Decíamos
(escribíamos) ayer que nos ocuparíamos de la distribución de competencias en
los ayuntamientos y de la movida económica que tal hecho conlleva. Porque
cuando la política deja de ser un acto de servicio voluntario, generoso y
desprendido, para convertirse en un ejercicio de enchufismo puro y duro, el
alejamiento (tradúcelo por abstención, según la opinión del amigo Salvador
García en su blog) de la ciudadanía se torna oscuro panorama. Y el desafecto,
desapego o desinterés a la hora de acudir a la urna adquiere tintes alarmantes.
Cuando uno
observa atónito cómo se regula la generosa concesión de sueldos, cómo se
distribuyen los chiringuitos o parcelas de poder, cómo se estira el organigrama
para que todos tengan cabida y cómo se colocan hasta los que no han sido
elegidos, debe colegir, sin remisión alguna, que el amor al prójimo, máxima que
se repite hasta la saciedad en las campañas electorales, ha pasado a dormir el
sueño de los justos. Prima el interés y el amiguismo. Ya nadie forma parte de
una candidatura porque entiende que puede aportar unas milésimas de cordura al
entramado social. Parece que las buenas intenciones quedan diluidas ante la
suculenta tentación del orden del día de la primera sesión plenaria tras la
constitución de los ayuntamientos.
Ya no se
entiende la política como un ejercicio de colaboración, de sacrificio, de
brindar mi tiempo libre a nobles causas. Se ha convertido en una profesión bien
remunerada y golosa. Debemos cobrar dignamente, en consonancia con el cargo que
ostentamos, sostienen. Y se olvidan, adrede, de que junto a su salario van
adheridos otros privilegios que bien quisiera el resto de mortales: coches
oficiales, traslados, viajes, dietas… Con lo que el importe neto, el que entra
en la cuenta corriente cada mes, no está sujeto a los gastos perentorios que
los otros trabajadores sufrimos: gasolina, las ruedas del coche, averías,
comidas…
La nota de
prensa que el consistorio villero remitió a los medios de comunicación (y estos
se limitan al copia y pego) señalaba que el grupo de gobierno orotavense
contaría solo con cinco concejales liberados con dedicación plena. Tan sesgada
la información como el interés del órgano de procedencia (gabinete de prensa)
en mantener la franquicia de personal de confianza.
Deja fuera el
comunicado al señor alcalde, tan concejal como el resto. Ya suman seis. Añadan
todos aquellos que se suben al carro de la dedicación parcial (¿cómo se medirá
el quehacer compartido?), adjunten a los allegados de protocolo, gestores,
secretarios y otros apéndices, y, en definitiva, acomodo para todos. La vaca
sigue dando leche suficiente. Las protestas se olvidarán en un abrir y cerrar
de ojos. El incremento de varias decenas de miles de euros que en cada mandato
se produce quedará obviado con la vista gorda, mero ejemplo, ante la súbita
aparición de un supuesto cuarto de lavar. Que jamás llevará lavadora o
tanquilla.
En Puerto de
la Cruz o Los Realejos, tres cuartos de lo mismo. Las filigranas distributivas
para que cada componente gubernamental posea una parcelita donde sembrar sus
lechugas raya el despropósito. Cualquier resquicio es válido para asignar el
entretenimiento que le pueda suponer el complemento retributivo de final de
mes.
Es curioso el
planteamiento de diversificación para el encuadre de todo el personal, de ese
conglomerado que yo llamo ayuntamiento paralelo, el que trae a mal vivir al
funcionariado, abocándolo, en las más de las ocasiones, a la desmotivación,
apatía y desgana.
En La Villa
parece que Linares no se fía de la tropa y sigue con Educación y Cultura. Que
no haya uno capaz, ya mosquea un ratito. Y si el propio alcalde se siente tan
competente, razón de más para no tener que pagar 1500 euros a ediles con
responsabilidades en supuestas áreas en las que los ayuntamientos no tienen
competencia alguna. Por ejemplo, empleo. Y no es que lo diga yo, lo dicen ellos
cuando vas a pedirle trabajo. O playas, cuando no son capaces de arreglar ni
siquiera los accesos. Pero eso será cuestión del de obras. Y así.
En Los
Realejos, la concentración de actividades (es un decir) en determinados
tenientes de alcalde no hace más que ratificarme en mi propuesta de tres,
cuatro a lo sumo, grandes bloques. Porque ‘liberar’ a un concejal para que
dirija lo que tiene asignado el gerente de las empresas municipales es tanto
como ponerle un marrón a la policía municipal en vez de incrementar la
plantilla en varias unidades. Tampoco entiendo la asignación del urbanismo a
una persona, mientras se deriva el PGOU a otra. ¿O es una simple tapadera para
disimular la pronta marcha a la empresa privada de este último? Bueno, lo de
empresa privada es por escribir algo. Que al final el cruce de intereses es
bestial. El desgaje de cultura y promoción cultural, de juzgado de guardia. Lo
de Patrimonio a uno y Patrimonio Histórico a otro, de risa. Tanto como las
carcajadas de viejas casonas. ¿Relaciones Institucionales y Grandes Proyectos?
Manda trillos. Un concejal delegado de Radio Realejos (otra empresa municipal),
sin mayor criterio en temática tan dispar, para aliviar los agobios del que
‘dirige’ Aquare y Realserv, es otro ruido informativo; para que incierto
individuo siga campando a sus anchas. Total, como de jugar con los dineros
públicos se trata, qué importa otra raya para el tigre.
Cuatro
acciones de empichado, besos en duelos y cumpleaños, intromisiones y fotos en
participaciones ciudadanas, metopas, utilización ignominiosa de menores, viejos
y discapacitados… y tupido velo al dispendioso capítulo. Añadan puestos de
libre designación. Menos mal que Manolo iba a echar mano de personal de
plantilla para esos menesteres. Durante estos cuatro años (después volará, si
antes no lo hace su partido; aunque también da el perfil para Ciudadanos) más
cargos caerán, porque hay mucho aspirante que no desea el paso del tren sin
darse ‘más que sea’ una vueltita.
Por si te
pareciera poco, en muchos lugares, plenos por la mañana. Que supone, ¿o no?,
escaqueos de su dedicación exclusiva. Amén de cerrar puertas a opositores y
vecinos. Cómo se nota que lo de estar disponibles las 24 horas durante los 365
días (uno más en los bisiestos) es otra falacia.
Hasta mañana.
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