La mentada es
senadora por la isla de La Gomera. Accedió
a la política de la mano de Casimiro Curbelo cuando este resucitó la ASG (Agrupación Socialista de La Gomera). Y escribo resucitó
porque la tenía creada desde tiempo atrás merced al testaferro de turno y bien
guardada en una gaveta del Cabildo. Ya intuía nuestro hombre que de la mano del
PSOE no acabaría su trayectoria política. Sus andares caciquiles (salpicados de
imputaciones por turbios asuntos urbanísticos y de notable incremento
patrimonial que la justicia eterniza para general regocijo de los estómagos
agradecidos) y el episodio madrileño en el que se vio involucrado en plan
Hautacuperche, no fueron bien vistos por la dirigencia socialista que cortó por
lo sano. La red clientelar tejida en tierras colombinas hizo posible que la
nueva formación política, compuesta por los mismos de siempre que han medrado
la sombra del mandamás, no tuviese mayores problemas en acaparar la mayoría de
instituciones.
Yaiza
Castilla ha declarado que “empieza una nueva oportunidad para avanzar y hacer
valer los derechos de los gomeros”. Eso ocurrió hace unos días en la
constitución del Grupo Mixto en la Cámara
Alta. Bueno, tiene de alta lo que yo de guapo, porque es bien
conocido que escaso valor se le concede en el proceso legislativo. O mejor, no
sirve sino para que sus señorías cobren, y de manera generosa, a final de mes.
Cuando la
senadora soltó esta prenda lingüística no sé en qué demonios podía estar
pensando. Porque da la impresión de que con el parto de ASG se ha producido una
metamorfosis tal en aquella isla, a la que aprecio como el más acendrado de sus
habitantes, que se ha corrido tupido velo de lo que en décadas anteriores, con
casi idénticos dirigentes, se hizo o se dejó de hacer. Olvidó algo fundamental
y es repasar la trayectoria de su mentor en el mismo edificio donde ella ahora
sienta sus posaderas. Y dar una somera lectura al diario de sesiones para
comprobar las innumerables preguntas, iniciativas, propuestas, mociones (y todo
lo que proceda) que Curbelo llevó a la práctica en sus muchos años de estancia
en los habitáculos madrileños. Porque dormir debió hacerlo bastante, ya que el
verbo trabajar no fue conjugado ni por activa ni por pasiva.
“Yaiza
Castilla recuerda que son muchas las iniciativas y proyectos de la isla
colombina que han quedado aparcados y que, sin embargo, considera fundamentales
para el progreso de la isla y, por consiguiente, la equiparación en
oportunidades y servicios para todos los ciudadanos”.
Es la
consigna dictada. Y que los súbditos deben cumplir a rajatabla. También
acontece algo parecido en el Parlamento de Canarias. Les ha entrado un espíritu
juvenil que para qué contarte. Y yo me alegro, no te vayas a creer. Pero no sigan
engañando a pueblo que se merece un mayor respeto. Que ASG, estimado Casimiro,
habrá nacido anteayer, pero tú (y otros tantos) llevas en la cosa pública desde
los lejanos tiempos en que la
Bobadilla recaló en La Villa. Pretenden redimir con
supuestas actividades frenéticas, más efectistas que efectivas, largas estadías
de holganza y buen vivir. Que los gomeros tienen su tino. Y si no, que se
despierten. Silba bien alto, Garajonay.
Citó la
señorita Castilla dos proyectos que ya había defendido en la anterior
legislatura: La Avenida Marítima
de Gran Rey y un área de servicio para tráfico de mercancías en el puerto de
San Sebastián. Este último encaminado al abaratamiento de la cesta de la
compra. De lo que se dan cuenta ahora. Qué casualidad. Qué memorias más flacas.
Debe ser que ustedes adquieren los productos alimenticios en origen. Mientras,
siguen con la cantinela de potenciar el consumo de productos de la tierra. Pero
si tienen a los agricultores subsidiados y nadie coge un sacho para sembrar
papas. Los sacan del paro cinco o seis meses para limpiar cunetas (bocadillo y
chaleco reflectante incluidos en el paquete) y tira pa´lante calladito.
Lo malo es
que, aunque aún no lo perciban con nitidez, todo tinglado montado
artificialmente acaba por desmoronarse.
Ya se elevan voces en la capital y la prueba la hallamos en la cada vez más
notoria inestabilidad política en el ayuntamiento. Y es que, afortunadamente,
no todo es susceptible de compraventa. O en Vallehermoso, donde el cargo parece
quedarle demasiado ancho al señor Coello. Y sujetas sus decisiones a los dictados
superiores. Si no que me expliquen las quejas que surgen de los núcleos
poblacionales distantes, verbigracia Chipude, acerca de la poca inversión presupuestaria
en infraestructuras básicas. O la negativa (o callada por respuesta) ante
solicitudes para celebrar actos en edificios públicos con excusas vacuas e
inconsistentes.
No se me
haga, pues, la nueva en estas lides, senadora Yaiza Castilla, porque no puede olvidar
que debe soportar el inmenso peso de una losa sobre sus espaldas. Cualquier
propuesta que eleve en el Senado conducente a la mejora de sus convecinos (muy
loable, indudablemente) no será capaz de hacer tabla rasa a la vagancia de uno
que vegetó en el palacio ubicado en la plaza de la Marina Española. Y que en la
actualidad, con casi total seguridad, le señala como objetivos aquellos que él
no supo, o no quiso, defender cuando le correspondía tiempo atrás. Y que parece
haber resurgido cual Ave Fénix. Se metió un día en la ducha, se le cayeron las
costras y… aquí no ha pasado nada: limpios, impolutos, inmaculados, impecables,
virtuosos. ¿Y los años, que ya suman décadas, perdidos? Yo lo denomino,
simplemente, actitud típica del caradura.
Un día habrá
una isla que no sea silencio amordazado.
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