martes, 14 de mayo de 2024

Concesiones administrativas

Una concesión administrativa es un acto por el que la administración pública otorga a una empresa privada el derecho a explotar un bien o servicio público. Se formaliza mediante un contrato en el que se fijan las condiciones, el precio y el plazo de la concesión. El concesionario debe cumplir con las obligaciones y requisitos establecidos por la administración para garantizar el interés público.

Ese texto –o parecidos– puedes encontrar con un mero husmeo en el vasto campo de la Internet. Ya sabes que en la actualidad es “San Google” la más venerada imagen y se precia de estar presente en todas las procesiones.

Viene todo ello a cuento del anuncio (me da que no el primero, al igual que ocurrió con el de la plaza de Realejo Alto) del ayuntamiento realejero por el que saca a licitación la concesión administrativa de la cafetería de San Agustín –un periodo de cinco años (prorrogables)– y con un precio base de arrendamiento mensual cercano a los 1000 euros. Y de esta cantidad surgen mis dudas. Que deben añadirse a las que se me plantean cuando observo la soledad del guanche en El Lance, cuando transito el estadio Iván Ramallo, cuando acudo al pabellón Basilio Labrador, cuando visito la obsoleta piscina… Puse los puntos suspensivos porque lo mismo la lista se incrementa.

Me extraña que con tanta promoción deportiva, sean estas instalaciones municipales (ya ejecutadas y puestas en funcionamiento cuando el PP llegó al poder) las que adolecen (padecen, que no carecen) tales privaciones. Porque por los comentarios que escucho o leo, es en esta faceta donde el equipo de gobierno se jacta de una labor maravillosa.

El problema, a mi modo de entender, radica en la versión mercantilista (de empresa privada) que tiene mi ayuntamiento, donde la importancia radica en el capítulo de beneficios, a saber, superávits. Me imagino que habrás sido testigo de más de una declaración en la que se destaca el sobrante millonario tras la ejecución presupuestaria anual. Y cuando a un servidor le señalan que no se han gastado equis millones de euros, lo primero que se le viene a la cabeza es que mucho está fallando en la gestión cotidiana de los recursos públicos. Porque si a una administración pública le sobra el dinero, ¿para qué demonios ponemos el listón tan alto en el canon a pagar por la empresa concesionaria? Rebaja la cuota, pues lo que prima es la prestación del servicio y no un ingreso extra para las arcas municipales. ¿No cobran ya, y bien, nuestros representantes? Y el planteamiento me vale para el Mirador de El Lance, la cantina del estadio, del pabellón o una simple máquina expendedora de agua en la vieja piscina. Porque si esperamos a la nueva (únanle el hipódromo), nos morimos de sed o debemos recurrir a un buche en la pileta.

Como es harto sabido que las redes sociales se erigen actualmente en los vehículos de transmisión de sapiencias, informes, dictámenes y otras boberías varias, harían bien determinados cargos públicos en no retratarse tan asiduamente. Porque entraña un evidente peligro el alongarte por terrenos resbaladizos. Y en el caso concreto de mi ayuntamiento, tan generosamente dotado de concejales liberados y asesores de diversa índole, se me antoja que la sugerencia previa, la solicitud del consejo adecuado, nos vendría de maravilla a quienes osamos leer a tan ilustres eminencias.

Este maestro de escuela se jubiló años ha. Pero la vena docente no se nos borra de un plumazo con el acto administrativo. Por ello, vislumbrar un pretérito perfecto compuesto (antepresente), del modo indicativo de cualquier verbo, en el que se obvie la hache del auxiliar haber (a sacado, a quedado, a presentado, verbigracia), constituye un ataque frontal a las décadas transitadas en aulas y pasillos. Entono el mea culpa y no le den más vueltas. Puede que hayamos puesto mayor énfasis en el Teorema de Pitágoras o en la Tabla periódica de los elementos. Pero si a otros que se tildan de periodistas les escucho “a grosso modo” y “de motu propio”, ¿qué hago?, como decía aquel, ¿me los cargo al hombro?

Si uno consulta cualquier duda, quedará como ignorante el lapso que transcurre entre pregunta y respuesta, pero, de no hacerlo, lo será toda la vida. Puede que así no volvamos a escuchar pos (por pues) y nadien (por nadie). De nada, para eso estamos. Nos vemos en San Agustín echándonos un cortadito. Hay que colaborar para repartir la carga. A no ser que haya nueva convocatoria.

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