martes, 6 de octubre de 2009

Acto democrático


Hoy, 6 de octubre de 2009, a eso de la una y pico, minuto arriba, minuto abajo (como en una crónica deportiva que señalaba el número de espectadores en determinado partido de fútbol: 99, aproximadamente, manda huevos revueltos), se produjo el cambio de bastón en El Penitente. No estuve allí, porque el calufo me puede. Pero percibí perlas literarias dignas de ser enmarcadas y que me niego a reproducir. Porque cuando oigo lo de ‘la intolerancia de los intransigentes’, le doy la vuelta a la tortilla y me digo para mis interiores íntimos de adentro: ¡Chacho, si hace más de 22 años que dejé eso llamado cosa pública! ¿Tenemos lo que nos merecemos? ¡Ah!
Lo de “espúreo” me saca de quicio. El pobre y viejo diccionario está hecho un asquito de tanto manoseo. Pero sigo acudiendo a él. Y me dice que ese vocablo no existe. Que es ‘espurio’: falso, adulterado o no auténtico, del latín spurio (bastardo, ilegítimo).
Cada vez tengo más movimientos peristálticos cuando escucho a las personas dedicadas profesionalmente a la difusión o comunicación de la información. Traduzco: algunos periodistas (?) peripatéticos me revuelven las tripas.
Opinión personal: sentí pena, lástima y vergüenza. El sectarismo en Puerto de la Cruz ha alcanzado cotas alarmantes. Obcecación: ofuscación tenaz y persistente que impide ver la realidad o razonar sobre ella. En el salón de plenos y alrededores debía haber varios centenares de realidades.
Y moraleja (o consejo gratuito): échense un higo de pico y... ¡hasta más ver!

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