Después de la
lectura sosegada de un artículo periodístico que llevaba por título ‘El tamaño
sí importa’ (no solo porque aguantan más tiempo sin estropearse, sino porque
son más crujientitas y parecen más frescas), hallé otra información en el mismo
digital gomero que el equipo de Las chalangueras (ignoro lo que significa, y no
quisiera yo pensar que…), de Valle Gran Rey, destacan sobremanera en el manejo
de las bolas canarias. Chacho, me quedé de piedra. Y me pregunté a mí mismo
mismamente qué demonios había estado haciendo en todos estos años de periplos
colombinos. Y comprendí los deseos del Almirante de la Mar Océana por recalar
en La Villa,
amén de las supuestas habladurías con doña Beatriz. Que aunque llegó procedente
de la lejana Corte, vete tú a saber si también aprendió a tocar las bolas con
exquisitez meridiana. Sí, en estos juegos de aproximación hay que saber
utilizar muchas tácticas y, por lo que deduzco, este equipo de mujeres, que
posa de tal guisa en su muro de feisbuc,
lo hace a las mil maravillas. Y uno se alegra porque siente especial
predilección por todo cuanto acontece en aquella peña atlántica. Aunque nada
entiendo del juego en cuestión, me congratula, tras el pertinente husmeado
visual por los vericuetos de la
Red, que las féminas se vayan alongando a campos, también
deportivos, que no ha tanto se consideraban exclusivos del otro género. Ya que
me sumergí en esta modalidad deportiva, te cuento que en cierto examen un
alumno de bachillerato respondió que hace mucho tiempo como los chinos no
tenían ordenadores contaban con sus bolas. Textual. Lo mismo fue el preludio
del ábaco.
Como casi sin
pensarlo me vine a La Gomera,
aquí me quedo en este día postrero de este mayo que nos abandona y así
aprovecho la jornada para terminar de contarte un par de cosas, que ya mañana
es junio –verano en puertas– y deberemos esperar hasta el próximo otoño por si
las lluvias creen oportuno darse una vuelta por estas latitudes o lo vamos a
pasar mal. Porque si la crisis no presenta atisbos de mejoría y hemos recurrido
al terreno abandonado para sacar al menos para el gasto de la casa, futuro nada
halagüeño vislumbraremos si arriba escasea el líquido elemento.
Me hago eco
de un encuentro de solistas que se celebró hace unos días en Alajeró, acto
programado con motivo del Día de Canarias, que estuvieron acompañados por la Parranda Chigadá.
Lo que me vale para recordar al amigo Nicolás que cuando pase lo peor de este
receso económico debe una promesa a cierto grupo folclórico villero, perdomero
por más señas. Al tiempo, felicitar a este nuevo grupo nacido en San Sebastián
y que lleva ‘ropa realejera’. Si lo sabré yo que casi voy a probarlos (son
términos de la costura, no vayas a pensar cosas raras).
Ya que cité
al primer teniente de alcalde del municipio que aloja el aeropuerto insular
gomero, volver a agradecerle su presencia en la presentación de la última
criatura literaria de un servidor y felicitarle por la (re)implantación de la
línea aérea que conecta la isla con Gran Canaria. He leído que la compañía que
opera esta ruta (Canaryfly), también realiza algún vuelo chárter a las Azores.
Pues para el próximo que organicen, cuenten con un par de pasajeros, que uno
también tiene sus ilusiones. Siempre que el precio entre dentro de los posibles
de un jubilado docente. Si los organizan pensando en diputados, consejeros,
directores generales, alcaldes y otros varios, siento no poder acompañarlos. No
por el roce, sino por incompatibilidad financiera.
Bueno, lo
dicho, mañana entramos en junio. Quedará un mes escaso para que los
parlamentarios canarios se rebajen el sueldo. Me imagino que la paga extra la
cobrarán íntegra. Espero que Julio Cruz los invite a darse una vuelta por
Garajonay y luego se den un salto a Las Hayas para comer en Casa Efigenia. Allí
estarán como en casa, porque si algo caracteriza a esta mujer es el no tener
jamás prisa. Igual que en el Parlamento.
Hasta dentro de un fisco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario