domingo, 4 de abril de 2010

Reducciones


Nuestro estimado, y nunca bien ponderado, vicepresidente del Gobierno de Canarias, don José Manuel Soria López, ha reconocido que se produce demasiada duplicidad en las competencias, por lo que aboga a que se reduzcan las de la Comunidad Autónoma en favor de los cabildos insulares. Y como él cree que con educación, sanidad, vivienda y poco más es trabajo suficiente (seis consejerías bastarían), al no atisbar mención al turismo deduzco que tal menester debe corresponder a los ‘ayuntamientos del las islas’, a saber, los cabildos. Por lo que intuyo los primeros indicios para curarse en salud cuando deba ‘despedir’ a Rita. Porque cuando Melchior se ponga bravo otra vez, agárrate que viene curvas. Lo malo es que el señor Soria siempre propone, pero nunca dispone. El está bien acomodado y si otro no da el primer paso…
Hay que disminuir los gastos en personal de confianza. Sí, señor, hay que. No es de recibo que mientras las empresas se cierren por la crisis, la Administración siga derrochando. Y renunciaría (condicional) al coche oficial. Eso supondría dos más para el paro, Sr. Soria, el coche y el chófer. Piénselo bien. ¿Va a coger la guagua? Si presume de que antes iba a trabajar en su coche, ¿por qué no lo siguió haciendo con posterioridad a su múltiples empleos políticos? ¡Ah!, si otro lo propone…
¿Qué hacemos editando libros en las consejerías?, se pregunta. Todo está ya en la Red, y es gratis. Pues mire usted por donde, me ha dado otra idea que la traslado en forma, asimismo, de pregunta: ¿qué hace tanta gente en Fitur o en la ITB repartiendo folletos y carteles?, ¿a qué va tanta gente, incluido los de arriba, a la inauguración? Agarren un ordenador y ya está. Si lo hace hasta un negado como yo, y ya saco el billete para La Gomera a través de Internet. ¡Ah!, pero todavía nadie ha dado el primer paso y José Manuel…
No le discuto que incluso pueda yo pensar que son buenas sus intenciones. Quisiera creerle. Pero sus andanzas no van, precisamente, en esa dirección que nos recomienda. No, qué va, no lo estoy llamando mentiroso, pero cínico al menos, sí. Nosotros debemos ir por la vía de servicio mientras su señoría se mueve por autopista de peaje. Y el canon se lo pagamos nosotros. Como hicimos con su famosa banderita en Las Palmas. Como estamos haciendo con la policía autonómica (¿se acuerda cuando estaba en contra?), con las inyecciones millonarias en la tele y radio autonómicas, con las indemnizaciones para abonar un sinfín de montañas que tenemos por ahí a medio explotar…
Debe desaparecer la mitad de las empresas que han inventado ustedes, dice. Pero, de verdad, ¿lo manifiesta seriamente o se está quedando con nosotros? ¿Cree usted a pie juntillas que los canarios somos imbéciles redomados? Me refiero, obviamente, a los que no tenemos tareas políticas encomendadas. Ya sabe, los de la casta inferior, la plebe. Dígale al consejero encargado de destruir empleos que usted solito pienso incrementar la lista con miles y miles cargos de confianza, miles y miles de enchufados en cientos de empresas nacidas al socaire de la papa suave. Dígaselo usted porque a mí me da la risa…
Declaraciones del bien quedar que jamás se corresponden con la práctica cotidiana. Bien dados que somos, como manifesté días atrás, al autobombo, a la propaganda facilona. Su entrevista es un fiel ejemplo. El reportaje de un día en la vida del presidente, emitido días pasados, tres cuartos de lo mismo. Las reediciones de los pactos santacruceros, me lo expliquen…
Por último, dígale a Rajoy que cada lunes haga la ejecutiva nacional por videoconferencia o chateando. Su puesto –en el avión– podría ser ocupado por algún necesitado. Y nos ahorraríamos el coche oficial hasta el aeropuerto, y el taxi en Madrid, y las comidas, y las dietas, y…
Hasta mañana.

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