Hablaba hace
unos días con unas gentes de San Juan de la Rambla. Y como jamás en mis
conversas puede faltar el trasfondo político, surgió el tema estrella de toda
charla que se precie: la gestión municipal. Sabido es que en cualquier
acontecimiento lúdico-festivo se arreglan los asuntos pendientes a velocidad
pasmosa, sin necesidad de apertura previa de los oportunos expedientes, sin la
preceptiva redacción de proyecto alguno y, además, por adjudicación directa,
que eso de pedir ofertas, nombrar una mesa de contratación y demás, dilata
demasiado la obra.
Yo argumenté
que el actual equipo de gobierno lo estaba haciendo bien. Y que a pesar de su
minoría mayoritaria en el consistorio, va sacando adelante las cuestiones más
perentorias del pueblo. Me extrañó sobremanera el desconocimiento total y
absoluto de algunos de mis interlocutores acerca del actual organigrama
corporativo, pues me espetaron que el montante de los honorarios de la alcaldesa y concejales
era superior al que hubo en la segunda parte del mandato anterior (Tomás y
Marco o Marco y Tomás). Y ya, en el colmo de todos los despropósitos posibles,
tuve que soportar el vacuo argumento de que carecían de la preparación
suficiente para ostentar sus cargos.
Fue duro,
pero la vena de maestro no se me ha olvidado, explicarles que Fidela cobra su
sueldo de jubilada, que aparte de su condición de profesora de matemáticas
posee una riqueza intelectual que ya bien quisiera el resto de la grey política.
Que Cayetano, el primer teniente de alcalde, sigue dando clases en un instituto
de Puerto de la Cruz, trabajo por el que percibe una remuneración… Simplemente,
no lo sabían, lo ignoraban. Pero cobrarán por otros conceptos, me argumentaban
cuando veían destruido su castillo de naipes. Puede que por asistencias a las
sesiones de los órganos pertinentes, pero no por ello se van a hacer ricos ni
alcanzan por asomo un porcentaje equivalente al que poseían los siete que les
precedieron.
Ustedes
voten, concluí, por quienes estimen conveniente, por amistad, por familiaridad,
por ir a echarse juntos los vasos de vino o por pura conveniencia, pero
infórmense antes de soltar lindezas de tal calibre, porque la ignorancia se
cura con algo tan simple como ir por el ayuntamiento y pedir todas las
aclaraciones a cuantas dudas se les planteen. Las actas de las sesiones
plenarias, verbigracia, son documentos públicos, al alcance de cualquier
interesado.
Si no hay
peor ciego que el no desea ver, no existe mayor sordo que el que no quiere oír.
Sentencia que me viene como anillo al dedo para dedicar unas líneas a otra de
las iniciativas del ayuntamiento ramblero: la celebración de bodas mediante el
lenguaje de signos. Y será Cayetano Silva (a quien solo conozco de vista, que
se dice, con el que he intercambiado cuatro frases en dos o tres encuentros casuales,
pero como debe ser familiar de una exalumna –Águeda– quedan aseguradas la
máxima garantía y la plena confianza) el que celebre tales ceremonias.
Desconocía yo que se había especializado en esta modalidad comunicativa por mor
de su profesión docente. Hecho que le confiere un plus añadido en una labor tan
encomiable como vocacional.
El
responsable de la Hacienda
y el Patrimonio (mi admiración y reconocimiento por demostrar que en cuestiones
de tiempo querer es poder) ha sido felicitado por la Fundación Canaria
para el Sordo (Funcasor) y por la
Federación de Asociaciones de Personas Sordas de
Canarias (Fasican). Porque, entienden,
el no depender de la ‘traducción’ de un intérprete crea una relación más
directa, un trato más cercano, un modo tangible de interactuar.
Sé que los
amigos de la charla no me leen. Ni están por la labor. Mi pasado socialista en
el ayuntamiento realejero pesa como una losa y constituye un asidero para los
que carecen de argumentos. También deberé pagar, a tenor de lo visto, por los
posibles deslices de Zapatero. Sin concederme el beneficio de participar con la
cuota mínima en los aciertos. El que sabe, sabe; y el que no, para maestro de
escuela. Pero cuando tenga constancia de la primera celebración, pienso darme
un salto a San José. Lo más seguro es que no me los encuentre, porque estos
hitos serán tildados de boberías por los que añoran otras formas, otros
procederes.
Felicidades,
Cayetano. Mi enhorabuena al pueblo de San Juan de la Rambla por ser pionero en
una faceta que ojalá se expanda hasta constituirse en un hecho normal y
cotidiano. A lo peor no consigo atraer el voto de los susodichos, que eran
socialistas de toda la vida. ¿O no lo hemos escuchado? Aunque viene bien que te
hayas especializado en la cuestión que se deja comentada, porque lo mismo, a
través de dicha particularidad, logramos destupirlos. Y a buen entendedor…
Hasta la
próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario