Con algo de retraso –demando las pertinentes disculpas– quisiera dedicar unas líneas a una Orden (5 de marzo de 2010) de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, publicada en el BOC número 52 (16 de marzo de 2010), por la que se convocan subvenciones destinadas al fomento de sistemas de producción de razas ganaderas autóctonas. La ejecución de las actividades a realizar en esta línea de actuación se ajustarán a las disposiciones del Tratado de la Unión Europea y de los actos derivados en virtud de éste, así como las políticas y acciones comunitarias, en concreto las relativas a la competencia, a la protección y mejora del medio ambiente, a la eliminación de desigualdades y al fomento de la igualdad entre hombres y mujeres.
Cuando llegué a esta parte de la lectura –lo de la igualdad entre hombres y mujeres–, me dije que la manía que nos ha entrado ya se pasa de castaño oscuro. Porque estimo que estamos mezclando demasiadas cosas. A no ser que este descafeinado nacionalismo que nos ha correspondido sufrir –con la aquiescencia de los populares de Soria, que no de Pérez Camacho–, pretenda elevar de categoría a los cochinos negros, elementos claramente sujetos a este tipo de subvenciones, y colocarlos a dedo en cualquier puesto de responsabilidad. No te extrañe, pues la Audiencia de Cuentas ha vuelto a insistir en su informe anual que se continúa detectando, cada vez más, las contrataciones ‘digitales’. A lo que yo añado que no hace falta ser un lince sin pertenecer al órgano auditor precitado, pues basta con leer cada día el Boletín Oficial para comprobarlo. Si de algo puede presumir el BOC es de las resoluciones para cubrir puestos de libre designación y de las disposiciones para corregir errores de otras anteriores.
Destinaremos 214.000 euros para el fomento de las razas propias del Archipiélago que se encuentren en peligro de extinción. Es decir, para este ganado, algo más de 35 millones de pesetas. Para los caprichos televisivos autonómicos, casi 600 millones (de pesetas). Si yo fuera, mero ejemplo, cochino negro (aún soy lechón), estaría ‘encochinado’ perdido. Y con razón.
Hay, obviamente, unos requisitos a cumplir: conservación y mejora del medio ambiente y el entorno natural, conservación y mejora de la raza ganadera autóctona explotada, adecuadas condiciones de higiene y bienestar animal, una sanidad animal adecuada, y una alimentación del ganado fundamentada en recursos naturales.
Ahora entiendo el porqué hubo una expropiación para ampliar la sede del Parlamento. Que fue una chapuza jurídica que tuvimos que pagar todos los canarios (cochinos o no) merced al brillante asesoramiento del hoy consejero de la Presidencia , José Miguel Ruano. Al que, como premio, se le ha paseado por diferentes puestos de responsabilidad en este dornajo que da de comer a mucho bicho viviente. Incluidas las polillas. Amén del resto de parásitos.
Como de cochinos sabemos bastante en este pueblo (ahí está el ejemplo de Icod el Alto, paradigma en este sector ganadero), cuestión sería de que se pudieran acoger a esta convocatoria los pobres animalillos que se hallan encerrados (vete a saber en qué condiciones de salubridad e higiene), enclaustrados en las raposas y asomando sus cabecitas, demandando la teta de la desvalijada cochina, a la espera de que Cabildo y Ayuntamiento se pongan de acuerdo para encontrarle una ubicación al monumento al cochinero.
La ayuda será de 100 euros por Unidad Ganadera Mayor (UGM) de animal reproductor reconocido como perteneciente a raza autóctona de fomento y de 130 euros por UGM de animal reproductor reconocido como perteneciente a raza autóctona de protección especial. Me temo que los lechones que transporta el mulo de Paco (ver entrada de 19 de marzo próximo pasado) no alcanzan la categoría de UGM. No lo tengo tan claro con respecto a otras eminencias faunísticas que abundan más allá de los linderos de las explotaciones ganaderas. Porque existen otros espacios en los que las condiciones de higiene y, sobre todo, bienestar animal, mucho y abundante, son las adecuadas para la reproducción. Como hongos, tú.
Perdona que no pueda ser más explícito, pero los animales somos más pragmáticos que retóricos. Así nos va. Tenemos que aprender a ser políticos. Hasta mañana.
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