lunes, 25 de noviembre de 2024

Parques urbanos

El pasado 17 del corriente mes estuve en la Casa Municipal de la Cultura. Asistí a un concierto de la S.M. Filarmónica (Divas: con las voces de Mari Carmen Encinoso, Montse Pérez, Sara Rodríguez y Mar Gutiérrez) en homenaje a las primeras mujeres músicas de la banda y a beneficio de la Asociación de Cáncer de Mama de Tenerife (ÁMATE). Me supo. Me encantó. Y así se lo hice saber al presidente del colectivo, Manuel Jesús Hernández González, a quien expresé mis más sinceras felicitaciones por al agradable rato.

Lo que el ayuntamiento ha venido a denominar pomposamente como Auditorio necesita, urgentemente, adecuarse a la normativa que rige planes de emergencia y seguridad. Porque aquello es una ratonera. Y un día de estos va a ocurrir una desgracia. Lo que fue inaugurado en 1987 –me acuerdo como si fuera ahora– y que ha venido supliendo carencias de infraestructuras, necesita un profundo lavado de cara y unas salidas adecuadas en caso de una catástrofe que no deseo. Creo que en 37 años ha habido lapso más que suficiente. Si exigimos a cualquier comisión de fiestas de barrio múltiples requisitos para que puedan celebrarse los actos del programa, qué menos que predicar con el ejemplo. No me quisiera ver en el pellejo del alcalde en el hipotético supuesto de un incendio, por ejemplo.

Propongo una solución. Y al tiempo –o sea, en el mismo paquete y sin demandar más sueldo– un añadido con el que suplir la sana envidia de cuando uno visita El Montillo en La Matanza. Cubrimos el Barranco de Godínez (La Calera en la ilustración de Google Maps) como mínimo hasta la zona de la Charca. Y aprovechamos el patio trasero de la susodicha Casa de la Cultura como vía de escape para ese futuro parque. Y posibilitar, además, que pueda haber conciertos de verano al aire libre. Con el mismo escenario actual. Los espectadores, en tal caso, no miraríamos hacia el Poniente sino al Naciente. No creo que el problema sea monetario, porque los superávits se vienen sucediendo cada cierre de los ejercicios económicos.

Soy consciente de que más de uno me va a reprochar que ni por asomo podría compararse con el que realizó Ignacio en La Matanza. Cierto, pero por algo se empieza. Y no creas que la idea es nueva. Alguna corporación en el pasado también pensaba. Con el inconveniente añadido de la falta de dinero. Porque primero había que dotar al pueblo de los servicios básicos. Pero los ediles actuales se lo han encontrado todo hecho y viven cómodamente de las rentas. Como ya cobran bien y sin retrasos, entrenen las neuronas o la sustancia gris se les va a poner canela.

Para suplir la falta de metros cuadrados, ahí va la segunda propuesta. Que no es mía, sino de Pedro González Hernández (Pedro Barranco), cuya labor docente y sociocultural en Los Silos ha quedado bien patente y ha sido valorada con diversos reconocimientos. En la segunda ilustración podemos contemplar un extenso terreno comprendido entre la calle San Isidro, barrio de La Carrera y si me apuras llego hasta Los Cuartos. Pero me temo que los actuales dirigentes del municipio no van a estar por la labor. Si ni siquiera han sido capaces de ampliar el Callejón de Los Cuartos y dotarlo de las correspondientes canalizaciones para la recogida de aguas pluviales, mucho me temo que alegarán que son muchos propietarios para ponerlos de acuerdo y eso exige un trabajo extra a sus múltiples ocupaciones. Esfuerzo, además, no incluido en el salario, por lo que, amigo Pedro, seguiremos expectantes a que se vaya pasando el efecto dormidera que nos dejó Manuel Domínguez cuando ascendió en el escalafón. Y si te digo la verdad, no lo debió haber hecho. Lo noto desmejorado: más viejo, se le cae el pelo (con unas entradas más diáfanas que los accesos por Los Barros), la piel de la cara debe estar pasando por algún proceso raro (y protéjanse porque sigue con la manía besucona; el otro día en el Puerto se dio gusto), y el dilema psicológico de los negritos africanos le pasa factura a pasos agigantados. Con decirte que José David ya tiene preparada la maleta…

Bueno, sean felices y hasta el miércoles. Salvo que me secuestren la publicación. Que ya uno no sabe si la justicia protege o te deja con los calzoncillos al aire.

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