La Casa de La Gorvorana pasó a
ser propiedad municipal mediante un convenio urbanístico. Ya lo hemos comentado
muchas veces. Era alcalde José Vicente González. Tuvo a bien comunicármelo tras
la firma. Y le dije si tenía un saco de guano, de los de 100 kilos, preparado y
lleno hasta arriba con billetes de 500 euros. Debió ser por 2001. Saldrá, me
comentó con la ayuda de otras administraciones. ¿Otro convenio? Sí, es la
figura de moda.
En 2003 ganó
CC. Y Oswaldo Amaro gobernó en pacto con el PP de Manuel Domínguez, ocupando
este una concejalía fundamental: Hacienda. Y su compañero Sebastián Ledesma la
de Urbanismo. Ahí es nada.
En 2007, CC
repitió éxito electoral y volvió a ser elegido alcalde Oswaldo, quien gobernó
con el PSOE de Vicente Quintero hasta que se pelearon, eso dicen, por las
puñaladas traperas a la responsable de Urbanismo. Y el detonante, el desmantelamiento
del “Monumento al Coño”, que fue a dormir, precisamente, a La Gorvorana. Hoy
se halla repuesto en el Polígono de La Gañanía.
Desde 2011
gobierna el PP. Observen que cambio el diseño porque en el pueblo se entiende
que el alcalde es Adolfo. Al que le concedo el beneficio de la duda respecto a
una cualidad humana que podríamos denominar sensibilidad.
Pero entre
todos la mataron y ella sola se murió. La foto es de hace unos años. Ya quedan
pocos techos. Y como siguen entrando como Pedro por su casa, una extensa
balconada de madera fue el último objetivo vandálico. Y cuando la Universidad Europea
(privada) entregue el estudio de viabilidad, próximo a la siguiente
convocatoria electoral, lo guardaremos bajo llave porque los millones
necesarios no van a aparecer por arte de magia. Salvo que las amistades
madrileñas nos concedan la parte del tesoro del galeón que pueda tocarle a
España.
Los
ayuntamientos (el de Los Realejos no es una excepción), en su afán de
incrementar patrimonios, siguen empeñados en que la lista de propiedades tienda
al infinito. En el momento de estampar firmas olvidan la cantinela de no
tenemos dinero. Que la sueltan cada dos por tres y a las primeras de cambio.
Sin percatarse de que ambos (dominios y presupuestos) son incompatibles.
A Manolo
parece seguirle el idilio con Alonso. Y le propone que le ceda las competencias
de gestión en el Paraje Natural de Rambla de Castro. Porque a la corporación
insular le queda lejos (y con cuatro consejeros del pueblo). Algo así como lo
que ha hecho el Gobierno de Canarias con el Parque Nacional de El Teide. Ahora
bien, las perras que las siga poniendo el Cabildo.
Tengo la
impresión de que oscuro vislumbro el particular. Porque Rambla de Castro, el
paraje, no es la Casona
y el palmeral. Pienso que más de un concejal ignora cuáles son los límites del
mismo. Y quizás haya que incluir otras edificaciones bien cargadas de historia.
O charcos emblemáticos, hoy convertidos en basureros. O la Cueva del Mármol, de la que
nadie me hace el más mínimo caso. Lo del mayor y mejor palmeral, una pasada de
muchos pueblos con adelantamiento por la derecha. Que el Cabildo no ha actuado,
mejor no menearlo. Porque son tantos los dineros sembrados (entullados) en el
paraje, que dragos, palmeras y otros tipos de vegetación nos lo podrían echar
en cara. Cuidado, pues, con lo que se manifiesta, porque las hemerotecas, por
ejemplo, son tozudas. Den un repaso por los muchos números editados del Boletín
Informativo Municipal (La Voz
de Los Realejos), sumen euros, declaraciones, intenciones, proyectos y amplio
etcétera, y hagan una mesa redonda en lo alto del Roque Chico, o en La Pata, por si hay vértigo
(¿será este contorno más oriental también parte del Paraje?), y obténganse
conclusiones.
“Para evitar
esta bicefalia en las responsabilidades y echar culpas”, requiere Domínguez que
sea el ayuntamiento el que se haga cargo de forma directa. El propósito es
bueno, nadie lo discute. Pero desde que se deje de ingresar cualquier cantidad,
comenzarán los disparos. Y si como consecuencia del resultado de las elecciones
generales del 20 de este mes sigue el pacto actual, conflictos tendremos hasta
en la sopa. Porque la mayoría absoluta en el Consistorio ha vuelto prepotente
al equipo de gobierno. Si lo hago yo, excelente; si me lo señalan los demás,
quítate que me tiznas. Será esa característica, tiempo al tiempo, el inicio de
la debacle.
Me parece
estupendo que haya preocupación por el estado del palmeral. Pero algunos
olvidan fácilmente que llevan cuatro mandatos en la cosa pública. Y una planta
no se seca o marchita de un día para otro. Justificar iniciativas loables con
veleidades del tres al cuarto, no. Y en campaña todo se contamina. La búsqueda
del rédito pesa como una losa.
¿Y las
cabras? Como nadie las ha obligado para que vayan a la escuela, siguen
analfabetas perdidas y sin acceso a los bandos. Los cabreros alegan que los
animales no son de ellos. Transitan por donde les venga en gana, ya que las
posibles multas no serán abonadas. Si me llevan a juicio, me declararán
insolvente. Y si tengo que regalar un par de quesos, dalo por hecho.
¿Y a cuanto
de qué el párrafo anterior? Date una vuelta por la zona próxima a Gordejuela, o
por los terrenos aledaños al sendero comprendidos entre ambas Románticas, QUE
SON PARAJE, y… ¿qué, hacemos otra mesa redonda? Este asunto se trató hace unos
días en el salón parroquial. El inconveniente es que gobernar con mando a
distancia se antoja siempre complicado.
Hasta la
próxima.
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