viernes, 19 de febrero de 2010

Vejentud


Debo confesarles un secreto: las tres últimas entradas (excepción hecha del paréntesis de ayer), a saber, viernes 12, domingo 14 y martes 16, se hicieron desde Costa Ballena, en Rota (Cádiz), en un ordenador con el que no me entendía muy bien, mejor, nada bien. La razón: realizar mi primer viaje con Mundo Senior. ¿Entiendes ahora el titular, no? ¡Ah!, Costa Ballena es una enorme y preciosa urbanización. Allí se ubica el Hotel Colón. Un cuatro estrellas bastante coqueto. Y ahí estaba yo. Bueno, y mi mujer. Y un montón de viejos más. Algunos, viejos de verdad. Pero enteros. Y cómo comen. A pensión completa. Unas hartadas de campeonato, de las que hacen época. De las que marcan… barriga.
Ahora, a la vuelta, una reflexión ante ‘mi’ ordenador. El pobre, apenas resistió unos minutos para ser nuevamente ‘maltratado’.
Uno, que se dedica permanentemente a observar, escucha las quejas de algunos. Por ejemplo en la guagua que te traslada del aeropuerto de Sevilla al hotel o viceversa. Ya se sabe, la guagua es buen lugar para el desahogo (verbal). Y no las entiende (las quejas). Porque si la juventud es rebelde, contestataria, enemiga del poder establecido, esta vejentud no quiere quedarse atrás.
Mira tú, decía la señora bien avanzada (en años) y experimentada en unos mil viajes del Imserso y unos quinientos de los que antes realizaban los ayuntamientos y cabildos, con estos horarios de vuelos, nos han quitado dos almuerzos. Y luego dicen que son ocho días. Eso, a la ida. Porque a la vuelta, la susodicha espetaba que las toallas todos los días al suelo, porque, si no, no te traen limpias. ¡La madre del cordero!, refunfuñaba yo mismo. Chacha, ¿y tú cambias en casa las toallas todos los días?
Vamos a ver: viaje de jueves a jueves, 160,40 euros por persona, avión Tenerife Norte a Sevilla, traslado en guagua (nuevita tú) desde Sevilla a Rota, alojamiento en el hotel que ya te indiqué: siete desayunos, siete cenas y seis almuerzos (una botella de agua y otra de vino por cada pareja), guagua de vuelta a Sevilla y vuelo de regreso. Haz las cuentas que quieras y estarás conmigo en que es barato. Lo vires p´a donde lo vires.
Sí, retorné algo más coloradito. Y no de las lluvias pertinentes habidas en Cádiz y resto de Andalucía. La zona de Las Pachecas en Jerez parecía un embalse. ¿Cuánto subí? Bueno, he iniciado un período de ‘dieta’ con el que pretendo volver a verme las puntas de los dedos de los pies cuando baje la vista hacia el suelo. En estos momentos, cierta protuberancia (no, no es eso, ojalá) me lo impide.
Tampoco comprendo estas quejas si luego se apuntan a todas las excursiones que les ofrecen (bastante saladas, tú). La parienta y yo sólo fuimos a Doñana y luego alquilamos un fotingo. Cuando lleguemos a esa tercera edad, ya veremos. Por ahora, vamos por libre.
Ahí te inserto dos fotos: unos flamencos en Doñana (el zoom no me dio para más) y un ocaso en Costa Ballena (siento debilidad por los atardeceres): imprimen paz, sosiego, consenso… y eso en la actualidad…

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