Lo que el ayuntamiento ha venido a denominar pomposamente
como Auditorio necesita, urgentemente, adecuarse a la normativa que rige planes
de emergencia y seguridad. Porque aquello es una ratonera. Y un día de estos va
a ocurrir una desgracia. Lo que fue inaugurado en 1987 –me acuerdo como si
fuera ahora– y que ha venido supliendo carencias de infraestructuras, necesita
un profundo lavado de cara y unas salidas adecuadas en caso de una catástrofe
que no deseo. Creo que en 37 años ha habido lapso más que suficiente. Si
exigimos a cualquier comisión de fiestas de barrio múltiples requisitos para
que puedan celebrarse los actos del programa, qué menos que predicar con el ejemplo.
No me quisiera ver en el pellejo del alcalde en el hipotético supuesto de un
incendio, por ejemplo.
Propongo una solución. Y al tiempo –o sea, en el mismo
paquete y sin demandar más sueldo– un añadido con el que suplir la sana envidia
de cuando uno visita El Montillo en La Matanza. Cubrimos el Barranco de Godínez
(La Calera en la ilustración de Google Maps) como mínimo hasta la zona de la
Charca. Y aprovechamos el patio trasero de la susodicha Casa de la Cultura como
vía de escape para ese futuro parque. Y posibilitar, además, que pueda haber
conciertos de verano al aire libre. Con el mismo escenario actual. Los
espectadores, en tal caso, no miraríamos hacia el Poniente sino al Naciente. No
creo que el problema sea monetario, porque los superávits se vienen sucediendo cada
cierre de los ejercicios económicos.
Soy consciente de que más de uno me va a reprochar que ni por
asomo podría compararse con el que realizó Ignacio en La Matanza. Cierto, pero
por algo se empieza. Y no creas que la idea es nueva. Alguna corporación en el
pasado también pensaba. Con el inconveniente añadido de la falta de dinero. Porque
primero había que dotar al pueblo de los servicios básicos. Pero los ediles
actuales se lo han encontrado todo hecho y viven cómodamente de las rentas.
Como ya cobran bien y sin retrasos, entrenen las neuronas o la sustancia gris
se les va a poner canela.
Bueno, sean felices y hasta el miércoles. Salvo que me
secuestren la publicación. Que ya uno no sabe si la justicia protege o te deja
con los calzoncillos al aire.
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