Ayer lunes se
preveía el fin del universo. Al menos en el sector europeo. Pero hubo una
prórroga. Y el mundo heleno sigue en pie. Deteriorado y ruinoso, pero aún se
levanta sobre sus cimientos. Tanto fue el drama que se pensó en el dracma.
Dicen los entendidos que la solución, o la desgracia, llegará en esta semana.
Es un parto, más que pacto, complicado.
Mientras el
PSOE se está radicalizando hasta extremos jamás conocidos (penúltimo punto del
manual de estilo del PP), debe haberse firmado el pacto por el que gobernará
con CC la Comunidad
Autónoma durante estos próximos cuatro años. Sería la segunda
ocasión. Y si un tratado se cumple durante todo el plazo estipulado, habremos
de convenir que se han debido alcanzar las metas programadas. O, sensu
contrario, que el cúmulo de intereses ha sido de tal calibre que la unión
permaneció sellada por arriba de roces y otras menudencias varias.
Hasta hoy,
martes 23, desconozco cómo va a quedar el panorama de La Laguna y si en el Cabildo
de Tenerife Alonso y Aurelio limarán las asperezas que Valido debe estar
tensando. Porque la villera se ha dado cuenta de que el vivero de votos del
IASS es caramelo demasiado goloso para dejarlo en manos socialistas durante
otro mandato. Lo que no entendí muy bien es que el PSOE haya renunciado a la Consejería de Educación
(Gobierno de Canarias) para embarcarse en una aventura sanitaria que doña
Brígida dejó manga por hombro. Lo mismo la conjunción de estas dos consejerías
(insular y regional) hacen posible el avance que la isla necesita.
Vuelvo un
momento al inicio para señalar a eminencias y sesudos analistas que la palabra
radicalización (supuestamente un sustantivo derivado del verbo radicalizar) no
la encuentro en diccionario alguno. Por lo que sería conveniente sugerir a los
académicos que vayan al ritmo que la política dicta. Y dado que los dirigentes
populares son capaces de repetir hasta la saciedad, cual cotorras del Loro
Parque, todo aquello que se les dicte desde la superioridad, las
incorporaciones léxicas deberían realizarse cada seis meses y no esperar tan
largos periodos de tiempo como ahora mismo.
Mariano ha
creído conveniente que la modernización popular pasa por el nombramiento de
cuatro cargos con acentuada impronta juvenil. Para intentar demostrar que
también pueden adecuar su vocabulario a las movidas y botellones. Con retratos
de quienes no han sido capaces de dar un palo al agua más allá de los linderos
del partido, al que accedieron cuando aún no se habían destetado (siguen en
pañales). Y son estos los que proclaman la entrega a la izquierda radical y al
independentismo de Pedro Sánchez. Quien osa, además, manchar el sagrado símbolo
de la enseña nacional… Firmes.
En esto de la
simbología tengo un cacao mental elevado a la enésima. Si de mí dependiera,
para lo estrictamente necesario. Que debería consistir en actos de acentuado
carácter militar. Hasta que nuevos escenarios nos conduzcan hacia la
posibilidad de supresión total. También del estamento castrense. Porque
necesidades más perentorias reclaman toda nuestra atención.
Lo malo es
aunar voluntades. Porque me da grima el contemplar escenas de ofrendas
futbolísticas a la virgen tal o cual en pantomimas y ridiculeces. El interés
religioso de profesionales del balón al desfilar por delante de Candelaria o
Pino raya la diarrea mental. Escenas que son aplaudidas por forofos que en
otros contextos reniegan de estandartes, himnos y desfiles. Cada cual ve la
película según su óptica le prescriba. Algo similar a cuando en la festividad
del Corpus se interpreta el Himno Nacional. ¿A santo de qué? Las convicciones
que van más allá del encuadre racional deben quedar en la más juiciosa
intimidad. Que nadie va aireando sus cuitas familiares en las romerías.
Por la salud
democrática de este país, bienvenida sea la supuesta radicalidad socialista
(sigue en tus trece, Rajoy) congratulémonos de los ataques al PSOE y a su
líder, porque es muestra inequívoca de una recuperación que ya se antojaba
necesaria. En un teatro en el que las mayorías absolutas comienzan a ser
historia y en el que se impone la capacidad de diálogo como fórmula de acercar
posturas, se incrementan los porcentajes de errores. Pero son los tropiezos el
acicate para el progreso y el fortalecimiento.
Dedicaremos
un día de estos a comentar la distribución de áreas que se viene produciendo en
los ayuntamientos de los contornos para dar cabida a todos los concejales que
olvidaron sus profesiones (algunos las tenían) para enchufarse al ordeñador
automático. Aquí, en mi pueblo, uno de ellos lleva la responsabilidad de las
empresas públicas. Que viva el gerente, los encargados de los diferentes
servicios y el mismísimo Santo Marrón. Y mientras otro edil lleva lo de
Promoción Cultural, una edila asume Cultura. En La Orotava se presume de
tener solo cinco concejales con dedicación exclusiva. Miedo le tengo a los de
dedicación parcial. Me recuerdan a los que matan cáncamos por ahí.
Hasta mañana,
si a bien lo tienen.
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