La propuesta del PSOE fue rechazada por al cuatripartito
gobernante (solo la apoyó Nueva Canarias) y se argumentaron razones de diversa
índole. Pero a un servidor le causó tremenda gracia –por no especificar con
todo lujo de detalles el inmenso cabreo que siente un asiduo visitante de La
Gomera y conocedor del ingente despilfarro dinerario con el que Casimiro ha regado
sus predios– la intervención del diputado Jesús Ramos Chinea, miembro del grupo
parlamentario de Curbelo (propietario y mentor de la archiconocida Agrupación Socialista Gomera).
Hago el inciso de rigor para aclarar que la negrita anterior
solo pretende poner en valor los altos principios del moderno y alternativo socialismo
curbeliano al cuadrado, referido por aquellos lares como “el papi”, constituyendo
el conglomerado la imagen de una pirámide poblacional (histograma o gráfico de
barras –incluyan las de algún club madrileño de alterne–) completamente
regresiva y desequilibrada. Tanto que base, lados, perímetros y áreas se
supeditan a lo que el vértice superior ordena, manda y ejecuta con apenas un
ligero movimiento de testa. Y pobre del que se halle distraído.
En fin, cosas mías y casi me pierdo. Pues bien, el susodicho
tocayo, entre otras lindezas, declaró (urbi
et orbi) que “si los errores urbanísticos cometidos se pagasen con dinero
público, no habría presupuesto para abonar tanto desliz del pasado”. Y se quedó
tan ancho, mientras Melodie, su compañera de bancada, esbozaba una cálida
sonrisa de asentimiento.
Vamos a ver, cabeza de chorlito olvidadiza: ¿Hacías referencia,
por un casual, al afer de la embotelladora de Taguluche? ¿Debo recordarte que
aparte de lo gastado en lo que se construyó, hubo que añadirle el coste de la
demolición ejecutada tras una sentencia judicial? ¿Lo abonó Casimiro de su
bolsillo o llevaron a cabo una derrama entre militantes y simpatizantes?
¿Aparte de la memoria, perdiste la vergüenza? ¿Seguimos sumando lo que ya muchos
denominan “obras pufas”? ¿Rescato lo que se viene publicando –afortunadamente se
atisban síntomas de ir perdiendo el miedo al todopoderoso– acerca de las “fructíferas
inversiones” en queserías, centros de talasoterapia, miradores de santos y
cristos, casas de mieles de todos tipos y amplísimo etcétera?
Me puse tan contento cuando te vislumbré en uno de los informativos
de la tele canaria, que me senté ante el ordenador a practicar aquel ejercicio
que llevaba a cabo cuando me dedicaba al mundo bloguero. Y fui directamente a
uno de ellos –mi estimado, y nunca bien ponderado, Pepillo y Juanillo– y díjeme
para mis interiores íntimos de adentro que el asunto merecía un rescate
siquiera momentáneo.
Y aquí estoy. Soy consciente que no de vuelta, pero estén
atentos aquellos que me echaban en falta –no, qué va, si no presumo yo, ¿quién
lo va a hacer por mí?– a esa red social llamada Facebook, única por la que
navego, porque lo mismo los puedo sorprender de cuando en vez. Y mil gracias, aserejé, uy, perdón aesegé (ASG), por brindarme la oportunidad. Casi tan contento y
feliz me han puesto que hasta pienso volver a escribir cualquier tontería del
tiempo que se tarda mi ayuntamiento en
conceder la licencia para un simple vado permanente. ¿Otra vez? Tú ignoras. El
eje noveno del pacto de gobierno Clavijo-Domínguez (anterior alcalde-ausente de
nuestra estimada Villa de Viera) hace aguas por todos lados. A pesar de la
escasez hídrica.
Agradecimiento infinito si me vuelves a leer. Y si no, tan
amigos como siempre.
Esa enfermedad, la del desparpajo en derrochar el dinero de todos, se está convirtiendo en pandemia.
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