En este mundo
traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que
se mira. Si no me equivoco, aparece en una obra de Ramón de Campoamor. Antes,
algo al respecto había dicho o escrito Manrique, Shakespeare y Calderón de la Barca. Aunque echándole la
pertinente visual a los foros de la
Internet, opiniones para todos los gustos. Y de eso,
precisamente, se trata, de valoraciones a tutiplén.
Ayer hubo
huelga general. Los unos están convencidos de que sirvió para concienciar al
gobierno de que el camino emprendido no es el adecuado. El resto (los que no
formaban parte de los unos –que no los hunos– aludidos), está mucho más
convencido aún de que el camino emprendido por el gobierno es el correcto,
adecuado, justo y necesario. Todo ello lo manifiesto plenamente convencido por
lo que me informé a través de teles, radios, periódicos, panfletos y libelos de
diversa índole. Y fueron a posta los convencimientos.
Pues no,
falacia cochina, porque entre el blanco y el negro existe un abanico muy amplio
de matices. Y todos, absolutamente, mienten como bellacos. La política –todos
jugamos con ella y la practicamos hasta cuando nos echamos la siesta– se ha
convertido en un arte tan facilón que cualquier desvergonzado (sinónimo de
osado, atrevido) puede colocarse ante un micrófono y soltar perlas cual si de
una mina de diamantes se tratara.
Yo secundé la
huelga. Sí, ya sé que estás pensando que dada mi condición de jubilado, leche
cacharro. Pues no, estás errado (si te apetece ponerlo con h, allá tú). Ni
pinté, ni nada. Y me espetarás: coño, bien pinta este. Pues sí, yo solito ante
el peligro (el peligro es la superficie total edificada y la volumetría
alcanzada). Chacho, los chicos están trabajando y los amigos huyen como del
fuego. He concluido todos los exteriores (fachadas, patio, azoteas, muros
colindantes de los vecinos –generoso que es uno–, rampa del garaje), cocina y
comedor, escalera interior (desde el sótano hasta la azotea principal) y salón
(entrada, vestíbulo o como quieras denominarlo). Llevo unos dieciocho mil días
–con sus noches respectivas y los correspondientes periodos vacacionales– en el
cumplimiento del proyecto. De ello es testigo directo la empresa Monto (hago
publicidad porque me da la realísima), que sabe de mis adquisiciones pictóricas
(rodillos, brochas, ovaldines…). Pero ayer le dije al patrón que se fuera a
tomar viento fresco. Me enfundé la camiseta verde –la de los recortes– bien de
mañana, y me senté delante del ordenador gandul perdido. Como mi mujer tuvo que
ir al dentista por la tarde, la acompañé y mientras le colocaban un empaste, yo
me manifesté solito por las calles de La Villa, la de Isaac, que no sabe cuándo se va a
jubilar.
Hubo un
seguimiento masivo, al decir de los sindicatos. Escaso seguimiento y normalidad
absoluta, según las fuentes gubernamentales. Esto es un torpedo contra la
recuperación, declara la patronal. No sé cuántos detenidos y otros tantos
heridos, entre ellos varios policías. Fracasa la huelga, con menos seguimiento que
la anterior. El consumo eléctrico es cinco puntos mayor que en la pasada
huelga. La demanda eléctrica cae un 18%.
Si observaste
algún contradicción en las frases del párrafo anterior, para mí no mires. Pude
haber puesto muchas más, pero vale un botón de muestra. Si ni siquiera el periodismo
es objetivo, imparcial, neutro, aséptico, ¿qué podemos esperar de lo que se nos
traslade por otros canales interesados?
De Guindos: O
yo o el caos. Adolfo (en el Realejo) ejerciendo de mamporrero (algo que no se
le da) en las redes sociales (y los adláteres corriendo a pinchar en ‘me gusta’).
Y desde mi libertad proclamo bien alto que un porcentaje elevadísimo de los que
se encuentran realmente jodidos (también está en el diccionario) no ejercieron
el derecho a huelga por miedo, porque se hallan tan atenazados que ni siquiera
les queda la autonomía de manifestarse abiertamente. Pero eso no lo pueden
entender aquellos que la vida les ha venido rodada, incluso exalumnos subidos
al barco de las mareas azules. Los adoctrinados en la cultura de qué bien me ha
tratado la vida y que reciben cada mañana, vía e-mail, whatsapp o la madre del
cordero, la consigna a repetir. Porque si un mérito hay que reconocerle a los
huestes de Rajoy es cumplir a rajatabla y disciplina espartana con el discurso
y pensamiento únicos. Lo que les ha llevado a una cohesión –desde un extremo al
otro– que ya bien quisieran los partidos de izquierda, donde cada cual debate
en el foro que estime más conveniente las denominadas cuestiones internas.
Yo también
tengo serias dudas. No sé si las huelgas generales son mejor arma que las
protestas y manifestaciones reiteradas. La persistencia ha sido fundamental
para conseguir que se tome conciencia en el asunto de los desahucios. Caso en
el que jueces, policías, cerrajeros… se han ido posicionando hasta obligar a
los políticos a buscar alternativas.
Hoy, mañana y
bien poco más seguiremos con el diálogo de sordos acerca del éxito o fracaso
del 14-N. Y me temo que no surta el efecto global deseado. Porque no creo sea
solo el que el PP se limite a copiar los dictados de Merkel, que también, sino
que el debilitamiento del PSOE (sin líder, pero, peor aún, sin ideas) posibilita
este notorio retroceso al que nos aboca, sin remisión alguna, el actual
gobierno nacional. Sin que el de aquí se salve de la quema. Pero eso lo
explicará mejor que yo don José Miguel Pérez, solo o con el auxilio del grupo
Abubukaka. Nacionalidad de pandereta. Y nación de miuras y puros.
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