. / Son cosas de la vejez, /
que tú ya no entiendes de eso, / ahora se impone el beso, / las palmadas
cariñosas, / unas sonrisas melosas… / y a rascarte el divieso.
A modo de conclusión:
Con las publicadas, y las que guardan remojo en el
ordenador, deben aproximarse a los tres millares. De espinelas. Que significarían
unos treinta mil versos. Algo más que las veinte mil leguas de viaje submarino
de Julio Verne. ¿Merece la pena ir a mendigar al ayuntamiento para que te
subvencionen una posible divulgación impresa con unos raquíticos 300 euros que
no te dan ni para…? Aparta de mí, señor, esos malos pensamientos.
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