Ha sido este pasado un fin de semana tan cargado de noticias
que no sé si valdrá la pena comentar alguna. Porque normal me pareció que Pedro
Sánchez renunciara a su acta de diputado. El haber sido secretario general del
PSOE suponía que debía conocer los Estatutos y otras normas de funcionamiento o
de régimen interno. Algo que obviaron otros que olvidaron que presentarse a
unas elecciones bajo unas siglas implica una serie de condicionantes en los que
tu libertad queda sujeta a otros dictados. Sí, guste o no. Y no con tal
aseveración, que todo militante debe tener asumido, estoy intentando justificar
postura alguna. Cuando uno no está de acuerdo, se baja de la guagua y va
caminando. A comentarios anteriores me remito.
Pero como el PSOE es –lo fue y lo seguirá siendo– el
principal enemigo del PSOE, basta encender un fósforo para hacer una fogalera
de mucho cuidado. Incendian redes, porterías y hasta el mismísimo césped. Son
especialistas en tirarse los trastos a la cabeza con cuantos más espectadores
mejor.
Ya es Rajoy presidente. Y para celebrarlo se fue de puente.
A trabajar desde el minuto uno. Normal. Yo espero que Manolo, mi alcalde, no le
haya puesto sobre la mesa el nombre de un realejero para cualquier cargo en el
futuro gobierno. Y no porque vaya a ser, como sostienen algunos, una
legislatura corta, con lo que vería reducidos sus viajes a Madrid, sino porque
aquí hay entretenimiento suficiente. En todos los escalones insulares y
regionales.
Tanto que López Aguilar, quien saliera escafidiendo
(gerundio de escafidir: salir huyendo de un sitio) y dejar colgado a un
electorado que le votó mayoritariamente, parece estar de vuelta y lanza pullas
a mansalva para que el pacto en Canarias se haga trizas y pueda, junto a otros
que están pero no están, embarcarse en olor de multitudes. Normal. Aunque, para
su desgracia, el acuerdo entre CC y PSOE sigue. En la cuerda floja permanentemente,
pero aguanta con inverosímiles equilibrios. A los canarios nos encanta un
circo. Eso sí, sin animales (de cuatro patas).
Dicen los agoreros que peligra la cabeza de Lope Afonso. Y
este manifiesta que en caso de producirse la aceptará con normalidad
democrática. Hombre, bueno fuera. Por El Penitente mucho se sabe de cuestiones
tales. Y no es ajeno el PP a esas situaciones pretéritas. Así que puestos los
hechos en una balanza, hora va siendo de que prueben medicinas que aplicaron a
otros enfermos.
Cuando uno, con el mejor de los ánimos para estar informado,
echa una visual a muchas cabeceras, le puede ocurrir que ante un titular tan
sugerente como este que transcribo: ‘El mayor roedor del mundo vive en el
Puerto de la Cruz’, se le queden patinando las neuronas, porque hasta que no se
sumerge en el meollo queda en la duda de si se trata de un bicho que habita en
Loro Parque, de cualquier terrorista de las ondas o, por qué no, de un
infiltrado en las Casas Consistoriales. ¿Y qué quieres que piense? Normal.
Siguen los machos muy machos (ya lo dijo Hugo Sánchez de sus
compatriotas) soltando lindezas. A uno le leí que los atoramientos de Pedro Sánchez
en su comparecencia del sábado próximo pasado le recordaron aquel pasaje del
moro Boabdil cuando su madre, al parecer, le espetó lo de llora como una mujer lo
que no supiste defender como un hombre. Ya se sabe que los hombres muy hombres
no lloran. Ni padecen de la próstata. Cuando mean provocan inundaciones.
Normal.
Y para concluir, tres aspectos que merecen este epílogo:
‘Un asesino anda suelto en La Gomera’ es titular destacado
de cierto periódico. Para difundir que sigue sin resolverse, desde 1994, la
muerte en extrañas circunstancias de un empresario de la Isla Colombina. Es tan
peligrosa la sentencia como la del ínclito Iglesias acerca de los delincuentes
potenciales que se sientan en el hemiciclo de San Jerónimo.
Como votante socialista me alegro de que no haya cuajado
meses atrás una alianza con Podemos, sus confluencias, sus mareas y otras
rufianescas varias. Es preferible otra larga travesía del desierto a caer en
redes que juegan a rodear el Congreso de los Diputados, porque allí se sientan
unos intrusos que, merced a componendas, accedieron a un cargo sin elecciones,
sin escrutinios y no sujetos a ordenamiento alguno. Vamos, que ocupan sus
escaños por cataplines. Los millones de votos que se repartieron solo son
válidos cuando se escoran a conveniencia.
Rufián (según el DRAE): [Quizá del italiano ruffiano, y este derivado del latín rufus, pelirrojo, rubio, por alusión a
la costumbre de las meretrices romanas de adornarse con pelucas rubias] 1.
Persona sin honor, perversa, despreciable. 2. Hombre dedicado al tráfico de la
prostitución.
Mañana es festivo. Y hoy Movistar, que no el ayuntamiento,
me habrá dado una alegría con nombre de fibra. Si no tuviese aún renqueante la
pata derecha, correría a un montón de megas. Normal. Ya te contaré.
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