Como entusiasta y enamorado de la radio, ¿tienes constancia de que
el turista se preocupe o le interese el folclore?
Siempre hago una reflexión en cuanto si los turistas se preocupan,
se interesan o, incluso, si solicitan o no que los establecimientos hoteleros
tengan un grupo folclórico en su programación.
Imagínate que te vas a cualquier país y te ofrecen un espectáculo
internacional: un magnífico ballet con chicas bonitas, un buen cantante, un
show de magia o humor, etc. Eso también estamos acostumbrados a verlo en
cualquier sala internacional de nuestra isla. Lo mismo le ocurre al turista
cuando viene aquí a España. Querrá conocer música, folclore del lugar que ha
venido a visitar. Si voy a Alemania, me gustaría conocer lo típico de esa
región que estoy visitando, me gustaría que en el espectáculo correspondiente
me dieran algo diferente.
Yo entiendo que el turista lo solicita. Lo que pasa es que siempre
chocamos con el negocio. Y si un grupo de folclore le puede costar al
empresario 125 mil ptas., porque habrá que trasladar a un montón de gente y
pagar decentemente la actuación, el empresario turístico dice que nones, que
mejor le sale el ballet que hace con cuatro o cinco personas, tres o cuatro actuaciones
en la noche, en el mismo o diferentes hoteles, y escapo con 18 mil ptas.
Ahí es donde está el problema: en el dinero y en el negocio. Pero
que el turista lo solicita, entiendo que sí. Porque cuando el establecimiento
pone en la cartelera una actuación folclórica, o fiesta canaria con actuación
de un grupo folclórico, el turista va a ir inmediatamente, y es cuando las
salas, normalmente, están llenas.
En el Hotel Tigaiga de Puerto de la Cruz se viene realizando,
desde hace bastantes años, actuaciones de lucha canaria y música folclórica
para los turistas. ¿Qué opinión te merece? ¿Conoces otros casos al respecto?
En muchísimas ocasiones he citado como ejemplo de lo que se puede
hacer en los hoteles, a lo que ocurre en el Hotel Tigaiga. Don Enrique Talg ha
conseguido no solo tener un grupo folclórico, sino ofrecer el juego del palo,
exhibición de lucha canaria... Así el turista queda encantado. Nos encontramos
que es un establecimiento en el que repite mucho el turismo. Los propios
visitantes son los mejores embajadores del hotel, y algo que atrae sobremanera
es todos esos temas relacionados con Canarias y que don Enrique cuida y mima.
Debe cundir el ejemplo en los distintos establecimientos
hoteleros. Pero en el caso de las grandes cadenas hoteleras, interesa, sobre
todo, llenar el hotel de cualquier manera, ya sea un tres, cuatro o cinco
estrellas; da lo mismo, lo que se trata es de llenarlo, sin caer en la cuenta
que las actividades de ocio son fundamentales.
Es lo que yo siempre digo: por parte de los propios empresarios se
está matando a la gallina de los huevos de oro. Las malas rachas que hemos
pasado, han hecho ver las orejas al lobo en más de una ocasión.
Afortunadamente, nos hemos superado. Pero nos olvidamos rápidamente de los
malos tragos. No se puede seguir vendiendo el sol como único aliciente y
olvidarnos de otros muchos aspectos, entre ellos todas esas costumbres de
nuestro pueblo que también se pueden vender.
Los reconocimientos son pocos hacia la persona de don Enrique
Talg, el hotel Tigaiga, y a todos los que han tenido la buena idea de lograr
esa fiesta, canaria que tanto éxito tiene.
Además hay que reconocerle su profundo enamoramiento de todos los
puntos de nuestra geografía. Yo que he asistido a muchas reuniones con don
Enrique, me he quedado boquiabierto cuando compruebo que comienza a explicar
algo de nuestro pueblo, Los Realejos, de los senderos, de
"pateárselo" y caminar por todos los rincones.
