He escuchado
en diversas ocasiones pareceres de lo que debe enseñarse en la escuela. Son
opiniones emitidas por los que jamás han tenido la oportunidad de ostentar la
sagrada misión de sacar adelante un grupo de alumnos, pero que se erigen en
pedagogos de la teoría del bien quedar. Creen algunos que el maestro es
sustituto de todo, y de todos. En especial, de los progenitores. No hay
asignatura que indique a los niños cuáles son los alimentos adecuados para una
perfecta nutrición, es lo último que llegó a mis oídos. Ni otra, añado, que me
asesore de cómo se colocan los pañales. Menos parirlos, debemos estar al loro
en todas aquellas facetas que uno presupone al hogar de procedencia. Pero no,
como no se ha exigido aún el carné de “padre-madre”, ahí deben estar los
docentes al quite. Y así, en breve tiempo, van a escasear los adjetivos para
calificar la labor de la ‘seño’. ¿No tiene comedor? ¿Y actividades
extraescolares? Es que yo antes de las siete de la tarde no puedo recogerlo.
Pues pónganse un tapón ‘ambos dos’, papá y mamá, en ciertos lugares de sus
anatomías. Coño (mil perdones), que ya está bien.
Casimiro
Curbelo está ahora de un activo desconocido. Tanto que ha encargado a ‘su’
senadora (la que insiste en tener un helicóptero) que proponga en Madrid todo
aquello que él no tuvo tiempo en sus largos años de estancia en la capital
porque otras ocupaciones podrían haberlo tenido entretenido. Y la disciplinada
joven no se aparta un ápice del guión. Otra cantinela: “Todos los canarios
debemos ser iguales”. Vale, presidente, pero matiza: ¿Iguales a quién? ¿A ti,
por ejemplo? ¿En sueldo, propiedades, privilegios de los cargos? Después de no
sé cuántas décadas de atesorar amplitud de miras para el descanso eterno, te
vienes a enterar en 2016 de que la cesta de la compra, el combustible, la
embotelladora de Taguluche, el acceso a Los Aceviños… Vamos, hombre.
Un
funcionario del ayuntamiento de Cádiz estuvo seis años sin ir al curro pero no
dejó de percibir un euro por al supuesto trabajo que tenía asignado. Viva La
Pepa. El hecho me recuerda cierta anécdota.
Una tarde fue un señor ya muy mayor al Consistorio de Puerto de la
Cruz. Como lo vio cerrado se dirigió a un
policía que había en los alrededores y le preguntó si no trabajaban en aquella
franja horaria. El agente, de aquellos mayores que aún quedaban en la
plantilla, socarrón en grado superlativo, le contestó que cuando no trabajaban
era por la mañana, que por la tarde no iban. Es lo que hay.
Ni una más,
hasta aquí hemos llegado, bramó Mariano. Lo malo era que el resto de la tropa
jugaba en esos instantes al Candy Crush. El presidente en funciones, el que le
dijo al rey que con él no contara pero que aconseja aún lo que debe hacerse
para el bienestar y progreso de la madre patria, da por hecho con la proclama
que de aquí para atrás sí que ha habido tela que cortar. Y mucha, para ejemplo
de una acción política en la que todos debemos mirarnos. Sabido es que honradez
y política son términos incompatibles. Como plasma y negociación. Qué poco te
queda.
UPyD se
apaga. Rosa Díez medita su reingreso en el PSOE. Me equivoqué, no volverá a
ocurrir. Ha encargado al último que apague la luz. Al accionar el interruptor,
habrá pasado a la historia un sueño de grandeza. Otra quimera rota. Se abre un
paréntesis. A sus casi 64 años, es probable que no se incorpore como auxiliar
administrativo en la Diputación Foral
de Vizcaya. En sus extensos y variados cargos habrá consolidado suficientes
complementos como para jubilarse anticipadamente sin mayores quebrantos
económicos. Y me pasa por el magín: ¿Pidió Paulino Rivero el reingreso en la
escuela de Ravelo?
Estuve
hablando con un amigo hace unos días en el IES Los Naranjeros. De lo divino y
de lo humano. Y colegimos que bastante debemos estar haciendo mal para que
muchos de los que fueron nuestros alumnos hayan desviado sus caminos hacia la
política. No, claro que no es malo per se. Pero abandonar los estudios
universitarios, si es que acaso pasaron la prueba pertinente, por la golosina
de un cargo público, me da –nos da– que la caza y captura de la papa fácil
puede más que los atractivos de la preparación. Y lo que es todavía peor,
comprobar cómo se arrastran (iba a escribir babean) con los ediles en cualquier
evento (ya salió el palabro) para que los tengan presentes en sus oraciones, patético.
Como lo es,
asimismo, la reseña que atisbo en Facebook con la duda del Partido Popular de
Candelaria acerca de la viabilidad del parking de la Basílica. Y en la foto
que ilustra la información, don Manuel Domínguez, presidente insular de dicho
partido y alcalde mi pueblo en sus ratos libres o cuando intuye que pueden
haber retratistas por los alrededores. Se viene destacando la agrupación local
candelariera por sus quejas reiteradas ante la mala praxis, según ellos, de
aquel grupo de gobierno en el consistorio de la Villa Mariana. Me
parece bien, es su papel de oposición, pero poner por bandera a Manolo para un
asunto de aparcamientos, manda narices. Y que este se preste a lucir palmito en
la plaza de los guanches, cuando aquí de
gestionar instalaciones de ese tipo sabemos la tira con los dos mamotretos
existentes, manda narices de nuevo. Aunque lo mismo el PP de mi pueblo le echa
la culpa a Oswaldo y se queda tan ancho.
Hasta mañana.
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