Asombrado
estoy del resultado obtenido con las visitas de los estimados seguidores de
este blog al post del pasado miércoles: Profesionalización. Cuando uno creía
que a nadie le importaba la asignación de sueldos y otras prebendas que los
grupos de gobierno recién constituidos en las instituciones públicas han
estimado conveniente asignarse, viene a resultar que sí. Y mucho.
A pesar de
que la ley regula los topes máximos que cada ayuntamiento, en función del
número de habitantes del municipio, puede fijarse, siempre existe –y para tal
menester los españolitos somos unos maestros– un agarradero para contentar a
todos. No es que uno esté obsesionado con lo que va a cobrar mi alcalde, pero
sí me preocupa el que se inventen ‘chiringuitos’ a porrillo para que todos den
al menos un par de chupaditas en las tetas de las arcas oficiales.
Como a Manolo
le pareció demasiado exagerado liberar a los trece que le acompañan (legalmente
no puede), se sacó de la manga (a este paso ni el amigo Paulino le va a hacer
sombra en el sugerente campo de la prestidigitación) diez reuniones mensuales
con los cuatro ‘afortunados’, a razón de 94 euros cada una, a lo que debemos
sumarle las asistencias a plenos y comisiones, más alguna que otra dieta, y por
no tener competencia alguna se llevan a casa mil y pico euros. Lo que cualquier
trabajador, currando como un petudo (y cállate por si acaso), a lo peor no
alcanza ni de lejos. Y a estos trapicheos y componendas me niego rotundamente,
porque ese dinero sale de mi bolsillo. Como maestro jubilado, me duele aún más.
A ver si la economía se recupera y nos permite… Vete por ahí, Mariano.
Por eso, en
el comentario antes citado (Profesionalización), ponía el grito en el cielo
ante la cada vez más descarada manera de actuar (o de jugar) con muchos cientos
de miles de euros. Ayer mismo leía que se había celebrado una reunión con
cierto investigador vasco por las connotaciones realejeras con el apellido
Gordejuela. Y presentes se hallaban el concejal de Promoción Cultural y la
concejala de Cultura. Como no sea para viajar los dos cuando hagan el
hermanamiento con Gordexola, me lo expliquen. Del PATRIMONIO escribiremos otro
día. Oye, ¿habrán fijado la duración de las diez reuniones mensuales?
Caraduras.
Harto sabido
es que el cumplimiento del manual de instrucciones que el Partido Popular dicta
a sus militantes, afiliados y cargos públicos se lleva a rajatabla. En estos
días habrás escuchado hasta límites de cansancio lo de la radicalización
(palabra que no existe, ni hecho que lo ratifique) del PSOE. Parecen clones.
Desde el primero al último. No se apartan del guion ni bajo la amenaza de una
buena tunda de palos.
Por contornos
más cercanos parece estar ocurriendo tres cuartos de lo mismo. Ayer fue la
segunda ocasión en que un votante popular se molestó con mis pareceres.
Olvidamos con pasmosa facilidad el contenido del artículo 20 de la Constitución. No
quisiera pensar que en su foro interno subyace el pensamiento de suprimirlo. Y
recurrió a idéntica expresión a la que había utilizado unas semanas atrás otro
disconforme: Habría que recordar lo que hicieron viejas glorias y el dinero que
se ‘mamaron’ y repartieron entre sus amigotes.
Como no
podemos contar al actual (joven, guapo y besitos para todas; quita, que no me
he afeitado), tendremos que pensar en Santiago, José Vicente, Oswaldo y un servidor.
Del primero y el último (ver fotos de los presidiarios) puedo responder con
perfecto conocimiento de causa. En los mandatos de los restantes, andaba yo
retirado a mis cuarteles de invierno, a saber, haciendo kilómetros en las aulas
del colegio de La Longuera.
Ños, me llevé hace unas horas tremenda alegría cuando me llamó un exalumno para
intercambiar opiniones. Muchas gracias, Moisés.
Como me han
incluido en el Libro Guinness por ser el que menos tiempo estuve (desde
rebenque a darme dos patadas en el culo, me han dicho de todo), debo
enorgullecerme por haber sido capaz en tan corto periodo de tiempo de hacerme
rico con un patrimonio que ya bien quisiera el mismísimo Bárcenas, dejar
colocada (sin dobles) a toda mi familia y amigos más cercanos… Listo que es
uno.
Viejo, sí,
para qué disimularlo. Pero todavía con cierta prestancia. ¿Gloria?, según se
mire. Y ópticas, la tira. Todavía sigue en la plantilla del Consistorio quien
ejerció de Secretario en los dos primeros mandatos de la etapa democrática. Los
que disienten, y están en su derecho, harían bien en solicitarle al mencionado
funcionario una comparativa. También en cobros, coches… y déjalo estar.
Feliz fin de
semana. Estaré por La Rambla
en el cumpleaños del segundo nieto. Él va por cuatro. Y yo, ni te cuento.
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