Hay días y
días. Y el pasado sábado fue uno en que las ganas de trabajar rondaron mínimos
históricos. Los bombardeos de los medios de comunicación y las avalanchas en
las redes sociales me sumergieron en un arrebato ‘decimal’. Hasta que lo dejé.
No por cansancio, sino más bien por aburrimiento. Porque no soporto la
falsedad. Y me rebelo contra eslóganes impuestos y diseños estereotipados. Qué
lejos nos quedan otros sucesos. Y otras banderas.
Lee las
décimas, si te place. Y luego tíldame de lo que te apetezca. De cínico no creo
que te atrevas. Lo mismo notas incrementos de pesimismo galopante. Puede ser. A
pesar de todo, feliz lunes.
Fanatismo religioso
que obnubilas la
razón
hasta perder ese don,
del humano el más
grandioso.
Cuando al estado
juicioso
se corre tupido velo,
solo queda el
desconsuelo,
la amargura más
profunda;
con la condena
rotunda
a la cordura yo
apelo.
Nos habremos olvidado
con el paso de las
horas,
y con las nuevas
auroras
el pesar se ha
disipado.
Este mundo preocupado
en arrendar su ganancia,
pretende con
arrogancia
obviar que existen
problemas,
solo se rompen
esquemas
con hechos como el de
Francia.
No son iguales los
muertos
en cada lugar del
globo,
por aquí causa
jorobo,
más allá son sus
entuertos.
Es un frente tan
abierto,
que el que quiere
causar mal
conoce bien el percal,
y acomete sus asedios
contando con cuantos
medios
tiene esta aldea integral.
Todos somos París
hoy,
y a mí me parece
bien,
mas recordemos
también,
porque cínico no soy
y aquí en Occidente
estoy,
que hemos ido de sobrados,
marcando por todos
lados
huellas de nuestra
presencia,
do brilla la
prepotencia
que nos dejó
retratados.
Repasen los atentados
que en todo este mes
han sido,
y no echen al olvido
los que estén más
alejados.
Pues si estamos
preocupados,
a la Internet me remito,
por este de aquí al
ladito,
seremos el avestruz
que al esconder su
testuz
cree arreglado el
“conflito”.
Con muchas banderas
galas
mostramos nuestro
pesar,
mas no queremos dejar
las variadas
martingalas.
Seguimos vendiendo
balas
por mor de la economía,
se nota la mejoría,
ya llegan los
resultados…
Los muertos
tiroteados
se revuelven de
alegría.
Esas fotos tan
risueñas
con que adornaron
perfiles,
no fueron nada
sutiles
ni aportan muy buenas
señas.
Pero, en fin, si tú
te empeñas,
adelante, por favor;
yo no creo que el
dolor
se demuestra de tal
guisa,
para mí que esa
sonrisa
no refleja el
estupor.
Ardieron redes
sociales,
como ardió también
París,
pero ese enorme tapiz
de símbolos y señales
no atajan los grandes
males
que corroen el
planeta,
pues se queda en mera
treta
de lamentos sin
sentido,
a los que pronto el
olvido
abandona en la
cuneta.
Hasta mañana.
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