Y me digo: ¡Madre mía!, ojalá que todos pudiéramos estar tan
enamorados del lugar donde vivimos como lo está este señor. Es un fiel reflejo
de la línea que se está llevando a cabo en el hotel Tigaiga. Así ha sido
premiado en muchísimas ocasiones, pero creo que todavía habría que premiarlo
más, y el pueblo canario debería tener conocimiento de la buena labor que este
establecimiento ha hecho en favor de nuestras costumbres y tradiciones.
¿Se preocupan los ayuntamientos turísticos por fomentar esta
faceta y por cuidar la imagen de lo que se ofrece?
Te voy a contar otra de las reflexiones que suelo hacer: los
ayuntamientos, turísticos sobre todo, en infinidad de ocasiones –me da la
impresión, no sé por qué– botan el dinero en muchas cosas. El apoyar a un grupo
folclórico no consiste en que en determinadas ocasiones le ofrezcan cuatro
actuaciones y le den unas pesetas a lo largo del año. El apoyar a un grupo va
más allá. Los ayuntamientos tienen la obligación de hacerlo bien. Sucede que,
por ejemplo, a veces surge el apoyo, se conceden actuaciones por diferentes
barrios. Pero no se hacen intercambios entre los municipios de la isla o entre
islas. Tenemos más grupos que nunca dentro del panorama folclórico, y, sin
embargo, los estamos quemando por mandarlos siempre al mismo sitio, siendo la
misma cartelera año tras año en esta u otra fiesta. La gente acaba por
aburrirse. Y, lo que es peor, el grupo termina con la sensación de que ni
siquiera se le escucha cuando está sobre el escenario; pierde la motivación. El
abrir nuevos horizontes hace que el grupo crezca. No entiendo cómo
ayuntamientos del mismo signo político, con muchos grupos en sus municipios, no
se lleguen a poner de acuerdo para llevar un grupo al otro. No creo solo que no
se hayan puesto de acuerdo, sino que son tan cómodos que ni se lo han
planteado.
Como profundo conocedor del funcionamiento de un CIT, ¿qué aportan
estos organismos a la promoción del folclore? En las reuniones conjuntas de
estos entes, ¿existe preocupación por potenciar esta labor?
Te voy a relacionar los Cits con el Patronato de Turismo de
Tenerife, que es el que conozco, y con todas las ferias internacionales.
En cuanto a promocionar el folclore se ha hecho un gran esfuerzo.
Ha sido el organismo que en más ocasiones ha sacado grupos de nuestra tierra,
para ofrecerlos a todas las gentes que han acudido a las ferias.
En los últimos años he visto que se ha bajado muchísimo. No sé si
la razón es económica, que no se puede llevar al grupo por el número de
personas que lo forman o que se quiere exportar otras cosas. Lo que sí sé, y
conmigo lo podrían decir muchísimas personas que hayan visitado esas ferias,
que cuando uno lleva un buen grupo folclórico, con un buen cuerpo de baile,
cuando llevan unos trajes que se saben explicar, porque, a veces, hay que
recordarles a los grupos que debe explicar todo aquello que lleva, sus costumbres,
sus tradiciones, de dónde vienen los trajes, en esas circunstancias, esa feria
goza de una importantísima repercusión. Y no solo para el turista que luego nos
va a visitar, sino para que aquellas personas sepan algo más de nuestra tierra.
Los CITs reciben una subvención tan pequeña del Cabildo, que con
ese dinero muy poquitas cosas se puede hacer a lo largo del año. No hemos sido
capaces, por otra parte, en los municipios que yo conozco, que las gentes se
incorporen al CIT en calidad de asociados, que se integren en sus Juntas
Directivas, con nuevas ideas. Así, lógicamente, el funcionamiento de estos
organismos deja mucho que desear.
Sabemos que quien manda es don dinero y muy poco puede hacerse con
un presupuesto que ronda, como muy arriba, el millón de pesetas anual.
(Continuará)
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